El despertar...

((Lo ocurrido a continuación, seria lo que ocurriría tras la historia, pero esta, no será desvelada hasta que Marcus, recupere todos sus recuerdos))

La sangre les rodeaba... ambos caían uno agarrado al otro, mientras sus puños se enfrentaban en una encarnizada lucha, en la cual, uno de los dos debía morir. Era tal el frenesí entre ambos contrincantes, que no notaron que el mundo que les rodeaba había desaparecido, que el cielo y el suelo habían desaparecido, en aquellos momentos, solo existan ellos dos.

Llenos de moratones, y con una profunda sed de muerte, atravesaron una zona muy extraña, se encontraba completamente vacía, ademas, una grata sensación se iba apoderando de sus cuerpos... algo que ellos apartaron a golpes al momento. Seguían peleando, de tal forma, que no se percataron que la sangre estaba flotando alrededor de ellos, que habían dejado de caer hacia rato y de que no se encontraban donde deberían de encontrarse. Solo hubo algo que logró que dejasen de pelear por unos instantes. el sonido de una puerta abriéndose, y el seguido destello de la luz solar cegó a ambos guerreros, provocando que se soltasen mutuamente durante unos breves instantes, mientras que sus cuerpos caían la pequeña distancia que ahora les separaba del suelo.

El mas robusto de los dos chocó de espaldas contra el suelo, la caída en si no hubiese sido lo suficiente para que sintiera mucho dolor, pero quien se encontraba sobre el, había aprovechado la ocasión para propinarle un fuerte codazo en el pecho, dejando al grandullón casi sin respiración. Entonces, el soldado de complexión mas atlética, se puso en pié de un ágil movimiento, parecía que quería escapar de aquel lugar, el cual le era muy insólito, nuevo para el. Pero antes de poder dar un paso, una gruesa mano le agarró por su tobillo, era el hombre robusto con quien había estado peleando. - No... escaparas... - Su voz sonaba cansada, parecía que el golpe le había dejado muy aturdido.

-No pienso escapar... Marcus...- Se colocó mirando al soldado - Solo... quiero darte una segunda oportunidad... jejeje - Sus ojos empezaron a brillar con un extraño tono azulado - Quiero ver... si en verdad todo hubiese sido distinto... si nunca hubieras recibido ese entrenamiento... - Colocó su mano sobre la frente de Marcus. - Es hora de tu nuevo despertar... - Una descarga eléctrica impactó en la frente de 7, quien perdió el conocimiento al instante, mientras su cuerpo se convulsionaba por la corriente. - Nos volveremos a ver... Marcus... espero que cambies para entonces...

De una patada, se soltó de la mano de 7, quien seguía agarrándole el tobillo aun inconsciente, y a una gran velocidad, se escabulló entre los arboles.

((Aquí, si alguien quiere encontrarme adelante, si no, pues ya se verá xD))

Como todos los días, los dos guardías hacían su ronda. La montaña andante, Gunter, con su armadura reluciente y su semblante cuyos ojos reflejaban y vivían para el honor, tarareaba una canción. Era una mañana tranquila, solo alterada por sus pesados pasos.

Su hermano se encargaba aquel día de cazar la comida. Lo cierto es que siempre qu ehabía que cazar, se encargaba él. Al fin y al cabo, el pesado Gunter no era capaz de seguir a un animal a través de la fronda de aquel espeso bosque, como lo hacía su hermano y la agilidad felina que poseía. No parecía que fuera a pasar nada, y ya saboreaba la sabrosa carne de jabalí que traería. No habían tenido contratiempos, y su señor estaría contento. Era un día redondo, sin duda.

Y entonces el ya familiar sonido de las puertas rompió su cancionzuela. Lanzó una madlición y comenzó a correr a toda la velocidad que sus piernas, cargando con la armadura y la lanza le permitían. Se abrió paso entre arbustos caidos en el camino mientras la ruta se aclaraba cada vez más. Cuando llegó, las puertas ya estaban cerradas, y no parecía haber nadie. O eso parecía, puesto que a los pies del portal, un hombre de aspecto adulto y vestido con ropas extrañas yacía inconsciente.

Avanzó hacía él, cauteloso ¿Habría llegado tarde y algún animal le habría puesto fin? No creía...Nunca había pasado... Se arrodilló a su lado y lo miró. Era de complexión fuerte, tanto, que aprecía un soldado entrenado, como él mismo. También era alto, casi como él. Llevó una mano a su muñeca y notó el latido metódico de la vida. El hombre no mostraba heridas graves tampoco...¿Se habría desmayado de la impresión?

Mejor visto, no mostraba heridas graves, pero las que tenía no eran las de una caida...Más bien...Parecían golpes...Puñetazos tal vez ¿Eso significaba que había peleado con alguien más? Aquel día todo ocurría de forma extraña...

Colocó una mano en su mejilla y le zarandeó la cabeza ligeramente, o al menos lo ligeramente que su fuerza, acostumbrada a la lanza, le permitía.

¡Eh! ¿¡Me escuchas?! ¡Despierta! -Gritó con voz grave, con algo de fuerza, tratando de llegar a la mente dormida. Mientras esperaba cualquier reacción, una silueta salió del camino.

Se trataba de su hermano, envuelto en sudor, con un arco a la espalda y arrastrando como podía un gran jabalí, la pieza que había cazado. Parecía que había venido a todo correr, llevando la comida a cuestas para no perderla.

Gunter le miró extrañado.

No esperarías que nos quedáramos sin comer... -Dijo, con un tono algo despreocupado. A continuación, miró al hombre- Bueno...¿Y que hacemos? ¿Esperamos o nos lo llevamos al puesto?

Espera un momento -Contestó la ronca voz de Gunter. Le intrigaba la apariencia del hombre. Temar dejó el jabalí en el suelo y cogió una flecha y el arco, solo por si acaso.

Un joven soldado se encontraba sentado en una fría silla de metal, a su alrededor, una densa oscuridad impedía ver mas allá de sus dedos, mientras sombras difusas y voces distorsionadas le rodeaban, parecía que hablasen entre ellas. Tenia la mirada fija en el frente, aunque no sabia que era lo que estaba viendo, le era imposible desviar su mirada de una de aquellas sombras, era la mas cercana a el, y daba la sensación de que le habla, pero su voz sonaba muy distorsionada, por lo que solo llegaba a captar algunas frases dispersas.

