La gran perdida. [Privado]

[Off: Rubi y Marcus son mis pjs, por lo que para evitar rolear con migo mismo, prefiero poner en un post conjunto lo que ocurre con ambos, (Por lo menos mientras estén juntos y no sea en combate))]


[Marcus]

"Marcus" había salido temprano de su hogar, no había dormido mucho, pues los nervios y la fuerte necesidad de su cuerpo por moverse, le hicieron alejarse de la ciudad cuando todavía todos estaban durmiendo, para darse una vuelta y conocer los alrededores. Ya llevaba varias horas de camino, en las cuales había conseguido conocer gran parte del bosque que rodeaban la ciudad, por lo menos la parte norte de esta ya no le seria desconocida. Ya seguro estarían todos los habitantes despiertos, pero aun no tenia intención de volver, por lo menos hasta haber explorado un poco mas de aquella gran extensión de plantas y arboles. Estaba usando la nueva ropa que le habían proporcionado, era bastante cómoda, de mangas cortas, al igual que los pantalones, lo que le daba bastante movilidad, algo que Siete hacia que se sintiese mas seguro, ya que si se topase con alguna fiera, no tendría problemas para hacerle frente. Aunque le extrañaba el no haberse encontrado ninguna todavía. También le habían dado un cinto para poder guardar su arma, la cual colgaba de su cintura preparada para ser desenvainada en cualquier momento.

Tras haber recorrido durante una hora mas aquella zona del bosque, un fuerte grito lo sorprendió, sonaba como los sollozos de una niña, y si no se equivocaba, se encontraba cerca de donde provenían. Empezó a seguir los gritos a la máxima velocidad que le permitían sus piernas, tenia un mal presentimiento de lo que podría estar ocurriendo ¿Alguna fiera estará atacando a una niña desamparada? No podía permitirse que una simple niña pudiera ser atacada por alguna fiera hambrienta. Debía darse prisa.

Tras un angustiosos minuto de carrera, atravesando una zona del bosque aun desconocida para el evitando ramas y arbustos, a la par de que en varias ocasiones estuvo a punto de torcerse un pié al pisar algunas raíces salientes o agujeros ocultos por el follaje. Ya se encontraba cerca de los gemidos, por lo que sin demora, desenvainó su cuchillo, a la espera de tener que lanzarse sobre el lomo de la fiera que estuviese asustando a la cría, pero cual fue su sorpresa, que cuando llegó pudo apreciar que no era una simple bestia... y que la niña no lloraba porque esta fuese a comérsela. El páramo que observaba era desolador, un hombre colgaba del tronco de un árbol, aunque al fijarse mejor, pudo apreciar que este no era solo un árbol, sino una casa arbolada, como las de la ciudad. Colgaba clavado de este por una lanza, la cual le atravesaba el pecho. Cuando miró a la cría, pudo ver otro cadáver, era el de una mujer, y por lo que podía oír de la niña, esta era su madre.

Siete estaba impactado por la crueldad de aquella escena ¿Que había ocurrido? Sus respuestas fueron respondidas, cuando del interior de la casa, vio aparecer a [(Off: Editado de cuatro a tres)] tres hombres ataviados de negro y con armas... las cuales tenían el filo rojo, por la sangre de aquellos inocentes. Siete,observó como el que parecía el jefe del grupo, se acercaba a la niña con el arma en ristre, seguramente para acabar su cometido. No podía permitir una acción tan cruel, aquellos monstruos debían morir, y era algo que tenia muy claro, debía vengar la vida de aquellos a los que había jurado proteger, puesto que aquella casa, aun apartada de la ciudad, seguía estando en los dominios de Lereida, y con ello, bajo la protección de la guardia.

-¡Vosotros! ¡Alto hay! ¡¿Que estáis pensando hacer?!- su voz brusca y tronadora, apartó la mirada de aquellos asesinos de la cría, haciendo que se quedasen fijas en el. Parecían sorprendidos por la aparición repentina de "Marcus" Quien con la mirada cargada de furia, se encontraba a menos de 10 metros de ellos, con el arma firmemente agarrada con su mano derecha, un poco inclinada hacia si, mientras su cuerpo se acomodaba a una posición de combate que le permitiese lanzarse en carrera contra ellos por si intentaban algo extraño. Se encontraba en una clara ventaja en cuanto a la sorpresa que estos se hubiesen llevado, y lo mas seguro era que si intentaban hacer algún movimiento, el se lanzaría al ataque sin el mas mínimo ápice de miedo. - Si queréis matar a alguien... intentadlo con migo - Dijo mientras aun mantenía la mirada fija en aquellos demonios de vestimentas negras.


[Rubi]

[Off: esto ocurre tras lo que viene en la historia de Rubi]

... un gran hombre, armado con un cuchillo. Era alto, de fuertes y tensos músculos, los cuales espantarían con su sola presencia al mas común de los villanos, pero estos eran distintos, no habían huido, aunque podía ser achacado al hecho de que estaban bastante sorprendidos por la aparición de aquel individuo -"¿Qui... quien es?"- Se decía Rubi a si misma, mientras los asesinos de sus padres se alejaban un poco de ella, causa de haber cambiado su objetivo. - "¿Será... o... otro hombre malo?" - estaba muerta de miedo, las lagrimas no paraban de manar y sus padres no respondían a sus gritos. Era demasiado para aquella pequeña niña, la cual volvió de nuevo su rostro contra al pecho de su madre -¡No quiero que me dejes... mama! - Gritaba mientras daba golpes sobre este, en un intento desesperado por traerla de vuelta con ella. Su madre y su padre eran lo único que tenia, no quería perder a los dos seres mas queridos de su vida, a la vez y de una forma tan cruel.

Los tres hombres se giraron en cuanto el otro lanzó su grito y empuño el arma, pero no dijeron nada, simplemente se prepararon para reacciones ante la provocación. Centraron toda su atención en este, dado que la chica estaba demasiado alterada, casi en shock y dudaban que pudiera escapar y, aunque así fuera, no tendrían más que perseguirla.

El primero en caminar hacía el llevaba una espada corta, rojo su filo y goteando sangre, que se deslizaba casi hasta la empuñadura. La capa ondeó mientras caminaba hacía Siete. El segundo le bordeó por la izquierda, empuñando un par de dagas, cortas pero afiladas. El tercero usaba algo similar a una vara de combate, casi tan alta como él, pero con un filo curvo en la punta. Los tres iban encapuchados y el guardia no pudo distinguir sus rostros.

El de la espada corta se acercó confiado, usando toda la velocidad de la que disponía, tratando de ensartar al hombre en una potente estocada dirigida al estómago. Los otros dos no se movieron, pero seguramente esperaban el momento perfecto para atacar.

