Sentada sobre la hierva.

Hacía días que no veía a ninguno de mi especie.
El campo estaba bastante abandonado y ya no sabía que hacer más, irme o quedarme.
Me tumbé boca abajo sobre las flores que crecían en el campo y miré el cielo; El cielo nunca estaba solo.
Siempre tenía compañia, por el día estaban el sol junto a las blancas nubes y por la noche le acompañaba la luna y las brillantes estrellas.

Me aburría tanto, que ya no era divertido trabajar en la granja.
Hacía buen día y estaba tan comoda que no quería moverme.
Los rayos de sol eran tan cálidos que no molestaban y hacía un día más que perfecto.
Agache las orejas y poco a poco los ojos se me cerraban asta que me quedé dormida.

Llegué a Lastong, este lugar me gustaba mucho. Se respiraba una paz, una tranquilidad y la belleza de sus paisajes eran geniales. Llegué por la mañana, con un buen sol en el cielo y una brisa estupenda. Aterricé en un campo, lleno de flores y buenos olores. Oculté mis alas, esperando que nadie me hubiese visto y empecé allí a caminar.

Segundos despues de emprender mi caminata, vi a una chica tumbada en medio del campo, era una chica neko, a juzgar por las orejas y la cola. Pero eso me daba igual y, me percaté que estaba durmiendo, o eso, o estaba algo pensativa, pues tenia los ojos cerrados y estaba completamente tumbada en el suelo.

Me acerqué un poco para comprobar si era cierto que estaba dormida, o si le pasaba algo.

Note como si alguien se acercaba a mi. Del susp¡to me desperte y vi a un chico. Lo mire de arriba abajo, no era neko asi que no desperte mucho interes por el. Me lebante de la hierva y le mire.

-Etto...Hola...-Dije sin saber que decir.- ¿Se puede saber quien eres?

A primera vista parecia un humano, pero las apariencias engañaban. Podría ser un vampiro, y no enseñar sus colmillos. O un ángel, y no mostrar sus alas.

La chica despertó, algo sorprendida, se me quitó un peso de encima al saber que estaba durmiendo y no muer... Bueno. La chica se levantó y me empezó a observar, despues me hizo la típica pregunta:

-Mi nombre es Fénix y pido disculpas si le e molestado, señorita.

Nunca habia visto a una neko, bueno, si que los habia visto en el orfanato del que crecí, pero no tan de cerca. A las razas nos separaban por los tipos de razas, cosa que en todo momento odié.

Se llamaba Fenix. Se disculpo por si me habia molestado, pero no me molesto en absoluto. Dije que no con la cabeza y sonrei.

-No me molestaste. Y, por cierto... ¿De que raza eres?-Le pregunte.

Era una pregunta tonta, pero era solo para dar un poco de conversacion y no quedarnos callados. Me ponia nerviosa que se este mucho en silencio, seria como si no encajaramos como amigos.

La chica fue de lo más directa, me preguntó de qué raza era. Yo no tenia que ocultar nada, asi que le contesté a su pregunta:

-Soy un ángel, aun que ahora mismo no lo aparento.

Desplegué mis alas blancas, que salieron de mi espalda mágicamente. El lugar se iluminó mucho más, como si un aura pura y celestial rodeara la zona. Algunas plumas se quitaron de mis alas, por la brisa que soplaba. Las plumas revolotearon al rededor de nosotros y yo a la chica le pregunté:

-Tu eres una neko ¿Cierto? No creo que seas un licántropo o un vampiro.

El chico era un angel, desplego sus alas blancas. Un aura llena de luz y muy brillante nos rodeo. Algunas plumas se desplegaron de sus alas y salieron volando. Pregunto que si era Neko, se veia muy claro.

-Si, si que lo soy.-Le respondi.-Soy Shion, siento no haberme presentado antes...


Me acorde de que no me presente, que cabeza la mia.

La chica se presentó, yo, como buen caballero, tambien debia hacerlo. La di la mano y dije, con voz feliz:

-Mi nombre es Fénix, un placer Shion.

Me recordé de que estaba tumbada en la hierba, es algo raro, pero si queria descansar no lo era tanto, le pregunté por ello, para sacar un tema de conversación.

-Me gustaria hacerte una pregunta ¿Por qué estabas tumbada en la hierba? ¿Estabas herida?