- ...cuando... ...no... ...correcto... ...Marcus... ...siete...

Entonces, el soldado se levantó, firme como una estatua y con la mirada todavía fija en las sombras, cogió aire, parecía querer decir algo, es mas, sus labios se separaron y juntaron continuamente, hablaba, pero su voz no se escuchaba. Entonces, la negrura empezó a disiparse, las sombras fueron desapareciendo poco a poco a la par que las voces, la ultima en desaparecer fue con la que estaba hablando, pero no tardó en desaparecer también entre la claridad que se iba apoderando del entorno, la cual, acabó absorbiendo también al joven guerrillero. .

Abrió un poco los ojos, el entorno se veía borroso, pero era posible distinguir dos curiosas figuras, una de ellas era grande y ancha, mientras la otra un poco mas pequeña y fina. También podía llegar a escuchar unas voces, pero esta vez, eran claras y cercanas, seguro provendrían de aquellas extrañas figuras.

No esperarías que nos quedáramos sin comer... - Era la voz de un hombre, bastante suave, casi podía llegar a parecer un susurro - Bueno...¿Y que hacemos? ¿Esperamos o nos lo llevamos al puesto? - No comprendió el significado de aquellas palabras, mientras su vista empezaba a aclararse. Ya podía ver a los dos extraños sujetos que tenia frente a si, una persona de gran tamaño fuertemente acorazado, y un hombre mas bajito, con una figura mas esbelta y rasgos finos, estaban armados, pero no fue algo que le preocupase.

Espera un momento - Las palabras del hombre acorazado, hicieron que el de rasgos mas finos soltase una carga que tenia sobre los hombros en el suelo, y cargase su arco, parecía muy precavido, aunque en aquel momento, Marcus, parecía captar su entorno de una forma bien distinta a lo habitual.

Se incorporó como pudo, ampollando sus gruesos brazos en el suelo, no sentía las heridas del anterior combate, siquiera se percató de ellas hasta que cuando ya se había sentado, vio de refilón las magulladuras en sus brazos y la sangre semi coagulada en sus nudillos. Puso sus manos frente a su rostro y se puso a observarlas, parecía muy confuso, como si fuese la primera vez que lo hubiese visto.

Entonces, alzó la mirada para ver a las dos personas, que en ese momento, se encontraban frente a el observándolo, seguramente, con bastante curiosidad, y dijo. -¿Quien... soy?- Por algún motivo desconocido, había olvidado su nombre, es mas, había olvidado todo lo que había ocurrido con antelación a su despertar. El porqué de las magulladuras, como había llegado allí, pero sobre todo, había olvidado todo lo relacionado con el mundo humano.

Agachó la cabeza mientras se llevaba las manos a la cara en un intento por recordar, pero le fue imposible. -No... logro acordarme...- Se apartó las manos y miró de nuevo a quienes le acompañaban. -¿Po... podéis decírmelo?

El grandullón seguía esperando, pacientemente, a cualquier cambio en el cuerpo del extranjero. No era el primer caso de desmayo tras atravesar el portal. Nunca lo había vivido directamente, pero los sabios de su señor decían que, según les habían contado en detalle, era una experiencia muy fuerte. Por desgracia, nunca habían mantenido a uno de los humanos junto a ellos como para que se lo contara con detalles. Su hermano, siempre husmeando en libros y tratando de saber más, solía retenerlos un tiempo, pero al final debían entregarlos y siempre se quedaba con ganas de saber más de la experiencia.

Mientras tanto, Temar, aún con el arco preparado, parecía perdido de nuevo en sus pensamientos. Seguramente desarrollando alguna hipótesis sobre el suceso. Lo más seguro es que el visitante, cuando despertara, iba a tener que soportar una larga y tediosa charla.

Fue entonces, cuando, poco a poco, el humano comenzó a levantarse. Parecía muy aturdido. Primero se notó la sangre que le cubría en algunas zonas, y luego se miró las manos, confuso. Los dos guardias se mantuvieron por unos momentos en silencio, casi expectantes. Finalmente, los miró, y la pregunta que hizo es algo que no se esperaron.

¿Quien... soy? -Dijo el recién llegado. Fue un respuesta que hizo que los dos hermanos se sumaran al círculo de confusión de aquel día. Primero, todo era perfecto y casi paradisiaco, y ahora, era demasiado extraño. Era la primera vez que un humano no recordaba al atravesar el portal. La mayoría se extrañaban, algunos incluso entraban en un ataque de ansiedad, pero todos decían haber acabado allí de repente. Sin importar lo que hicieran siempre lo recordaban.

Por un momento, continuaron mirando intrigados, tal vez esperando para ver si su mente se organizaba y los recuerdos volvían. Sin embargo, esto no sucedió, porque volvió a preguntar.

No... logro acordarme... ¿Po... podéis decírmelo? -Dijo, tras llevarse las manos por un momento a la cara. Gunter negó con la cabeza, mientras trataba de hacer girar los engranajes de su cerebro a la mayor velocidad posible, para pensar que debía hacer en tal situación. Sin embargo, Temar, que se había mantenido pensando todo el rato, tratando de llegar a una conclusión, bajó el arco y lo cogió con la misma mano que la flecha, señalando algo que acababa de notar.

Mira eso... -Dijo el de la voz suave, indicando aún con el dedo lo que el hombre de pelo negro llevaba. En su hombro derecho, la ropa se había desgastado, y mostraba una marca muy peculiar. Una calavera de tonos grises con un siete sobre la frente. El procedimiento parecía similar a los tatuajes rituales de las tribus del desierto del oeste, sin embargo, la complejidad mostraba el uso de las herramientas de los humanos para hacer aquel dibujo sobre la piel.

¿Siete? -Preguntó el guardia más alto, reconociendo el número gracias a lo que les habían enseñado de la numeración humana cuando fueron destinados a aquel lugar. Desgraciadamente, la magia procedente, seguramente del portal, les permitía hablar con los humanos, pero no entender su alfabeto. Al menos los otros si que lo hacían, facilitando algunas labores. Y si se daba el caso, Temar había logrado dominar la escritura humana.