Mientras corría, la capucha se deslizó, dejando ver a un hombre de pelo oscuro, recogido en coleta y con una expresión fría y mecánica en los ojos. Avanzaba como una máquina, una vez fijado su objetivo, no cejaría en su empeño. Antes de que la estocada alcanzara al hombre, frenó en seco y giró sobre su cuerpo, lanzando una potente patada circular con la intención de sorprender a Siete y burlar sus reflejos.

Mientras la patada se dirigía a su destino, el de las dagas también comenzó a correr, tratando de atrapar al soldado por el lado libre, en un movimiento en pinza, con un potente corte en cruz.

El último de ellos vigilaba a la niña, pero a la vez se fijaba en Marcus, dispuesto a actuar en cualquier caso. Curiosamente, ninguna de aquellas máquinas de muerte dijo nada ni emitió sonido alguno.
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Marcus:

Pv: 1180
Pr: 91
Pm: 43

Rubi:

Pv: 900
Pr: 70
Pm: 55

Asesino-Espada corta:

Pv: 150 / 150
Pr: 30 / 30

[¿¿??] [Se desvelará cuando se use]

Asesino-Dagas:

Pv: 100 / 100
Pr: 25 / 25

[¿¿??] [Se desvelará cuando se use]

Asesino-Vara de combate

Pv: 150 / 150
Pr: 30 / 30

[¿¿??] [Se desvelará cuando se use]

Habilidad colectiva: Precisión Maquinal:
Están entrenados para matar. No importa lo que suceda, ni perder un miembro, ni el dolor, ni el que uno de sus compañeros caiga los frenará a la hora de cumplir su objetivo.

Asesino:
Hombres especializados en el arte del asesinato. Sus ropas oscuras ocultan el centelleo de sus armas, que presagian la muerte de sus objetivos. Su entrenamiento metódico y a los límites de lo humano los convierte en máquinas de sangre helada. Se tratan de miembros del grupo comunes.

[Marcus]

La niña le miró, y pudo apreciar su tristeza. Tenia los ojos enrojecidos por las lagrimas, las cuales le cubrían las mejillas, para luego, acabar goteando sobre su madre, la cual, permanecía tumbada y en silencio sobre el suelo, casi como si durmiera. Aquello despertó algo en el interior de Siete, una inmensa furia se había apoderado de el, a la vez que una fuerte necesidad de matar le llenaba hasta la ultima partícula de sus ser. Lo habían enfurecido... ya no tenían escapatoria.

Cada uno tenia un arma bien distinta del anterior, uno una espada corta manchada de sangre, otro dos afiladas dagas, y el ultimo, un bastón de combate. Estos empezaron acercarse a el poco a poco, rodeando le. El de la espada corta era el mas confiado, pero sobre todo e mas imprudente. Se lanzó contra el a toda velocidad, dispuesto a ensartarlo con su arma, algo a lo que Siete, pareció no haberle inmutado en absoluto, permanecía en aquella posición de combate a la espera, de que aquel demonio de negro se acercase lo suficiente. En un principió había optado por lanzarse contra el, pero algo se lo impedía,tenia la misma sensación que cuando hablaba con el jefe de la ciudad, cuando por sus labios salieron tantas palabras seguidas sin miedo alguno, como si aquello lo hubiera estado haciendo desde que nació.

Mientras el de la espada corría hacia el, se percató de que el de las dagas también había empezado a correr en su dirección, con la intención de cortarlo en cruz por la posición de sus dagas.

El de la espada había mostrado su rostro a mitad de la carrera, aunque Marcus no lo reconoció, y no fue algo que le importase demasiado.

Cuando el de la espada corta se encontraba a menos de un metro de el, Siete hizo su movimiento, mientras cambiaba su cuchillo de mano se hecho hacia la izquierda mientras se volteaba. Tenia la intención de dejar pasar la estocada, y de un rápido movimiento desarmar a su oponente, pero cual fue su sorpresa, que cuando preparaba los músculos de sus brazos para atrapar las muñecas del asesino, lo que le venia no era una hoja, sino una patada a la altura del pecho -"No es lo que esperaba... pero no es tan diferente" -Se dijo mientras que colocaba su mano derecha a la espera de bloquear la patada aferrándola con sus fuertes dedos , mientras que su mano izquierda se alzaba por encima de la cabeza, con la punta hacia abajo. La colocó de forma, de que el impacto fuese amortiguado por los músculos de su brazo, como si fuera un resorte, mientras que sus dedos como tenazas, se enroscarían en torno al tobillo impidiéndole moverla, pero no terminaría hay, antes de que el asesino pudiese reaccionar, "Marcus" le asestaría una fuerte cuchillada en la rodilla de este, utilizando toda la fuerza de la que disponía, quería cortar la pierna en dos, haciendo que su cuchillo lo atravesara por la articulación cortando todos los tendones y separando ambos huesos.

Nada mas destrozarle la rodilla y aprovechando el dolor que este sufriría, agarraría al maldito por la ropa, y lo lanzaría con todas sus fuerzas contra su compañero de las dagas, esperando que con ello, acabasen ambos en el suelo. Y para acabar, en cuanto los viese caer al suelo, antes de darles posibilidades para levantarse, les apuñalaría con su cuchillo, a los dos, empezando por el de las dagas, ya que este tendría dificultades para moverse con el peso de su compañero encima. Ademas de que era el mas peligroso de los dos en aquel momento.

Off: Rubi sigue llorando, no se percata de lo que está ocurriendo a su alrededor.

La patada se dirigió a Marcus con toda la potencia de la que disponía el asesino. Siete trató de detenerla con todas sus fuerzas y lo logró, aunque no con total eficacia. La patada fue detenida, pero logró golpearle en el costado (Exito parcial 40 daños)

A continuación, trató de seccionar la pierna con su cuchillo. Logró clavarlo y hacer un doloroso corte que sangraba profusamente, casi cortando la mitad, aunque no cumplió totalmente su objetivo (Éxito parcial 70 daños) (Hemorragia) (Dolor). El dolor sufrido por el asesino fue demasiado como para lograr resistirse al lanzamiento. (Éxito automático)

El hombre salió despedido contra su compañero, pero en una acción inesperada, este lo detuvo...con sus dagas. Estas atravesaron su pecho, provocándole de inmediato la muerte (Muerte automática). La espada resbaló al suelo, mientras de la boca del asesino manaba la sangre y sus ojos perdían la luz. Aprovechándo el cuerpo, se lo devolvió a Siete de una patada, dirigiendose sobre él con todo su peso muerto, dejando un reguero de sangre, y cayendo al suelo un pequeño frasco de cristal con un líquido naranja, que explotó en una pequeña llama nada más romperse.

Aprovechando el cuerpo que iba contra él y el súbito destello, el asesino de las dagas corrió hacía él, clavando una de sus armas en la espalda del hombre, para apuñalarlo a través, y la otra usando la empuñadura como arma contundente dirigida contra su cabeza, saliendo desde la derecha del cuerpo.

