Misión: "El duelista"

El acero chocó por un instante, para luego impactar brutalmente, con su lateral, sin ningún filo, en el cuello de su rival. El enorme hombre, de no menos que dos metros, cubierto de cicatrices se desplomó al instante, entre espumarajos, quedando inconsciente sobre la dura roca que coronaba el mar. A lo lejos, el Sol comenzaba a ocultarse, dando lugar a la luz del atardecer, anaranjado, y pronto roja como si el Sol estuviera en sus últimas horas de vida.

Mientras el otro caía, el hombre más bajo, de poco más de metro setenta, cubierto su brazo izquierdo por una capa verdosa, levantó su hoja, en la mano diestra, haciendo que esta resplandeciera como fuego vivo bajo aquella luz. Los acerados ojos miraron al caido con menosprecio, mientras una ácida media sonrisa acudía a los labios, rematados por el puntiagudo bigote.

Otro combate insulso. ¿Mas nadie hay aquí que pueda ofrecerme un buen duelo? Mi hoja busca el ánimo de la justa, y no encuentro más que atajo de malandrines en estas tierras -Murmuraba, con voz ronca y grave, y con acento extraño, que pocos en las tierras conocidas habían oido. A continuación, se giró hacía la entrada de la cala a tierra firme, y al espeso bosque, esperando la aparición de otro retador.

¡Mas bellacos, un duelo estoy esperando! ¡Apareced y dejad que la emoción del justo duelo se apodere de mí! ¿No hay digno combatiente que pueda hacer que el sudor vuelva a perlar mi piel? ¡Hace tiempo que busco a alguien capaz! -Grito a la nada del bosque, mientras el mar embravecido golpeaba las rocas más bajas a su espalda. El ansia de un gran combate se apoderaba de él, que golpeaba a un enemigo invisible con duros y veloces golpes de estoque, mientras aún aguardaba la llegada de alguien que se enfrentara en igualdad a sus fuerzas. Ojalá alguien competente hubiera leido la nota que se vió obligado a dejar en aquel lugar.

¿Pues si no parece que al fin alguien llega? -Murmuró de nuevo, girándose hacia la espesura del bosque y observando a aquel que acababa de aparecer.
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OFF: Bien, obviamente, aquel que acaba de aparecer es el retador, es decir, el que ha aceptado la misión. Es un enemigo duro y bastante fuerte, pero no temais puesto que solo debeis combatir un tiempo con él y reducirle algo de sus Pv o Pr. Lo principal es aguantar para ofrecerle un buen combate.

Franchesco Lies, El duelista.
Pv: 2000 / 2000
Pr: 200 / 200
Pm: 75 / 75

Descripción detallada ->aquí

Habilidades: 3/5

Espíritu de duelo: A medida que el combate va desarrollandose, sus características van aumentando. Así, comienza con un penalizador de -2 a las acciones, y cada dos turnos este se incrementa en 1.

El corazón del acero:
Un potente golpe con el lateral del estoque. A pesar de que no tiene un incremento de daño notable (+10), es capaz de atravesar la defensa oponente, e incluso provocarle diversos estados alterados si golpea en un punto crítico. [10 Pr]

Cruz de gloria:
Un combo con una sola arma. Utilizando la afilada punta del estoque, cargada de algo de poder mágico, el usuario traza un corte cruciforme a velocidades sorprendentes, que se condensa en forma de una cruz lumínica cortante. Provoca 200 puntos de daño, así como 50 adicionales por la magia de luz cargada. Si se toca el estoque con las manos desnudas, el objetivo recibirá 20 puntos de daño. Necesita de recitar un conjuro, aunque a cambio, puede mantenerse en espera durante un máximo de 3 turnos desde que se pronuncie la última palabra de este, y liberarse pronunciando el nombre del hechizo.
[15 Pr] [10 Pm]

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