¿Lo reconoces? -Preguntó de nuevo el guardia más pequeño, arrodillándose a su lado y observando el tatuaje y la curiosa indumentaria del humano. Parecía ropa diseñada para alguien que iba a necesitar moverse bien, pero el tejido parecía algo resistente ¿Era aquel hombre un combatiente humano? Y lo que era más importante ¿Que había hecho que olvidase todo? Parecía imposible que se hubiera autoprovocado aquellas heridas, así pues...Debía haber alguien...

-...siete... -La voz entrecortada de la sombra resonó en su memoria, ¿Debía significar algo ese numero? Marcus, empezó a darle vueltas al significado de aquel numero, los dos que se encontraban frente a el no apartaban la vista del tatuaje se su hombro, del cual tampoco guardaba recuerdo alguno.

-Siete...- Se repitió a si mismo, mientras sus gruesos dedos peinaban su cabellera en un desesperado intento por que con ello, recuperase el mas mínimo recuerdo, o por lo menos, su nombre. - po... podría ser... ¿Mi nombre?... - no conseguía recordar nada, y lo único que había conseguido es saber, que en su hombro, se encontraba la imagen de una grotesca calavera con un siete en la frente.

La desesperación empezaba a dominarle, su mente estaba bloqueada, no conseguía pensar bien, ademas, quería un nombre... aunque no fuese el autentico.

-...Siete... -Dijo en voz baja - siete será mi nombre... hasta, que consiga recordar... - Estaba decidido, mientras no recordase su pasado, emplearía el nombre de siete, el numero tatuado en su hombro. Una vez se había autobautizado, se levantó como pudo, un trabajo difícil para alguien tan confuso, como el estaba en aquel momento. - Mi nombre... es siete... ¿Me decís... los vuestros? - se notaba que no se encontraba muy bien, le costaba mantener el equilibrio, pero soportaba la carga como bien podía -A demás... quiero saber, donde estoy...

Temar estudió todas las reacciones del individuo. Su mente, en aquel momento, trabajaba con velocidad. Su hermano siempre había sido muy fuerte, él debió suplir eso con una mente rápida, por lo que acostumbraba a pensar continuamente sobre todo lo que le rodeaba.

"El término siete no parece significar nada especial él. Trata de reconocerlo, pero su confusión se hace patente...Los que sufren amnesia suelen recordar ante shocks inmediatos, pero él no muestra cambios...Es casi como si hubiera algo más. Por otro lado, es curioso que a pesar de no recordar nada, conserve la capacidad lingüistica y el concepto de significado de una palabra"

La línea de pensamientos de su hermano, mientras el extranjero llevaba a cabo su charla personal, era muy distinta y con menos datos. Aunque al menos había visto a soldados con problemas de amnesia y similares, y quizás pudiera recurrir a algo más tarde. Por el momento, lo mejor era tratar de estabilizar un poco su mente, o podrían darse problemas. El haberse autonombrado, sería un gran primer paso. Las personas se sienten mejor si tienen un nombre que las haga diferentes.

Está bien...Siete...Relájate, y veremos que podemos hacer... Tenemos que caminar un poco, así que mejor que descanses unos momentos antes de marchar. Una vez te sientas listo, te llevaremos a resguardo, donde podrás recuperarte y comer algo. -Segundo paso. La comida es muy influyente en la moral. Una guarnición mal alimentada será inefectiva, y una buena comida, aumentará su moral. Para ayudar al sujeto a relajarse, sería buena idea acercarse más a él, y para ello, lo primero era decirle lo que había preguntado.

Yo soy Gunter, y él -Dijo señalando al más bajo- Es mi hermano Temar. Somos soldados destinados a vigilar el portal. Puede que ahora no entiendas lo que significa, pero lo harás más tarde.

Temar ya había visto lo que pretendía su hermano. Era alguien serio, que seguía las normas a rajatable, y que en ocasiones tenía algún deje de cólera, pero bajo su apariencia de titán se escondía un corazón de oro, y nunca dejaría de ayudar a los que estaban en problemas. Sin embargo, Temar iba a aprovechar el tiempo que el hombre pudiera emplear en descansar para tratar de ayudarle a recordar. Especialmente porque no le agradaba la sensación de que hubiera suelto alguien o algo que pudiera derribar y dejar en tal estado la mente de alguien que tenía la planta de un guerrero especialista.

Dime...¿No recuerdas absolutamente nada? ¿Algún resplandor, algún dolor...? ¿Una sensación de caída quizás? -Dijo, basándose en experiencias de otros que atravesaron el portal antes. Su hermano estuvo por quejarse, pero también supo que el vacío de la mente del sujeto podría resultar tal vez más dañino que tener algún recuerdo al que aferrarse, aunque fuera confuso.

Está bien...Siete...Relájate, y veremos que podemos hacer... - El mas alto le respondió, pero no a su pregunta, aunque fue un detalle que en aquellos momentos no importaba demasiado, ya que parecía ser que se estaba preocupando por el, algo que Marcus captó haciendo que se relajase un poco. Aun seguía de pie, y empezaba a recobrar la buena movilidad de sus extremidades, las cuales se encontraban tan o incluso mas aturdidas que su conciencia. - Tenemos que caminar un poco, así que mejor que descanses unos momentos antes de marchar.

Descansar, era muy buena idea, pero por alguna razón, su cuerpo no concedía tal proposición, aun lleno de magulladuras y sangre no sentía cansancio ni dolor alguno, se sentía perfecto, salvo por la confusión mental que en aquellos momentos le atormentaba. - Una vez te sientas listo, te llevaremos a resguardo, donde podrás recuperarte y comer algo. - Algo le decía que no descansara, su cuerpo parecía aborrecer esa idea, algo que el no llegaba a comprender, aunque de todos modos, no era el mejor momento para preguntarse el por que de que sus piernas, no quisieran doblegarse a la idea del descanso. ¿Quizás... él, inconscientemente se negaba a ello? Tal vez... ¿Fuese alguien a quien la sola idea de descansar lo enojase? Como no conseguía encontrar respuesta alguna, prefirió mantenerse en pie, y seguir los instintos de su cuerpo.

-No... gracias... no me hace falta...- Dijo intentando aparentar que se había recuperado, aunque bien se notaba que seguía tambaleándose un poco.