Mientras tanto, el que empuñaba la vara se acercó a Siete un poco, aún lo suficientemente lejos como para no quedar envuelto en el combate, pero listo para actuar si el otro caía.
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Marcus:

Pv: 1140 / 1180
Pr: 91 / 91
Pm: 43 / 43

-3 a reacción por estallido y cuerpo

Rubi:

Pv: 900 / 900
Pr: 70 / 70
Pm: 55 / 55

Asesino-Espada corta:
MUERTO

Aceite deflagrante:
Una ampolla que contiene un aceite que sufre una combustión instantanea al contacto con el aire. Un solo uso, pero produce daños masivos.

Asesino-Dagas:

Pv: 100 / 100
Pr: 25 / 25

[¿¿??] [Se desvelará cuando se use]

Asesino-Vara de combate

Pv: 150 / 150
Pr: 30 / 30

[¿¿??] [Se desvelará cuando se use]

Habilidad colectiva: Precisión Maquinal:
Están entrenados para matar. No importa lo que suceda, ni perder un miembro, ni el dolor, ni el que uno de sus compañeros caiga los frenará a la hora de cumplir su objetivo.

Asesino:
Hombres especializados en el arte del asesinato. Sus ropas oscuras ocultan el centelleo de sus armas, que presagian la muerte de sus objetivos. Su entrenamiento metódico y a los límites de lo humano los convierte en
máquinas de sangre helada. Se tratan de miembros del grupo comunes.

Casi todo había ocurrido tal como lo había planeado, aunque había recibido parte del golpe en su costado, pudo llegar a atrapar la pierna del espadachín, para seguidamente semi-amputársela con su cuchillo. Cuando sacó su arma, se quedó extrañado por la reacción del asesino, no gritaba, se veía que estaba sufriendo un gran dolor, pero no gritaba. Pero fueron apenas unas milésimas, puesto que esté fue lanzado con éxito contra el de las dagas. Aquí ocurrió algo que no esperaba. Su compañero había atravesado con las dagas el pecho del espadachín, no sin querer, puesto que luego se lo lanzó de una patada en un intento por que ocurriese lo contrario a lo pensado. Entonces, un frasco anaranjado cayó al suelo despidiendo una fuerte explosión, el cual, sorprendió mucho mas a Siete, quien tras esto, solo se le ocurrió agacharse casi por completo mientras con un impulso hacia delante, lanzaba una estocada al pecho del difunto que se él echaba encima, estaba completamente concentrado en acertar en su objetivo, ni siquiera se percató, de que su arma, había cuadriplicado su longitud total.

[Off: Mientras hace eso, el arma cambia a su versión plegada, sin que "Marcus" se percatase de ello]


[Rubi]

el olor de la sangre se había hecho más notable, oyó el sonido de la piel y los tendones siendo cortados por algún objeto afilado. Aunque estuviera completamente entristecida, aquellos sonidos hicieron que su cabeza se voltease, para ver, como el hombre grande al que antes había visto, lanzaba con una impresionante fuerza a uno de los asesinos contra otro. Vio también la sangre brotar de su pierna y en como su amigo le atravesaba el pecho con unas dagas, para que luego una explosión la hiciera volver la cabeza hacia su madre mas asustada que antes. ¿Quién era ese hombre? No parecía ser amigo de aquellos que habían destrozado su vida. - ¿Esta... estará... aquí para... salvarme? - Se decía en voz baja mientras miraba de refilón al soldado que en aquellos momentos, luchaba por salvar su vida de las garras de aquellos monstruos... incluso, si lo miraba de una forma más fría... estaba vengando a sus padres...

Ella en ese momento solo podía continuar llorando, era lo único que podía hacer frente a los cadáveres de sus padres, quería permanecer junto a ellos hasta el fin.

Siete logró agacharse con velocidad, sin embargo, el impulso del cuerpo y la distancia a la que se encontraban, hicieron del alargamiento un problema, puesto que el arma se clavó en el pecho, pero la caja torácica la detuvo, quedando encajada y dificultando sus acciones. Al menos, había conseguido parar el cuerpo, y con él la primera daga. Además, la punta de su espada llegó a rozar el estómago de su rival (Éxito parcial 40 daños)

Sin embargo, no tuvo tanta suerte con la segunda, cuya empuñadura le golpeó en un lateral de la cabeza, cerca de la sien. (Zona crítica: 140 daños) (Ligero mareo temporal) Siete se vió obligado a soltar su arma,que sobresalió por la espalda del cuerpo cuando este chocó el suelo, mientras se tambaleaba inevitablemente unos metros hacía la izquierda, . También el asesino perdió una de sus dagas, que quedó clavada en la espalda del cadáver. (Desarmados)

Un pequeño reguero de sangre manaba de la zona del impacto en su cabeza, y su visión se encontraba ligeramente emborronada, aunque no era nada que le molestara demasiado. Con aquellas pequeñas molestias, vió acercarse de nuevo al hombre que ahora empuñaba una sola daga. Iba con paso decidido y de entre los pliegos de sus ropajes había sacado algo que lanzó contra la cara de Siete. Era otro pequeño frasco, que se abrió por el camino y despidió una sustancia transparente y de olor potente, similar al vinagre [Ponzoña]

Mientras tanto, el último asesino avanzó hacía él, dispuesto a rematarle si el plan de su compañero salía bien. Cerca de Siete, brillaba la espada corta del primero de los asesinos.
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Marcus:

Pv: 1000 / 1180
Pr: 91 / 91
Pm: 43 / 43

-3 a reacción por estallido y cuerpo
-Mareo ligero: -1 a acciones
-Desarmado

Rubi:

Pv: 900 / 900
Pr: 70 / 70
Pm: 55 / 55

Asesino-Espada corta:
MUERTO

Aceite deflagrante:
Una ampolla que contiene un aceite que sufre una combustión instantanea al contacto con el aire. Un solo uso, pero produce daños masivos.

Asesino-Daga:

Pv: 60 / 100
Pr: 25 / 25

-Desarmado (Conserva una de las dagas)
-Hemorragia leve: -10 Pv por turno

Ponzoña:
Se tratan de pequeños frascos de cristal con un cierre frágil, que se rompe al mínimo impulso. Contiene un líquido venenoso al contacto con la piel, y caústico cuando entra en contacto con los ojos. Un solo uso.

Asesino-Vara de combate

Pv: 150 / 150
Pr: 30 / 30

[¿¿??] [Se desvelará cuando se use]

Habilidad colectiva: Precisión Maquinal:
Están entrenados para matar. No importa lo que suceda, ni perder un miembro, ni el dolor, ni el que uno de sus compañeros caiga los frenará a la hora de cumplir su objetivo.

Asesino:
Hombres especializados en el arte del asesinato. Sus ropas oscuras ocultan el centelleo de sus armas, que presagian la muerte de sus objetivos. Su entrenamiento metódico y a los límites de lo humano los convierte en máquinas de sangre helada. Se tratan de miembros del grupo comunes.

