Pasado...

Es un dia soleado, pero frio para Dharkel a pesar de ello, ya que estas son las ruinas de la aldea en la que nació y vió morir a sus padres en el asalto.

Es la primera vez que vengo desde aquella vez...hará ya como 70 años-meditaba Dharkel al observar las derruidas y calcinadas ruinas de Ima.

Inmediatamente, me pongo a buscar una pequeña cabaña de madera entre los escombros

Aquella ocasión, los pasos azarosos de su viaje le llevaban allí donde las huestes de la muerte habían pasado. Madera y ruinas, consumidas por el voraz apetito de las llamas, quién sabía cuanto tiempo atrás. A pesar de esto, el recuerdo del desastre continuaba grabado a fuego, y nunca mejor dicho, en aquel lugar, como si un jocoso diosl hubiera querido mantenerlo para regocijarse con el horror que tuvo lugar. Seguro que este era un hecho famoso, pero en su mente no significaba nada, ni un mísero recuerdo acudía al ver la devastación que lo asoló.

Envuelto en la negrura de sus ropajes, encaminó sus pasos a lo que parecía la entrada al lugar, ahora unos simples postes de madera carbonizados. Bajo la capa, se delataba la empuñadura de un arma, sobre la que apoyaba el brazo derecho, en actitud cansada, como si estuviera herido. Disimuladas bajo la manga de su vestimenta, apenas se apreciaban unas cuantas vendas a la altura de la muñeca, lo que sin duda confirmaba esta hipótesis.

Los zafiros oscurecidos pasaron la mirada por aquel testimonio de la desolación, en busca de cualquier dato curioso, aunque por suerte, no de un alimento. La sed había quedado apagada un rato antes, en la oscuridad dada por las ramas de los árboles. La voz de la sed, destructora de toda razón, hundida en la bruma que bloqueaba su mente, no hablaba en aquel momento, cosa que el joven de piel pálida agradecía.

Uff... -Suspiró, aparentemente cansado.

Bien pensado, llevaba andando un buen rato e iba siendo hora de hacer un alto en el camino. No era el mejor lugar, puesto que algunas casas, o al menos sus esqueletos, puesto que poco quedaba de la fachada, aún se mantenían en pie, desafiando a su cruel sino. Particularmente, había una grande coronada la puerta ya desaparecida por un pórtico techado, que daba una gentil sombra a su vera. Con paso cansado, se encaminó hacía este, dejándose caer pesadamente y apoyando la espalda contra la madera consumida. El hollín no era algo que le preocupara, puesto que el tiempo y las inclemencias del clima lo habían limpiado de los escombros hacía ya tiempo.

A lo lejos, le pareció ver una silueta humanoide...

Mientras contiuaba desasperadamente buscando entre las derruidas y calcinadas paredes de madera, nota la presencia de un ser vivo. Al notar esa presencia, se pone nervioso ya que ningún ser vivo habia pasado por alli desde que sucedió...alli no habitaba nada, ni siquiera el insecto más diminuto. Incluso los pajaros que habitaban aquella zona murieron en un intento fallido de salvar sus vidas...

Dharkel pasa lentamente su fragil mano izquierda por su pierna y coge la daga, preparandose para lanzarla o incluso entrar en el duro cuerpo a cuerpo...

Al girarse, ve en la distancia una figura aparentemente humana. Se esconde su pequeña daga entre las mangas debido a su desconfianza en las demás personas y comienza a caminar lenta y precavidamente hacia el "humano".

Incluso entre la muerte, la vida se abría paso, allí mismo, en aquella sombra que algún día fue pasto de las más horrendas llamas, un pequeño brote comenzaba a crecer. Resultaba increible a veces el tiempo que la naturaleza tardaba en volver a allanar su camino a las llamas, pero era algo que finalmente lograba, fuera necesario el tiempo que fuera...Las llamas...era una sensación casi melancólica...Su mente trataba de romper un cerrojo cada vez que las veía, pero nunca lo lograba...¿Hubo fuego en su pasado? ¿Hubo muerte, o quizás fue vida...? La única pista que tenía hasta ese momento era un nombre, un nombre que había vuelto sin más hacía tiempo y siquiera sabía si era real, casi como si se agarrara a un hierro ardiente...