Yo soy Gunter, y él -Dijo señalando al más bajo- Es mi hermano Temar. Somos soldados destinados a vigilar el portal. Puede que ahora no entiendas lo que significa, pero lo harás más tarde.

Con voz baja, casi susurrante por la confusión dijo.-Encantado... -Era cierto que no comprendía lo que sucedía, ¿Aquello que le rodeaba era normal para el? ¿Viviría en algún pueblo cercano? Muchas preguntas le surcaban la cabeza, a las cuales, buscaba respuestas. Miró tras de si, y vio una enorme puerta de piedra, era imponente y esto solo añadió una pregunta mas a su ya saturado cerebro -"¿Habré salido de hay?..."

Dime...¿No recuerdas absolutamente nada? ¿Algún resplandor, algún dolor...? ¿Una sensación de caída quizás? - La pregunta que formuló Temar era la misma, que llevaba formulándose el desde hacia un buen rato, a la cual aun seguía sin encontrar la respuesta.

- No... no consigo acordar... - De repente, una imagen le invade la cabeza, era un hombre bastante alto, pero joven, sentado en una silla mientras mantenía conversación con las sombras ¿Aquello, podía ser un recuerdo? No lo tenia claro, pero quizás aquellos personajes podrían darle una respuesta.

-...si... recuerdo algo... es un hombre... esta sentado en una silla... habla con gente... pero... solo veo sombras... ellas le contestan... pero no las entiendo... esto... ¿Podría ser un recuerdo? - Les preguntó con cierto aire de esperanza en las ultimas palabras, si aquello podía ser un recuerdo, podría estar mas cerca de recuperar el resto.

Ambos hermanos observaban al hombre, cada uno sacando sus propias conclusiones. El primero, Gunter, se preocupaba por el estado de salud del hombre, y trataba de asegurarse de que conservaba algo de seguridad mental y su mente se estabilizaba. Por otro lado, su hermano, estaba teniendo en cuenta una cantidad ingente de datos. Uno lo veía desde el punto de vista de un soldado, el otro, desde el de un investigador.

Los dos lo miraron sorprendidos cuando contestó ante la opción de descansar -No... gracias... no me hace falta...- Dijo el hombre. A pesar de las heridas que mostraba y las magulladuras, no parecía demasiado afectado. Eso contribuía alpensamiento de que se trataba de un soldado...Por otro lado, debía ser uno muy especial, puesto que ambos habían visto a otros soldados quejarse por heridas menores. Sin duda, tenía una gran fortaleza mental.

Curiosamente, fue Gunter el primero en notar que el hombre se interesaba en los alrededores, especialmente en las grandes puertas de piedra que tenía a su espalda. Encontró una buena manera de hacerlo descansar por un momento. No sería bueno si se desmayaba a medio camino.

Ese es el portal del que te hablé antes. No podemos decirte mucho de él, realmente. Ni siquiera nosotros sabemos quien lo hizo -El guardián esperó que eso sirviera para que al menos se recuperara mirando por un momento los relieves, pero no era una buena solución... De todas formas, algo haría.

Tras la pregunta de su hermano, algo pasó. El hombre dijo no recordar, pero...entonces, rectificó:

...Si... recuerdo algo... es un hombre... esta sentado en una silla... habla con gente... pero... solo veo sombras... ellas le contestan... pero no las entiendo... esto... ¿Podría ser un recuerdo?

El hombre esbelto sonrió. Parecía que, después de todo, la amnesia si tenía remedio, aunque fuera parcialmente. Quizas había sufrido algún golpe, o algún tipo de shock traumático, pero al menos volvían, poco a poco ¿Conocería el elfo alguna manera de ayudarle? Al fin y al cabo, el jefe dominaba algo la magia. Quizás pudiera ayudarle. Por su parte, Gunter estaba seguro de que Su Señor sabría que hacer. Lo consideraba casi perfecto. Atento con el pueblo, poderoso, inteligente. Era un soberano casi ideal.

Sí...eso es un recuerdo... -O eso esperaba, siempre y cuando no fuera una ilusión de su mente, pero por lo que contaba no lo parecía...demasiado extraña, quizás demasiado real y a la vez confusa para ser una ilusión...Ahora, faltaba ver como reaccionaba ante los nuevos datos...Tal vez se incrementara la confusión, o tal vez su moral mejorase. Si era el segundo caso, podrían comenzar la marcha reducido el peligro de cualquier suceso peligroso o preocupante.

Gunter estaba algo más preocupado, pero esperaba que la fuerza mental que el hombre había demostrado antes le ayudara a superar ese primer paso para otear sus recuerdos desde una atalaya, y no desde un mar de niebla.

Sí...eso es un recuerdo... - Un recuerdo, algo de su pasado, confuso y difuso, pero suficiente para poder aferrarse, y un nombre, algo que lo distinguiera del resto, haciéndolo especial entre el resto de mortales. Aunque fuesen dos pequeños logros, para Marcus, fueron dos logros muy especiales, ya que le marcaban un principio, y un objetivo a seguir.

-Bien... me alegro... - Se podía apreciar que se encontraba mas estable, ya no se balanceaba ademas, de que su rostro se había relajado, delatando una nítida sonrisa. Su voz sonaba mas suave, y sus gestos parecían mas naturales, aunque seguía teniendo preguntas, se había dado cuenta, de que no se iban ha responder por quedarse quieto en el sitio, iría descubriendo mas mientras avanzaran las horas del día, ¿Y quien sabe? Quizás se encontrase algún conocido que le pudiera ayudar a recordar.

Miró a Gunter a los ojos, estaba decidido, quería irse de allí, necesitaba andar un poco, y con ello, probar a ver si podía despejar un poco su cabeza, la cual seguía asaltándolo con cientos de preguntas. -¿Podemos... irnos ya? Quiero... ver si encuentro... a alguien que me conozca... y me pudiese ayudar... a recordar... - Allí quietos estaba seguro que no lo lograrían.