[Marcus]

¿Qué había ocurrido? Hacía apenas unos segundos se encontraba de rodillas a la espera de la colisión de su contrario, y ahora, se encontraba tambaleándose a unos metros de donde ahora descansaba el cadáver. Se encontraba con la vista un poco emborronada, pero no era lo suficiente como para dejar de percatarse de todo lo que ocurría a su alrededor. Pudo ver como el asesino de las dagas, se le acercaba decidido, mientras le lanzaba un objeto. Siete, por puro instinto, se arrojó a la derecha para poder esquivar aquello que le fuesen a lanzar. Cuando llegó al suelo, detuvo su caída usando su brazo derecho como resorte, y pudo apreciar, como a menos de un metro de él, se encontraba la espada del primer asesino.

Entonces, con gran rapidez, agarró la espada por el mango con su mano izquierda, para seguidamente, impulsarse con su mano derecha mientras que posicionaba sus piernas de tal modo, que al recuperar el centro de equilibrio, estas se encontrasen flexionadas, y con ello, se impulsaría hacia el lanzando un tajo desde arriba, en un ángulo de 45º hacia abajo, cruzando todo el cuerpo de su rival.


[Rubi]

La batalla seguía presente a sus espaldas, aquellos individuos luchaban ha muerte, y mientras ella, lloraba el destino de sus padres, el cual, andaba ligado a los hombres que a sus espaldas, podían escoger si ella los seguiría, o si la salvarían.

Mientras esta seguía llorando desconsolada sobre su madre, recordó que no era la única persona querida a su alrededor. Desvió su mirada a su padre, quien seguía colgando de la pared del tronco. Una nueva oleada de tristeza la inundó, pero fue entonces, cuando algo la hizo abrir los ojos como platos. Su padre la estaba mirando, no eran los ojos de un muerto, aun seguían con un pequeño ápice de vida, y la estaban observando llenos de una profunda tristeza. También pudo apreciar, como este movía su mano, como indicándole que se acercara. –Pa… padre… -Dijo con los ojos llenos de lagrimas, aunque su naturaleza empezaba a oscilar entre la tristeza y la emoción. –Es… estas vi… vivo… - Se levantó a toda prisa, casi tropieza con el cuerpo de su madre, directa a los pies de su padre. Cuando llegó, abrazó su pierna con fuerza mientras que con un profundo llanto le dijo. -¡Padre! ¡Tengo miedo! ¡No me dejes!- Sus palabras se ahogaron en un nuevo mar de lagrimas y llantos, hasta que la mano de este, le acarició una de sus orejas. Cuando miró hacia arriba, vio como su padre abría y cerraba la boca, parecía querer decir algo.

-Hija… siento… que nos… ¡Aoug! – Una fuerte tos hizo que en vez de palabras, su boca expulsara un chorreón de sangre, la cual le manchó, desde la barbilla hasta la propia herida de la lanza. - … Coff… cof… siento… que nos… tengamos que se… separar… de esta forma… - La mirada de su padre iba perdiéndose poco a poco en la lejanía, estaba dando sus últimos momentos de vida.

-Pa… padre… - La niña lo miraba llena de temor, no quería perderlos, no quería perder a sus padres… pero era lo que estaba ocurriendo.

-Antes… de que… me valla… pro… promete… ¡coff, coff! –Expulsó otra flema de sangre por la boca, dentro de poco ya no podría ni hablar. – que… nunca dejaras… de sonreír… - tras esas últimas palabras, su respiración mitigó, hasta desaparecer, y aquellos ojos que poseían unos minúsculos halitos de vida… se oscurecieron.

La niña, tras haber escuchado aquellas últimas palabras tan incomprensibles por parte de su padre, no pudo sino, romper a llorar de nuevo, mientras que abrazaba con fuerza los pies de su padre.

Nada más ver volar hacía sí aquel frasco, Marcus se apartó, haciendo que el veneno cayese tras él y quedase en el suelo, envolviendo todo con su dañino olor. [Esquiva - Éxito]

Inmediatamente al contactar con el suelo, trató de impulsarse hacía la espada, sin embargo apoyó mal el brazo que usaba como punto de apoyo y apenas pudo rozarla, y como la sangre de los padres de la chica había alcanzado la empuñadura, resbaló más allá de él. [Fallo]

Sin embargo, esto no detuvo al hombre, que se levantó como pudo y dirigió un potente gancho al asesino, que no pudo reaccionar a tiempo. Entre la fuerza del ascenso y la guardia baja, notó como, a golpear cerca del estómago, varios huesos crujían. El asesino abrió los ojos como platos, mientras escupía algo de sangre, y se desplomó, inconsciente. Una victoria para Marcus, que además había logrado dejar con vida, al menos de momento, al asesino, cuya arma cayóa sus pies.
[Éxito - Plus - 100 daños]

Y sin embargo, el tiempo para descansar brilló por su ausencia, puesto que en cuanto su compañero se dirigía al suelo, el de la vara aprovechó el pequeño paréntesis temporal que Marcus sufriría hasta estar totalmente en pie para dirigir un corte con el filo de su arma, directo hacía el costado.

También la capucha del hombre cayó por el impulso, mostrando ese mismo rostro inexpresivo que compartía con el otro hombre cuya cara Marcus lograra ver. Y también pudo notar un rasgo curioso, y es que a pesar de que su boca estaba abierta en actitudd de emitir un grito, apenas salió un sonido ahogado.
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Marcus:

Pv: 1000 / 1180
Pr: 91 / 91
Pm: 43 / 43

-3 a reacción por estallido y cuerpo
-Mareo ligero: -1 a acciones
-Desarmado
-Sorprendido: -2 a reacción

Rubi:

Pv: 900 / 900
Pr: 70 / 70
Pm: 55 / 55

Asesino-Espada corta:
MUERTO

Aceite deflagrante:
Una ampolla que contiene un aceite que sufre una combustión instantánea al contacto con el aire. Un solo uso, pero produce daños masivos.

Asesino Moribundo-Daga: 5

Moribundo: Cuenta regresiva de 5 turnos. Si no recibe atención, morirá.

Ponzoña:
Se tratan de pequeños frascos de cristal con un cierre frágil, que se rompe al mínimo impulso. Contiene un líquido venenoso al contacto con la piel, y caústico cuando entra en contacto con los ojos. Un solo uso.

Asesino-Vara de combate

Pv: 150 / 150
Pr: 30 / 30

[¿¿??] [Se desvelará cuando se use]

Habilidad colectiva: Precisión Maquinal:
Están entrenados para matar. No importa lo que suceda, ni perder un miembro, ni el dolor, ni el que uno de sus compañeros caiga los frenará a la hora de cumplir su objetivo.

Asesino:
Hombres especializados en el arte del asesinato. Sus ropas oscuras ocultan el centelleo de sus armas, que presagian la muerte de sus objetivos. Su entrenamiento metódico y a los límites de lo humano los convierte en
máquinas de sangre helada. Se tratan de miembros del grupo comunes.

