Una raza de población algo reducida, habitantes originales de las tierras cálidas del este. Inicialmente se trataba de un pueblo nómada, que se desplazaba por todos los hostiles territorios de la zona de Bercanum, pero acabaron instalándose y asentándose. Su nombre puede provenir de el nombre compuesto antiguo "In-is" (En los/ las) "Fug´e" (Fuegos/ Llamas), lo que vino a ser traducido como "En las llamas" y acabó derivando y uniéndose en "Ínfugo"
Son seres de cuerpos estilizados, dotados de una gran resistencia natural, especialmente al calor. La mayoría acostumbran a ser de rasgos delícados, pero dotados de una extraña belleza salvaje, lo que se acrecenta por su piel morena o broncínea y sus cabellos y ojos rojos como las llamas que llevan en su ser. Tienen una gran cantidad de magia latente, que, al ser liberada, da lugar a un aumento de la temperatura en la zona. En este estado, su cabello suele tomar un brillo anaranjado, incrementando así su ardiente sensación.
Son un pueblo originariamente guerrero y orgulloso, por lo que suelen tomarse muy a pecho las afrentas al honor personal. Esto también hace que acostumbren a ser rencorosos y a no perdonar una ofensa hasta haberla saldado con un castigo equivalente. También quedan comunidades con un gran sentido de unión y de organización tribal, aunque se han visto reducidas con el tiempo a una muy pequeña parte.
Practicamente toda la población existente habita en las tierras de Bercanum, o bien establecida, o bien continuando con la vida nómada. Cerca del gran mar de arena, hay una población importante exclusivamente compuesta por ínfugos.
Son uno de los pueblos más dotados para la magia, especialmente para el control del destructivo fuego. A pesar de ser de población reducida, constituyen una importante parte de los magos innatos.