Pronto, los dos hombres notaron una mejoría en Siete. El simple hecho de recobrar un fragmento, no solo no lo había desestabilizado, sino que parecía haberle dado algo a lo que aferrarse y le estaba ayudando. Sin duda, su capacidad para permanecer tranquilo estaba desarrollada mucho más allá de lo que una persona común podría imaginar ¿Como había logrado esa capacidad? Quizás había recibido un entrenamiento riguroso, pero si esto se había mantenido en su mente, con suficiente fuerza como para evitar la confusión después de una recuperación amnésica, sin duda debía haber sido desarrollado a conciencia. De todas formas, ninguno de los hombres imaginaba que se encontraba frente a un prototipo de soldado del futuro. Ni siquiera él mismo.

Finalmente, Siete miró al grandullón a los ojos:

[color=red]¿Podemos... irnos ya? Quiero... ver si encuentro... a alguien que me conozca... y me pudiese ayudar... a recordar... -Dijo. Gunter calló por un instante, meditando la respuesta. Desgraciadamente, era practicamente imposible que le hombre encontrara a un conocido...

O no... Pasó por la mente de su hermano, al recordar las señales de pelea y el estado del extranjero.

Finalmente, tras pensarlo por unos momentos y asegurarse de que el hombre podría caminar, Gunter dió su respuesta.

Está bien, pero no te fuerces demasiado -Hizo una pequeña pausa, pensando- Vivimos en un pequeño puesto cerca de la salida de este bosque. Tal vez podríamos detenernos allí antes de encaminarnos a la ciudad. De todas formas, está en el camino, y será bueno que comas algo y te cures las heridas -Dijo finalmente. Al menos, a pesar de ser consciente de que no sabía demasiado, entre sus capacidades si que se encontraban los primeros auxilios, y ese sería un buen momento para aplicarlos. Por otro lado, seguro que su hermano se sentía encantado si Siete recordaba algo sobre el viaje.

¿Marchamos? -Dijo Témar, llevándose el arco a la espalda y levantando como podía la pieza de caza, el apetitoso jabalí que, sinceramente, Gunter se moría por probar. Por su parte, Temar, que solo podría comer una pequeña parte, era el que cargaba con todo el peso. Sus brazos gritaban. El gigantón no pudo evitar esbozar una sonrisa, y coger el animal como si fuera una pluma, antes de indicar el camino al recién llegado.

Es por allí -Indicó, moviendo la cabeza en dirección al único camino despejado entre la espesura de los árboles- Si escuchas cualquier cosa, avísanos. A veces aparecen bestias salvajes -Terminó, iniciando los pasos. Temar se mantenía cerca de Siete, que le sacaba bastante en altura, por si este sufría algún percance.

Está bien, pero no te fuerces demasiado - Sus músculos se tensaron, por alguna razón sentía como si esas palabras fuesen un insulto a su persona, aunque sabia muy bien de que no lo eran, puesto que aquellas palabras buscaban su bienestar. Pero su propio cuerpo había respondido de forma agresiva, al tensar todos los músculos, dio la sensación de que se había hecho un poco mas grande, como dando a ver de que su preocupación no tenia fundamento alguno, algo que Siete le preocupó por lo que intentó remediarlo en lo posible, pues no quería que lo tomasen como una amenaza, y lo dejasen allí abandonado, o incluso, le atacasen.

¿Marchamos? -Dijo Témar, llevándose el arco a la espalda y levantando como podía la pieza de caza, el apetitoso jabalí que, sinceramente, Gunter se moría por probar. Por su parte, Temar, que solo podría comer una pequeña parte, era el que cargaba con todo el peso. Sus brazos gritaban. El gigantón no pudo evitar esbozar una sonrisa, y coger el animal como si fuera una pluma, antes de indicar el camino al recién llegado.

Había conseguido volver a relajar los músculos, quizás nadie se percatara de ello, pero en aquel momento se sentía bastante preocupado ¿Por que su cuerpo había reaccionado a aquellas palabras de tal forma? Mas preguntas engrosaban todavía mas la lista, la cual, ya era grande de por si. Vio como Temar, cargaba de nuevo el peso que antes llevaba sobre sus hombros, y al fijarse bien, pudo percatarse de que era un gran animal, no recordaba la raza, algo que no le sorprendió, era mas, quizás fuese la primera vez que le veía... algún día lo sabría. Gunter, se le acercó, y con una sonrisa, le quitó el animal y lo cargó sobre sus hombros, parecía no sentir a penas el peso, algo que denotaba su gran fuerza.

Es por allí -Indicó un camino, el cual se abría paso entre la espesura de los arboles, parecía un sendero poco transitado, aunque si se fijaba bien, podía apreciar que había sudo utilizado varias veces con antelación - Si escuchas cualquier cosa, avísanos. A veces aparecen bestias salvajes - Bestias salvajes... no seria muy alentador para cualquier persona, pero, el no sentía miedo alguno, es mas, sentía fluir por sus venas la adrenalina, y un sentimiento de emoción lo dominaba por dentro. Era como si su cuerpo, deseara encontrar algún peligro por el camino, era como si lo necesitase... Siete, se sentía embriagado por esta sensación, por lo que no pudo evitar esbozar una sonrisa mientras aquellas palabras le rondaban por la cabeza.

-Esta bien... -Al ver como Gunter empezaba la marcha, y como Termar se había posicionado a su lado, decidió que debía empezar a andar, por lo que con un paso firme, siguió los pasos que marcaban sus acompañantes.

El gigantón no notó el cambio en el extranjero, pero Temar si que notó algo extraño cuanod su hermano pronunció aquellas palabras. Acababa de hincharse como un ave Lorphes, de esas que se paseaban de vez en cuando cerca del puesto de guardía y que sacaban las plumas para atraer a las hembras. Pero dudaba que eso se debiera precisamente a un movimiento para atraer a alguien, y teniendo en cuenta su memoria, posiblemente fueran recuerdos residuales.

Así vió a Siete mantenerse por unos momentos, pero pasado el tiempo, mientras continuaban hablando, vió que volvía a la normalidad, cuando ya casi se disponían a iniciar la marcha hacía la casa. Su hermano lideró la marcha, con la pieza bajo la nariz, posiblemente deleitándose y deseando llegar cuanto antes. La lanza producía un ligero golpeteo metálico a cada paso, al chocar contra las piezas de su armadura.

En segundo lugar, dejaron a Siete, por si acaso algo ocurría, estuviera en la posición a la que ambos pudieran llegar, y en la que más resguardado se encontrara. Por último, Temar cerraba la marcha. Iba ojo avizor y con el arco preparado, aunque tensar la cuerda. Simplemente lo tenía a mano.