[Marcus]

Pudo sentir los huesos del asesino rompiéndose tras el impacto de su puño, una placentera sensación le recorrió todo su cuerpo, cuando vio como este se desplomaba inconsciente en el suelo con los ojos abiertos como platos. Pero esta sensación, no pudo durar mucho tiempo, pues tras volver su mirada hacia el último de los asesinos, pudo ver como este se le había lanzado un corte hacia su costado. Entonces su cuerpo se movió por vida propia. De un rápido movimiento, se desplazó hacia atrás en un intento para esquivar el ataque. Luego lanzó su mano hacia la empuñadura de la vara en un intento por aferrarla, para que con ello, su contrincante lo tuviera difícil, para esquivar su siguiente movimiento, un fuerte puñetazo en horizontal se dirigía a la cabeza de su agresor en un intento por destrozársela. Mientras que preparaba una de sus piernas, para lanzarle una fuerte patada a los tobillos, que lo hiciera caer de espaldas contra el suelo.

[Si esquiva el ataque agachándose]

El puñetazo no había alcanzado su destino, pero esto no detuvo al soldado, quien volvió a lanzar otro golpe con el reverso de su puño, pero esta vez de arriba abajo. [Si acierta lo sigue la patada]

[Si esquiva echando su cabeza hacia atrás]

Había fallado su ataque, y ahora su cabeza se encontraba demasiado lejos como para alcanzarla de un puñetazo, por lo que de un rápido movimiento, tiró de la vara hacia si, para luego, asestarle una fuerte patada en el pecho de aquel individuo.


]Rubi: Sigue a los pies de su padre]

La hoja pasó silbante a poca distancia del cuerpo de Siete (Éxito) El asesino se preparaba para retroceder y volver a arremeter, sin embargo, su rival fue rápido y logró amarrar la vara (Éxito) Para desgracia de Siete, pese a que su presa fue bastante buena, el asesino reaccionó con celeridad y retiró el arma. El filo cruzó la palma del hombre como un rayo, haciendo manar la sangre (Fallo -30 Daños) (Dolor leve) Al menos, el corte fue poco profundo y no supuso demasiada molestia, más allá del ligero dolor que sufrió, dada la sensibilidad de la zona afectada.

El puñetazo se dirigió a la cabeza del asesino, quién la movió hacía atrás, apartándose (Fallo) [Dado que ya no puedes efectuar el de la vara, continua la patada a los tobillos] Inmediatamente después, el hombre sintió como le golpeaban en la parte trasera de las piernas, e inmediatamente notó como caía al suelo (Éxito) Sin embargo, el golpetazo contra el suelo no parecía tener un efecto demasiado fuerte en el asesino (20 daños) que inmediatamente reaccionó, lanzando la cuchilla contra el estómago de su adversario, en una potente estocada. Marcus no se esperó que fuera a reaccionar con tal velocidad (Sorprendido)
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Marcus:

Pv: 970 / 1180
Pr: 91 / 91
Pm: 43 / 43

-3 a reacción por estallido y cuerpo
-Mareo ligero: -1 a acciones
-Desarmado
-Sorprendido: -3 a reacción
-Dolor leve en mano derecha: -2 en las acciones que la requieran

Rubi:

Pv: 900 / 900
Pr: 70 / 70
Pm: 55 / 55

Asesino-Espada corta:
MUERTO

Aceite deflagrante:
Una ampolla que contiene un aceite que sufre una combustión instantánea al contacto con el aire. Un solo uso, pero produce daños masivos.

Asesino Moribundo-Daga: 4

Moribundo: Cuenta regresiva de 5 turnos. Si no recibe atención, morirá.

Ponzoña:
Se tratan de pequeños frascos de cristal con un cierre frágil, que se rompe al mínimo impulso. Contiene un líquido venenoso al contacto con la piel, y caústico cuando entra en contacto con los ojos. Un solo uso.

Asesino-Vara de combate

Pv: 130 / 150
Pr: 30 / 30

[¿¿??] [Se desvelará cuando se use]

Habilidad colectiva: Precisión Maquinal:
Están entrenados para matar. No importa lo que suceda, ni perder un miembro, ni el dolor, ni el que uno de sus compañeros caiga los frenará a la hora de cumplir su objetivo.

Asesino:
Hombres especializados en el arte del asesinato. Sus ropas oscuras ocultan el centelleo de sus armas, que presagian la muerte de sus objetivos. Su entrenamiento metódico y a los límites de lo humano los convierte en máquinas de sangre helada. Se tratan de miembros del grupo comunes.

La estocada le iba directa al estomago, debía reaccionar y rápido, por lo que de un rápido movimiento, impulsó su cuerpo hacia la izquierda, mientras que con ambas manos, desviaba el ataque del asesino hacia la derecha empujando la hoja del arma por la parte plana, para luego, volver a garrarlo con ambas manos por la vara, pero esta vez, con precaución. Pues nada mas agarrar (o no la vara) levantó su pierna para luego, lanzarle una fuerte patada al estomago de este con intenciones de destrozárselo.

[Si recibe la patada]

Aprovechando que el golpe le habría hecho soltar su arma, tiró de esta hacia arriba, en un intento por arrebatársela de las manos, para seguidamente, darle la vuelta, dejando la cuchilla apuntando al asesino, para acabar con este ensartándolo con su propia arma.

[Si no la recibe]

Viendo que su patada había fallado, aprovechó que tenía el arma fuertemente agarrada, para tirar de esta y quitársela de las manos a su agresor, si el combate debía continuar, lo tendría que hacer desarmado.

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Marcus:

Pv: 970 / 1180
Pr: 91 / 91
Pm: 43 / 43

-3 a reacción por estallido y cuerpo
-Mareo ligero: -1 a acciones
-Desarmado
-Sorprendido: -3 a reacción
-Dolor leve en mano derecha: -2 en las acciones que la requieran

Rubi:

Pv: 900 / 900
Pr: 70 / 70
Pm: 55 / 55

Asesino-Espada corta:
MUERTO

Aceite deflagrante:

Asesino Moribundo-Daga: 3

Moribundo: Cuenta regresiva de 5 turnos. Si no recibe atención, morirá.

Ponzoña:

Asesino-Vara de combate

Pv: 80 / 150
Pr: 30 / 30

[¿¿??] [Se desvelará cuando se use]

-Dolor Moderado: -3 a las acciones generales.

Habilidad colectiva: Precisión Maquinal:
Están entrenados para matar. No importa lo que suceda, ni perder un miembro, ni el dolor, ni el que uno de sus compañeros caiga los frenará a la hora de cumplir su objetivo.

Asesino:
Hombres especializados en el arte del asesinato. Sus ropas oscuras ocultan el centelleo de sus armas, que presagian la muerte de sus objetivos. Su entrenamiento metódico y a los límites de lo humano los convierte en máquinas de sangre helada. Se tratan de miembros del grupo comunes.