Matthew... -Murmuró, sin ser capaz siquiera de saber a quién pertenecía, o si este seguiría vivo...En aquel momento, algo lo sobresaltó. La silueta que le había parecido ver, ahora quedaba confirmada...Un ser vivo ¿Malas o buenas intenciones...? Ni idea...Se hizo el desprevenido, observándolo sin girar la cabeza, desde la periferia del ojo...No sería el primer bandido que se encontrara en todo aquel camino que llevaba recorrido, y que solo daba a simas oscuras. Por supuesto, no podía confirmar que el objetivo de aquel ser fuera hostil...

Por desgracia, él mismo se sentía más peligroso para el curioso e inesperado visitante que este para él ¿Que ocurriría si la sed volvía a venir, si no podía resistir su llamada y aquello volvía a repetirse? Sus manos nunca habían vuelto a arrebatar la vida de alguien, pero era algo que le aterrorizaba constantemente...Aún así, no podía perder su vida tampoco...

Lo siento...si me veo...obligado... -Pensó, a modo de disculpa prematura con el visitante si debía hacerle daño.

Sin dar señales, comenzó a visualizar, como otras veces, aquel torrente de luz azulada recorriendo su cuerpo, hacía la mano herida, para estar preparado en caso de tener que actuar apresuradamente. La mano izquierda asió la empuñadura del arma oculta bajo la capa, como si fuera un simple gesto para acomodarse mejor en el suelo...

No dió señales de estar prevenido...

El hombre hacia el que se dirigia, no pareció darse cuenta de que se hayaba alli mismo, a unos escasos metros de él.

Se percató de algo, habia una luz alulada que emanaba de su mano, como si estubiese preparando algún tipo de conjuro para atarle o quizas no era un conjuro, si no un simple truco mágico que hacia por diversión. Parecia bastante concentrado, como si estuviese luchado contra algo.

Sin pensarselo dos veces, se dirigió hacia el hombre, no sin antes dar aviso de ello:

Disculpe viajero, si me permite una pregubta, ¿que hace usted por estos lugares tan muertos?

Avanzó hacia el hombre un poco más...

Cada vez más cerca...Más tensión...Más alerta...Más relajado en su aspecto externo, como si simplemente se hubiera dedicado a mirar distraidamente el brote que desafiaba a la muerte bajo sus pies. Su mano aún descansaba en la empuñadura, lista para extraer el arma con fugaz velocidad, la mano herida aún seguía, entre dolores, lista para atacar si algo extraño sucedía...Algo extraño...Algo extraño que por suerte no llegó.

Cuando la voz llegó a sus oidos, giró la cabeza, fijando los zafiros apagados en el rostro del visitante...Bajó toda tensión interna, pues no parecía resultar hostil. La magia dejó de fluir y relajó la presa sobre el arma, al tiempo que se levantaba, haciendo que la guarda del sable emitiera un chasquido metálico al chocar con la vaina. Era una pequeña curiosidad que delataba que. aunque desafilada, la manufactura de su arma era de calidad, puesto que la madera se encontraba reforzada en su interior por acero, un detalle que solo ojos vivaces y oidos inquietos podían notar por el sonido.

De pie, desplegados sus ropajes, aparentaba la pobreza que poseía. El pelo despeinado, recogido en una coleta, ropas arrugadas, aunque limpias y los jirones de una capa, que cubrían la mitad de su cuerpo. En resumen, el aspecto de un vagabundo sin demasiadas riquezas que gastar ni poseer. Tras un instante de duda, respondió al recién llegado:

Solo busco algo...Es una historia...larga, demasiado larga...como para contarla. He viajado por los sitios...más impracticables, y sin embargo...la búsqueda no llegó a su fin...Pensé que la desolación...del lugar podría tener...relación... -La voz era como siempre, pausada, cansada, poco fluida, y sin embargo suave y leve, como si tratara de evitar que su voz se escuchara excesivamente, perfectamente audible para el otro, pero difícil de escuchar un poco más lejos. Era uno de sus puntos más curiosos y que solían llamar la atención. De nuevo, pareció dudar por unos instantes, pero de nuevo volvió a alzar la voz:

Permíteme preguntar...a mí ahora...¿Sabes cuanto tiempo sucedió...esto?- La voz parecía llena ahora de algo distinto, quizás un leve, muy leve y casi imperceptible, jirón de emoción...Era posible...Quizás tuviera relación si la fecha era correcta...Aunque no estaba del todo seguro del tiempo que llevaba en el mundo. Su memoria se lo recordó a veces, pero no sabía si poder creerla...