En esas posiciones, Gunter comenzó a caminar. Se alejaron del portal, dejando atrás sus relieves misteriosos y esa piedra que parecía emitir energía. Se dirigieron hacía el estrecho camino entre los árboles que señalaran antes. A medida que se alejaron un poco, los altos árboles comenzaban a reducir su altura, aún manteniendose frondosos y espesos. Los sonidos de los animales y el trino de las aves se hizo patente.

Esto si es una verdadera selva -Comentó despreocupado Temar- Algunos se perdieron para siempre por meterse entre los árboles pensando que sería una tontería...¡Insensatos! Hay que ser un experto superviviente para sobrevivir aquí

Sí -Contestó Gunter- Y aún así, los elfos tradicionales acostumbran a vivir en lugares así, al igual que las hadas -Añadió. En realidad no era una simple charla lo que Temar había iniciado.Lo habían encontrado frente a el portal, y todo parecía demostrar que había salido de él, pero...¿Y si lo había atacado algún ser Auntermiano? Quizás eso le hiciera recordar, o al menos, puede que la información adicional ayudara a su mente a recordar. Y si no, al menos sabría un poco más de aquel mundo, porque...como llegase a la ciudad y viese a miembros de otras razas sin conocerlos, nunca se sabía. Temar continuó hablando.

Por cierto...Dicen que El Templo está teniendo problemas con los licántropos que no se adaptan a la ley de Nembre-Habían comentado algo de ese tema anteriormente, pero Temar no era un gran religioso y no solía hablar de ello. Aún así, cuanto más dijeran, mejor. Su hermano le respondió, algo indignado-Sigh...Desde que la Sacerdotisa falleció, El Templo no sabe adonde va. A este paso, ese tirano de Nalvam se saldrá con la suya.

[OFF: Koko...Se presentan algunos datos interesantes sobre la situación actual del mundo. Apuntadlos, que puede que os veais en meido en el futuro ^.^]

Se fueron alejando del portal, para adentrarse en la senda antes dicha, rodeada de arboles y matorrales, a la vez, de que el trinar de los pájaros y el susurrante movimiento de algunos animales, llegaban ha provocar un falso sentimiento de seguridad, puesto que aquellos sonidos, podían transformarse de un momento a otro en temibles gruñidos de algún carnívoro hambriento.

Esto si es una verdadera selva -El comentario de Temar estaba libre de preocupaciones, daba la sensación de que todo aquello, no fuera mas que un simple paseo- Algunos se perdieron para siempre por meterse entre los árboles pensando que sería una tontería...¡Insensatos! Hay que ser un experto superviviente para sobrevivir aquí.

-Superviviente...- Repitió Siete con interés, tenia la sensación de conocer muy bien el concepto de aquella palabra, no por su significado lingüístico, sino por que, tenia la sensación, de que esa palabra había estado ligada ha su vida durante mucho tiempo, aunque en aquellos momentos no recordase el por que.

Sí, y aún así, los elfos tradicionales acostumbran a vivir en lugares así, al igual que las hadas - Elfos y hadas, dos palabras completamente nuevas para Siete, aunque en ese mismísimo instante recuperase su memoria, se quedaría desconcertado, pues era la primera vez en su vida, que aquellas dos palabras llegaban ha sus oídos, pero claro, el asoció el no conocerlas, ha su perdida reciente de memoria, por lo que no le supuso una gran sorpresa, aunque se había quedado con la duda sobre el significado de aquellas palabras ¿Seria alguna especie de animal? Tendría que preguntarles cuando tuviese ocasión-

Por cierto...Dicen que El Templo está teniendo problemas con los licántropos que no se adaptan a la ley de Nembre- ¿Ley de Nembre? ¿Licántropos? Dos nuevas preguntas se formulaban en su mente, mientras mas cosas descubría, mas preguntas se hacia. Necesitaba respuestas... a cualquier precio.

-Sigh...Desde que la Sacerdotisa falleció, El Templo no sabe adonde va. A este paso, ese tirano de Nalvam se saldrá con la suya.- Una sacerdotisa muerta... y un tirano, ¿Estaba ocurriendo algo malo? Siete frunció el entrecejo, la verdad es que no estaba enterándose de nada, y la verdad es que lo estaba exasperado, por lo que aprovechando la pausa que hubo tras las ultimas palabras de Gunter.

-Licantropos... Hadas... Elfos... -El tono que usaba era uno que denotaba bastante confusión, pero no daba la sensación de que fuese a perder el control. -Sacerdotisa... Nembre... Nalvam... -Tras esta ultima palabra, se quedó unos segundos en silencio, cuando de repente dijo. - No comprendo... lo que significan... -Su rostro se notaba tenso, como quien se concentra por intentar recordar algo importante que ha olvidado, hasta que desistió y añadía a su frase. - No los recuerdo...

Temar esperaba ese tipo de reacción por parte del hombre. Lo había notado antes siquiera de que lo dijera. Era bueno sabiendo lo que pensaba alguien solo por su cara. No parecía que nada volviera a su mente, y lo que es más, tampoco parecía que entendiera los términos. La curiosa magia lingüistica funcionaba por equivalentes, así que tal vez ese humano no los tuviera en su lenguaje. Aunque muchos habían hablado de seres alados y hadas como si fuera un cuento. Las teorías más recientes decían que los humanos tuvieron contacto con los Auntermianos, y de allí nacieron esos nombres que ahora los del otro lado del portal usaban para algunos seres mitológicos. Era cuanto menos curioso que no lo hubiera oido nunca, ni conociera el significado que ellos le atribuían.

Oh,cierto -Dijo entonces Gunter- Perdona, no recordé que no sabeis nada de como funciona este mundo -Comentó a Siete- Hay mucho que explicar, pero el camino es bien largo.

Pasaban ahora por una zona algo más despejada. Los árboles se habían apartado un poco, dejando ver el cielo azul con mejor claridad. También el camino se había ampliado. A la derecha del camino, junto a una roca, estaban los restos de la trampa de un cazador, unas cuantas ramas partidas y un pequeño agujero, en el que seguramente hubiera antes una cuerda. También podían verse algunos tizones calcinados, restos de una hoguera, como si alguien hubiera pasado allí la noche. Los guardias no le dieron importancia y continuaron caminando. Al fin y al cabo, muchos aventureros pasaban por el portal de vez en cuando.