Su patada, había logrado alcanzar el tórax del asesino, y pudo volver a sentir los huesos rompiéndose por el impacto, igual que con el anterior animal, que momentos antes, dejaba tendido en el suelo agonizante del impactante golpe que le había propinado. Y mucho mayor fue su satisfacción, cuando vio que por el dolor que debió sentir, pudo arrebatarle su arma, para luego, de un rápido giro sobre su cabeza, intentar clavársela en el pecho. Aquí, el asesino fue más rápido, pues de un rápido giro logró esquivar el ataque.

Siete, nada más ver como su lanzada quedaba clavada en el suelo, se alejó de este dando un rápido salto hacia atrás, no podía fiarse de lo que este pudiera hacer. Entonces, el brillo de una hoja le avisó del peligro, había logrado rearmarse con otro arma, no sabría decir si suya propia, o del anterior asesino. El se encontraba de rodillas con una daga, y el de pié a unos metros del maldito, con una vara de combate, seguramente en aquel momento se decidiría si se continuaba, o uno de los dos moría, y “Marcus” tenía claro que no iba a ser el.

Nada más ver como el asesino agarraba la daga con ambas manos dispuesto a lanzar una estocada, Siete, vio su oportunidad. Preparó su movimiento, el cual consistió en otra estocada, agarrando firmemente el arma con ambas manos por la parte más alejada de la cuchilla, además, aprovechando que su ataque requería que su cuerpo estuviera de costado hacia su enemigo, semi-flexionó las piernas para que llegado el momento, si fallaba su ataque, pudiera esquivar de un salto hacia atrás el del asesino, aprovechando este movimiento para hacerle un tajo circular a la altura del cuello con la hoja de su arma.

Off: Seria mas o menos esta pose, pero en vez de apuntar hacia arriba, apuntando al pecho del asesino.

Spoiler:

Las hojas se encontraron a mitad del camino, dejando ver un momentaneo fulgor de muerte. Y sin embargo, ninguno sangró en aquel duelo.

La daga colisionó con la cuchilla, que se desvió, mientras esta seguía su camino, y habría acertado de no ser por la rápida reacción de Marcus. (Fallo-Éxito) La cuchilla cruzó a un lado del cuerpo de su enemigo, y el arma de este quedó peligrosamente cerca del pecho de Siete. También la patada del asesino falló, pues llegó demasiado tarde, cuando el guardia ya se había movido. (Éxito)

Y entonces, el asesino no pudo ver como la hoja se dirigía hacía él. En tal posición que había quedado, no logró reaccionar a tiempo, tal vez siquiera vislumbrarla. Lo último que sintió, fue como la afilada hoja atravesaba los músculos de su cuello casi en su totalidad. (Éxito - Muerte automática) El hombre se desplomó, atrapando el propio brazo que usaba para esgrimir la daga. Su pecho emitió un horrible crujido cuando tocó el suelo, con la daga debajo. Seguramente se había incrustado en su propio pecho.

El lugar quedó curiosamente silencioso, mientras la sangre resbalaba por la cuchilla de la hoja que Siete esgrimió momentos antes. Los cuerpos de los atacantes yacían dispersos. Una había sido asesinado por su propio compañero, que ahora descansaba en el el suelo, luchando por su vida y respirando cada vez más debilmente. El último, apenas conservaba la cabeza sobre los hombros, unida por un tendón. Daba una imagen aún más horrible que si esta hubiera sido seccionada en su totalidad...Todo había acabado. Una esfera de barro, del tamaño de la palma de la mano de Siete, más o menos, cayó rodando desde el cuerpo del primer asesino.
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Marcus:

Pv: 970 / 1180
Pr: 91 / 91
Pm: 43 / 43

-3 a reacción por estallido y cuerpo
-Mareo ligero: -1 a acciones
-Desarmado
-Sorprendido: -3 a reacción
-Dolor leve en mano derecha: -2 en las acciones que la requieran

Rubi:

Pv: 900 / 900
Pr: 70 / 70
Pm: 55 / 55

Asesino-Espada corta:
MUERTO

Aceite deflagrante:


Asesino Moribundo-Daga: 2

Moribundo: Cuenta regresiva de 5 turnos. Si no recibe atención, morirá.

Ponzoña:

Asesino-Vara de combate
MUERTO

Habilidad colectiva: Precisión Maquinal:
Están entrenados para matar. No importa lo que suceda, ni perder un miembro, ni el dolor, ni el que uno de sus compañeros caiga los frenará a la hora de cumplir su objetivo.

Asesino:
Hombres especializados en el arte del asesinato. Sus ropas oscuras ocultan el centelleo de sus armas, que presagian la muerte de sus objetivos. Su entrenamiento metódico y a los límites de lo humano los convierte en
máquinas de sangre helada. Se tratan de miembros del grupo comunes.
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Recompensas:

50 xp

Objetos a recoger:

-Vestimenta de los asesinos (Capa, ropas pegadas pero elásticas y calzado acolchado)

-Daga de hierro dañada: Una simple daga de hierro de 20 cm. Al incrustarse en el pecho de uno de los asesinos que atacaron a Siete, la empuñadura quedó dañada, por lo que es dificil manejarla y su efectividad se ha visto reducida. [15 Daños]

-Daga de hierro: La gemela del par de dagas usado por uno de los asesinos que atacó a Siete. [20 daños, +1 destreza]

-Espada corta de hierro: Una simple espada corta, propiedad de uno de los asesinos que atacaron a Siete. [30 daños]

-Vara de combate: Una vara algo pequeña, con una cuchilla curva en la punta. Propiedad de uno de los asesinos que atacaron a Siete. [40 daños -1 destreza] [Dos manos]

-Lanza destrozada: Una lanza de madera con punta de hierro. Fue clavada con tanta fuerza que la madera se ha quebrado y la punta ha quedado destrozada, de forma que ya no sirve para el combate, puesto que es frágil y quebradiza, y más bien constituiría un peligro para el propio usuario.

-Esfera de barro: Una esfera de barro cocido, grande, pero lo suficientemente pequeña como para caber en la palma de un hombre grande. Dispone de un pequeño cilindro de hierro removible en una de sus partes y es pesada. (x1) (NOTA: Por motivos de salud, si la coges, ni se te ocurra quitar el cierre rápido, o podemos despedirnos de Siete >.<)

Eso es todo. Tema de cierre y continuaremos la trama como hablamos. Oh, por ahí tienes una carreta del padre de Rubi, puedes usarla si gustas para algo.

Todo había acabado, la hoja de “Marcus” seccionó la cabeza del cuerpo del asesino, dejándola sujeta a este por un ligero trozo de carne, al cual no había alcanzado el filo de su arma. Vio caer el cadáver semi decapitado al suelo, mientras los últimos vestigios de su corazón palpitante hacían manar la sangre por las arterias que ahora se encontraban abiertas al exterior. Era una visión tétrica a la par de repulsiva, pero también una buena señal, pues marcaba el fin de aquel duro combate. Cuando esté quedó tumbado en el suelo, Siete dirigió una rápida mirada a su alrededor para comprobar la situación. Todo había quedado en calma, exceptuando al segundo de los malditos a los que había dado muerte, el cual, se encontraba agonizante en el suelo a unos metros de él. Se acercó a este, pero con sumo cuidado por si tuviese algún truco bajo la manga. Una vez a su lado, se arrodilló sobre él, mientras que con una mano tiraba de su atuendo hacia sí, dejando la cara de este a pocos centímetros de la suya. Su respiración era dificultosa, y de su boca salía un hilillo de sangre, debía tener un pulmón perforado.

-¿Quién eres?- Dijo manteniendo una mirada seria y fría, un profundo odio había despertado en el. -¡¿Quién te envía?!-Cada vez su tono iba subiendo de volumen, cada palabra, era una muestra del desprecio que sentía por él. –Y por qué… ¡¿Por qué habéis hecho esto?! –Dijo mientras que con su mano libre, señalaba a los padres de la niña, empezando por la madre y terminando en el padre. -¡¿Por qué lo habéis hecho?! – Entrecerró los ojos, mientras de un fuerte movimiento acercó aun más la cara del asesino a la suya - Monstruos… -Dijo frunciendo aun más el ceño. Estaba claro que hasta que no le diera respuestas, no lo dejaría marchar tranquilo.

El demonio de negro, abrió la boca, parecía querer algo, pero lo único que salió de su interior fue un leve suspiro, seguido de un pequeño reguero de sangre que le llenó la ropa de un fuerte color carmesí. Mientras mantenía la boca en esa posición “Marcus” se percató en que su interior faltaba algo muy importante. –Tu… lengua…- Dijo mientras observaba con desprecio aquella amputación. –Maldito… ¿Os las habéis cortado para evitar estas situaciones? – Preguntó mientras de un impulso, soltaba al asesino haciendo que este chocara de espaldas contra el suelo, volviendo a escupir otro chorreón de sangre, la cual, cubrió esta vez el suelo a su lado, a la vez, que se ponía en pié para tener una vista más amplia sobre él. – Malditos… cobardes… eso solo demuestra lo poco que confían en vosotros – Miró al agónico hombre que se encontraba a sus pies, pero esta vez, su mirada tenía un ligero brillo de pena y compasión. – No me sirves… y no quiero tenerte agonizando frente a mí, así que. – Se situó junto a la cabeza del asesino, tenía intención de acabar con su agonía. –Muere escoria… - Levantó su pierna, para luego dar un potente pisotón dirigido al cuello del asesino, quería romperle la tráquea. Cuando el agonizante recibió el golpe, abrió los ojos como platos mientras se levaba las manos al cuello, para que luego, estas cayeran sin vida sobre la hierba. –Espero que no encuentres descanso… allá donde vayas. – Dijo mientras se volteaba en dirección a la casa, en dirección a la familia que habían destrozado aquellos malnacidos.

Cuando llegó al cadáver de la madre, se percató en que este estaba degollado, y como un gran charco de sangre rodeaba la zona del cuello. – No tuvo oportunidad… - Dijo mientras se arrodillaba a su vera, y le tomaba su mano derecha por la muñeca, en busca de un pulso, que sabía que nunca encontraría. –Descansa en paz… - dijo en un susurro mientras depositaba la mano de la mujer sobre su estomago – Ya no debéis temer por la vida de la pequeña – Miró en ese momento en dirección al padre y a la pequeña, la cual, parecía estar observando sus movimientos de reojo. Siete, se levantó con calma y se encaminó junto a ella. Cuando se situó a su lado, la niña apretó aun más la pierna de su padre, estaba muy asustada, y la imponente figura de “Marcus” no debía estar ayudando demasiado. Colocó su mano sobre la cabeza de la pequeña, entre sus orejas, las cuales se encogieron hacia abajo mientras un fuerte temblor se apoderaba de su cuerpo. – Tranquila pequeña… -Dijo mientras se arrodillaba a su lado, no apartaba la vista de la criatura. – No tengas miedo… no pienso hacerte daño… - Su voz sonaba apacible, pues intentaba tranquilizar a la niña – Vamos… déjame ayudarte… déjame ayudar a tus padres… - La pequeña dejó de temblar, o por lo menos, no tanto como antes, para dirigirle una triste mirada.

-A… ayu… ¿Ayudará a mis padres? – Siete, se percato de que en sus palabras, había cierta esperanza, seguramente la niña había malinterpretado sus palabras.

-Si… los ayudaré cuanto pueda… empezando por tu padre… - Miró hacia arriba, mientras que con tristeza observaba la herida del hombre. Lo había traspasado por completo, y seguramente, le habría provocado una muerte lenta. Cuando volvió su mirada a la cría, lo hizo con una profunda tristeza, la cual, intentaba disimular con todo su ser. – ¿Podrías… traer un cubo lleno de agua? Y unos trapos… o ropa… cualquier cosa de tela bastará…– Quería limpiarles las heridas y tapárselas, además, aquello mantendría a la niña distraída mientras desclavaba la lanza de la pared y liberaba el cuerpo de su padre.

La chiquilla asintió levemente, y se marchó a paso lento, estaba destrozada, algo que dolió profundamente a “Marcus” –Mi primer día en la ciudad… y ocurre esto… -No quería pensar que fuese un mal presagio, por lo que intentó achatarlo al destino, el cual, a veces era cruel con quienes no se lo merecían. Agarró la lanza con ambas manos, mientras que con un gran esfuerzo, logró desclavarla de la pared, provocando que el cuerpo cayese al suelo con un ruido sordo. Posó la lanza en la pared, era de buena madera y bastante larga – "Esta bien hecha…" - Aunque la situación no era la más adecuada, un arma como esa no se encontraba muy a menudo. – "La dejaré a un lado y…" - Miró hacia el resto de cadáveres. - "Me ocuparé de ella cuando haya acabado con ellos… esta pobre familia no merece ser olvidada." – Con sumo cuidado, se agachó sobre el hombre, y de un fuerte tirón, le arrancó las ropas de su pecho, dejando a ver la profunda herida que tenia. –"Esto… será mejor que no lo vea la niña." – Con las propias ropas, limpió un poco la herida, para quitar la sangre posible, y la envolvió sobre la herida, para evitar que la niña la viera. – Está tardando mucho en encontrar el agua – Dijo mientras que con cuidado, posaba la espalda del padre sobre la pared, para ahora encargarse de la madre.