Bien...¿Por donde empezar? -Comenzó, mientras dabas sus característicos pasos pesados, con voz dubitativa- Por lo que sabemos, el lugar del que debes venir no es exactamente como el nuestro. Allí, solo ha surgido una especie que se alze en el escalafón del desarrollo inteligente. Sin embargo, aquí existen varias, que conviven día a día. Hadas, elfos y licántropos solo son una parte de ellas. Ya la verás más tarde. -Paró un instante- En cuanto al resto...mi hermano es mejor en esas cosas... -Dijo, indicando con la cabeza al que cerraba la marcha.

Sí, ese muro de piedra de delante tuyo tiene una cabeza demasiado cuadriculada -Dijo, bromeando- Vamos a ver...La Sacerdotisa...viene a ser la mayor figura dirigente en estas tierras. Tiene una influencia casi total, y la última palabra, a no ser que una mayoría aplastante de sus subordinados se oponga -Dijo aquellas palabras con un tono algo molesto. Parecía que no le hacía especial ilusión el sistema- No es que me encante como se llevan las cosas, pero la última al menos era justa y sabía manejar el cotarro. -Hizo una pequeña pausa, para pasar al siguiente punto- En cuanto a Nembre...Vosotros lo equiparariaís a un dios. Su ley se basa en la devoción, y como la Sacerdotisa también es su principal representante, la religión tiene un gran peso. En teoría tenemos libertad, pero...El Templo tiene ojos en todas partes -Gunter se incomodó, no estaba claro si por lo poco que le gustaba la religión a su hermano o por lo de los Inquisidores que se rumoreaba tenía el templo- El caso...Desde que murió, las cosas están un poco confusas. En teoría la nueva debería haber surgido, pero no lo ha hecho, y en Nalvam es donde peor lo pasan. Si algún día lo ves, te sorprenderás de que exista un lugfar así...En fin, su lider, Aubert, ha ido comiendo poder poco a poco, y ahora es casi una dictadura. Los otros no han podido hacer nada para pararle. Hay rumores de guerra, y nosotros estamos en el primer frente, así que las cosas están un poco descontroladas por ahí. -Temar terminó, y fue entonces cuando Gunter entró de nuevo en la conversación- Pero no hay nada que temer. Nuestro señor es querido por el pueblo y el ejército, en cambio, el tirano perderá a la mitad de sus tropas si se da el caso.

Temar no dijo nada. Lo cierto es que aunque perdiera a una parte del ejército...Los Nalvanenses tenían muchas más tropas, y contaban con esas dichosas armas de última tecnología.

Oh,cierto -Gunter, parecía haber recordado su situación, algo que alegró a Siete, quien sonrió levemente mostrándose un poco mas calmado. - Perdona, no recordé que no sabéis nada de como funciona este mundo - La disculpa fue bien recibida, con un ligero asentimiento, dio a entender que no no era necesaria.- Hay mucho que explicar, pero el camino es bien largo.

Llegaron a una zona algo mas despejada, ya que los arboles se habían apartado un poco, dejando ver el cielo. Se fijó, en como en uno de los laterales, habían restos de una trampa y el fantasma de una hoguera, alguien había estado hay hacia apenas medio día ¿Como lo sabia? Es la misma pregunta que el se hacia, para la cual, tampoco tenia respuesta, ya que aquello, era mas una intuición que una completa afirmación.

Bien...¿Por donde empezar? - Siete, escuchó con atención la explicación de Gunter. La parte en donde se hacia referencia al lugar de donde provenía le llamó bastante la atención ¿Este no era su sitio? Entonces... ¿Como había llegado allí? ¿ Habría llegado a través de aquella extraña puerta de piedra? Y si es así... ¿No debería volver? Siguió escuchando lo que decía su acompañante, pues tal vez el tuviese la respuesta, pero no saldría todavía, pues empezó a hablar de que los seres mencionados anteriormente, eran una pequeña parte de las razas principales de la zona, ademas, le aseguró de que cuando llegasen a su destino, podrían encontrarlas, a estas y a muchas mas, algo que le interesó a Siete. - En cuanto al resto...mi hermano es mejor en esas cosas... -

Miró a Temar, quien hizo en principio una broma sobre su compañero, para luego, acabar explicando la situación política del país y quienes eran esa sacerdotisa y el malvado dictador, ademas, pudo denotar que no le agradaba mucho la gente del templo, parecía que la religión no le era muy de su agrado, por el tono de sus palabras cuando hablaba sobre ello. Hubo una parte que no le hizo mucha gracia, y eran los rumores de la guerra, no quería verse envuelto en una batalla sin haber recordado aun si quiera que hacia allí, aunque si llegaba el caso... se uniría al ejercito del señor de la ciudad, puesto que por lo que oía de boca de sus propios hombres, era una persona bondadosa y buena, alguien a quien si serviría con orgullo.

Observó de nuevo su alrededor, hacia un rato que ya habían pasado de largo la zona donde había descansado algún aventurero, y el camino aparentaba no cambiar, tal vez pudiera sacarles la información que mas le interesaba en aquel momento, una pregunta que le permitiría decidir sus pasos de hay en adelante. - ¿Es posible... volver al lugar del que provengo?- Dependiendo de la respuesta, decidiría si permanecer en la ciudad, y empezar una nueva vida, a la espera de poder ir recuperando sus recuerdos o... se esforzaría por volver a su lugar de origen, para poder encontrarse con personas que lo conocieran de verdad.

Temar estaba hundido en los pensamientos, en lo que sucedería en el hipotético caso de una guerra...Algo que cada vez se definía más. Su hermano era en exceso optimista. Ahora mismo estaba hablando con Siete sobre las bondades de los hombres de Lastong, de su señor, del honor y demás cosas. pero lo cierto es que la situación no era tan ventajosa...

Para empezar, los Nalvanenses tenían su cúpula. Su ciudad era practicamente una fortaleza inexpugnable. El pasadizo dificultaba la entrada, y dado que era demasiado estrecho para un ejército, los otros no tendrían más que usar sus cañones para diezmarlos. Como los superaban en número, luego no tenían más que pasarlos a espada. Las cosas estaban feas, y el futuro pintaba negro. Posiblemente Gunter también lo supiera, pero sabía bien que nunca diría nada.