Cuando llegó a esta, se percató en que sus ropas estaban completamente llenas de sangre, pero claro, Siete sabia de sobra de que no podía deshacerse de ellas para ponerle otras, no creía que se viera bien hacer eso, por lo que con un trozo de tela de las ropas del padre, ató una venda en el cuello intentando que ocultara todo lo posible de su garganta. Tras esto, levantó el cuerpo de la mujer con sus dos fuertes brazos, y la llevó junto a su marido, tumbándola en el suelo sobre el regazo de este. – Ahora os llevaré con los vuestros. –Le dijo a los muertos como si estos pudieran oírle. – Y… también a ellos, vuestras muertes no se quedarán sin castigo… os lo prometo. –Había hecho una promesa, una promesa a dos muertos, era algo que incluso el encontraba irracional, pero que cuando giró su cabeza en busca de la cría, vio necesario. Se encontraba frente a él, con un pequeño cubo lleno de agua, ideal para su tamaño, tenía los ojos llenos de lágrimas, aunque por primera vez, parecía haber una pequeña pizca de gratitud en estos.

-Gra… gracias por… gracias por salvarme… - Dijo en un pequeño hilo de voz, casi imperceptible, pero el cual, Siete escuchó perfectamente. “Marcus” se acercó, arrodillándose frente a ella, mientras que con una mano le levantaba delicadamente la barbilla, para así verla mejor.

-Si no lo hubiera hecho… no sería quien soy – Dijo mientras en un intento por animarla, mantenía una pequeña sonrisa amistosa hacia la niña. – Quédate junto a tus padres… y usa el agua del cubo para limpiarte un poco… - Dijo mientras que le agarraba una de sus manos con dulzura, la cual, estaba repleta de sangre. - No querrías… que tus padres te viesen así ¿No? – Por alguna razón, aquella frase hizo un efecto muy curioso en la niña. Había dejado de llorar, seguía triste, pero ya no lloraba. Esto sorprendió a Siete, pero lo tomó como si fuera una mejoría. –Bien… quédate aquí mientras me ocupo de… - Miró con desprecio a los hombres que acababa de matar - … los despojos… no te preocupes… no te abandonaré. – La niña pasó a su lado cabizbaja, acercándose poco a poco a sus padres, para luego, soltar el cubo junto a su madre. No se empezó a limpiar, pues se mantuvo sentada frente a ellos, observándolos con la mirada perdida en un mar de pesadillas. Mientras tanto, “Marcus” se acercó al primero de los asesinos, su pierna colgaba de un hilo, al igual que la cabeza del último de ellos. Además, en su espalda seguía clavada la daga del asesino… y… ¿Una espada le estaba atravesando? El filo le sonaba, pero no recordaba haber usado ninguna espada en el combate… solo la lanza y su… Tras desclavar la daga que se encontraba en la espalda del asesino, y guardársela en su cinto tras limpiarla en los ropajes oscuros de este, lo volteó, para ver con asombro, como el mango de su arma se encontraba incrustado en el pecho del maldito, perdiendo su hoja en el interior de este. -¿Qué demonios? – Fue lo único que pudo decir “Marcus” mientras que con un rápido movimiento, la sacaba del interior de su presa. Su cuchillo se había transformado en una espada larga, de un metro de longitud si no se confundía. - ¿Es… mi cuchillo? – Dijo mientras la observaba con detenimiento. No había duda, era su arma, el por qué había cambiado su longitud era un misterio, el cual, tenía pensado descubrir cuando llegasen a la ciudad. Tras guardársela en otro hueco de su cinto, agarró la capa del asesino, y la usó para envolverlo. Aprovechó unas cuerdas de su ropaje para atar la capa en torno a su cuerpo, dejando como resultado un autentico capullo humano. –Así será fácil de cargar… - Miró entonces a los otros además de a los padres. – Pero son demasiados… - Entonces, fijó su mirada en un objeto, en el cual no se había percatado con anterioridad.

Era un carromato, además de que tenía su bestia de tiro. - ¿Pertenecería a la familia, o a los asesinos? – Se preguntó, aunque dada la situación, aquello no importara demasiado. Aprovechando que ya tenía medio de transporte, cargó con el saco hacia este, para luego, soltarlo sin ningún cuidado dentro del carromato. –Uno menos… quedan dos - Se acercó al segundo de ellos, el asesino de las dagas, y a su lado, la espada de su compañero, además de que tenía una especie de bola de arcilla junto al arma, la cual, examinaría más tarde, cuando acabara de cargar los cuerpos. Volvió a hacer lo mismo, empleó la capa del asesino para hacer un capullo, el cual, cargó sobre su hombro, para luego, acabar soltándolo sobre su compañero. – A por el último, y luego… - Miró hacia la niña, la cual seguía igual que antes, sin decir palabra alguna, mirando fijamente los cadáveres de sus padres y sin derramar lagrima alguna. – Ellos dos…

Una vez hubo terminado de cargar los cadáveres de los asesinos, teniendo un ligero contratiempo con el semi decapitado, ya que no conseguía mantener su cabeza dentro de la capa, puso especial cuidado en el traslado de los padres de la niña, del suelo a la carreta, dejándolos estirados en el suelo de esta con suma delicadeza, como si estuviesen dormidos. Cuando se giró para ayudar a la niña a subir, esta ya lo había hecho por uno de los laterales sin que él se percatase, manteniendo el mismo semblante de antes. Además, en sus manos podía ver el filo de dos afiladas cuchillas, las cuales, estaba estampando contra su pecho como si fuese el mayor tesoro que tenia. No quiso preguntarle de donde las había sacado, prefirió callarse no fuera a hacerla llorar de nuevo, pero una cosa si le preguntó. – ¿Quieres… que te recoja algo del interior de la casa?- A lo cual la niña respondió con una leve negación con la cabeza. – De acuerdo… - Tras esto, volvió al lugar donde se habían encontrado los cadáveres, y recogió todos los objetos que allí se encontraban: La bola de barro, la vara de combate que había usado para decapitar a uno de los asesinos, la lanza que había atravesado el pecho del padre y la espada corta del primer asesino. Estuvo por descartar una de las dagas, porque su mango se había roto y la verdad es que no le interesaba en absoluto, pero pensó que quizás en esta, se hallaran pruebas del origen de los asesinos, por lo que la recogió y añadió al pequeño grupo de armas, que ahora se amontonaban junto a los asesinos, exceptuando la bola de barro, pues le había llamado especialmente la atención.

Tras montarse en el carromato y cerciorarse de que no se pasaba nada de largo, se volteó hacia la chiquilla, la cual seguía observando los cadáveres con esa mirada perdida. – Marchamos a la ciudad… hay nos podrán ayudar… - Un leve asentimiento de la cabeza de la niña, fue suficiente para empezar el viaje rumbo a la ciudad, dejando atrás los restos del duro combate, la sangre aun húmeda salpicando el suelo y la casa desvalijada de la familia. Recuerdos que atormentarían a la pequeña por el resto de su vida.

[Off: 4 Páginas de Word… y aun me queda decir las acciones de la niña… y son la 1… creo que esa parte la dejo para mañana, mientras disfrutad con la parte de Marcus. Am! Y Erik, ahora nos veremos en tu post xD]