Los humanos eran otro problema. Su aparición estaba desestabilizando muchas cosas en el sistema social, y además no podían dejar que acabaran en la vorágine de una guerra sin hacer nada. Algunos habitaban ahora entre la población, otros se habían convertidos en bandidos, y algunos habían llegado a tratar de quitarse la vida al saber de su situación. Sin duda, las cosas se estaban volviendo una locura. Continuaron avanzando un buen trecho del camino, entre comentarios poco destacables y más positivismo Gunteriano. Positivismo testarudo en demasía, cabía decir.

Fue entonces cuando el hombre preguntó algo que el gran soldado había estado temiendo. Ahora sabía que ese no era su lugar, aunque seguramente lo sospechara desde el principio. Su mente era fuerte, aunque...nunca se sabía, y menos con algo así. Tenía la ventaja de no recordar, pero...aún así, no podía confiarse. Por un instante, apenas unos segundos, el silencio se hizo patente. Casi parecía que incluso los sonidos de los animales respetaban ese breve silencio. Y entonces, le dió la noticia.

Siete... -Comenzó- Nuestros sabios están haciendo todo lo posible. Están investigando, e incluso algunos de los vuestros les ayudan, pero... -Paró un instante- No...Aún no hemos logrado nada. Algunos dicen que el portal es muy peligroso, y si se fuerza su apertura, podría haber horribles consecuencias. -Acababa de hablar del portal, lo que posiblemente le confirmaba que había llegado por allí- Te aseguro que en cuanto lleguemos nuestro Señor te pondrá al corriente de todo y decidiremos que hacer.

Pasó un momento en silencio. Gunter miró alrededor. Un viejo árbol, más grueso que el resto, destacaba entre la mar frondosa. Tenía una cruz grabada en la corteza. En su tronco, varias flechas habían sido clavadas, todas organizadas de tal manera que parecía que alguien hubiera estado practicando su puntería. Posiblemente el culpable estaba a espaldas del Siete. La cruz parecía indicar algo para Gunter, que volvió a hablar de nuevo:

Aún queda un rato, pero ya menos ¿Hay algo que te gustaría saber mientras tanto? -Digo con su voz ronca e imponente. El sol se reflejó en la punta metálica de la lanza. Por su posición, debía ser algo más de mediodía, si es que el extranjero recordaba esas cosas.

No necesitaba mas palabras, ya se lo habían dicho todo "Nuestros sabios están haciendo todo lo posible." Era una clara respuesta, en ese mismo instante, no existía forma alguna de volver a su mundo, ya que todavía se buscaba la forma de conseguirlo, y de hay hasta que se llegase a encontrar la forma, podrían pasar años o incluso décadas, y solo si se tenia la suerte de descubrirlo, porque quizás se podía llegar ha dar por imposible. Solo quedaba hacerse a la idea, de que tendría que vivir en ese mundo por tiempo indefinido, aunque si veía las cosas por el lado bueno, no tendría nada que echar de menos... puesto que no llegaría a acordarse de ello.

Se fijó en como Gunter miraba fijamente un árbol cercano, cuando lo ojeó, se percató en que una de sus caras, se encontraba llena de flechas, y se preguntó si las flechas, pertenecerían a Temar, pues era el único que llevaba un arco y flechas, aunque también podría haber sido otro aventurero, el cual al pasar por allí, decidió parar para practicar un poco la puntería.

-Aún queda un rato, pero ya menos ¿Hay algo que te gustaría saber mientras tanto?- No creia que le pudieran ayudar mas de lo que le habían ayudado, ya que las preguntas que ahora tenia en mente, eran mas complejas y seguramente, ninguno de los acompañantes podrían responder.

-No... creo que ya se todo lo necesario... gracias - Dijo mientras negaba ligeramente con la cabeza mientras sonreía, acción, que por extraño que parezca le costaba bastante, daba la sensación de que los músculos de la cara, no estaban acostumbrados a hacer ese gesto tan común para cualquier persona.

Curiosamente, Temar no notó una reacción especialmente fuerte cuando el extranjero supo que, al menos por el momento, no podría volver...Por el momento, o tal vez nunca...

Continuaron la marcha sin mucho más que decir, simplemente comentarios puntuales sobre la zona, o alguna pequeña conversación para romper el hielo. Mientras continuaban avanzando, la maraña de árboles se despejaba poco a poco. Pronto llegaron a un cruce de caminos, uno que continuaba hacia delante, otro a la derecha y un último a la izquierda.

Gunter torció hacía la derecha, indicando que le siguieran. Poco a poco, se dejó ver una casa pequeña de madera, de una sola planta. Estaba en medio de un claro, a mitad del camino. Cerca de la puerta podían verse varios troncos a medio cortar, y una letrina se encontraba a la izquierda, algo alejada. Las ventanas no tenían cristales, aunque tal y donde estaba el lugar, y con el tipo de habitantes que tenía, pocos bandidos iban a pensar en pasarse a robar.

Al fin llegamos...Comeremos y seguiremos la marcha, debemos llegar cuanto antes. -Dijo entonces el guardían alto. Estaba claro que en su voz había un deje que dejaba entrever que estaba deseando comerse la pieza de caza que llevaba en sus brazos. Temar se acercó a la puerta y la abrió con un giro de llave. Todos pasaron.

Así fueron los primeros pasos de Siete en este nuevo mundo. Había una cosa que quizás le llamara la atención. Iban a una ciudad, pero la vegetación no parecía descender en demasía ¿De veras había algo en un sitio así? ¿Y cuan grande era ese bosque?

Unas cuantas sorpresas le aguardaban en el futuro al soldado del mañana, ahora no más que un humano amnésico. Todavía le quedaba mucho que ver, y seguro que algo que le sorprendiese.

(OFF: Y así, damos los primeros pasitos. Ha tenido casi de todo, política, religión, sociedad xD solo le faltó acción, pero bueno, de esa tendrás mucha en el futuro xD. Dado que en el puesto no sucederá casi nada, dado que Siete no tiene dudas y solo vais a hacer un pequeño descanso, todo continuará ya en la ciudad)