El hombre se levantó. Parecia ser un vagabundo, pero no obstante no tenia que serlo por su aspecto fisico. No le juzgo por la primera apariencia, ya que si lo hubiese hecho, no estaria hablando con ese hombre...Dharkel sabia lo que es ser pobre y no tener casi nada, por no decir nada en este mundo.

El hombre pareció muy tenso al principio, pero luego se fue relajando, el aura de luz azulada desapareció, cosa que le tranquilizó bastante.

Su rostro estaba casi completamente cubierto por una especie de bufanda gris, pero que no llegaba a serlo. Tenia la capucha de su desgastada capa puesta. Al verle los ojos a aquel hombre, se retiró la capucha de la cabeza apareciendo un largo pelaje gris que hacia juego con la capa. Tras el pelo, se podía distinguir unas puntiagudas orejas, lo que le delataba que era un elfo...

Se apresuró a responder al hombre, ya que le vió bastante cansado.

Si no recuerdo mal, esto sucedió hará unos 70 años aproximadamente...-la voz le fallo y despues continuó hablando-.Sí, sin duda fue hace ese tiempo...perdí todo lo que tenía cuando los bandidos atacaron...-estuvo unos instantes en silencio y despues prosiguió con una leve voz-.Aqui me crié y vi morir a todas las personas a las que queria...no se si esa información te será de ayuda...

El silencio reino ese lugar durante unos minutos.

Disculpe, no me he presentado-se dispuso a presentarse ante aquel hombre-.Me llamo Dharkel Asrai, aunque la gente me conozca como Dharkel-hizo una reverencia y esperó un rato...

El otro se retiró la capucha que cubría sus rasgos, dejando ver una marca distintoria. Se trataba de un elfo, cosa que tal vez habría resultado previsible dado que estaban en medio de los grandes bosques, aunque nunca se sabía. La verdad es que era algo a lo que el joven no le daba demasiada importancia. Ya había dirigido largo tiempo sus pasos y visto a miembros de todas las razas, sin embargo, era algo irrelevante la pertenencia a una u otra, al menos para él, alguien que no sabía siquiera quien era.

Las palabras que le dirigió en respuesta fueron como un cubo de agua fría para sus pretensiones, que se desmoronaron. El castillo de naipes que recogía la posibilidad de encontrar algo se desmoronó como si lo hubieran golpeado. 70 años era demasiado tiempo como para que tuvieran relación alguna.

Entiendo... -Murmuró, atenuado el sonido aún más ante los dos sucesos, tanto por su parte como por la del elfo. Allí se habían perdido más vidas de las que hubiera pensado, no había duda, y ante él estaba alguien que había visto aquella desolación, mucho tiempo atrás antes de que él siquiera llegara al mundo.

El silencio se extendió unos momentos, hasta que el visitante, ahora más bien habitante, lo rompió con su presentación, a la que respondió con aquella voz pausada que resultaba tan exasperante para algunos.

Yo soy Erik...Algunos...me conocen...como Fenrir -Su presentación careció de cualquier gesto decorativo, a diferencia de la referencia que le dirigiera Dharkel. No era algo que hiciera por mala educación, simplemente las normas de la etiqueta eran algo que no estaba demasiado asentado entre el mar de niebla confusa de su mente. Resultaba obvio por su actitud que no era algo intencionado. Por un instante, se quedó callado:

Lo siento...No tengo por costumbre...el hablar demasiado...con los demás -Murmuró, en tono casi de disculpa, claramente incomodado por su torpeza en una conversación.

Al oir las palabras que le dije, el hombre apodado Fenrir pareció como si le hubiesen dado una puñalada por la espalda.

El hombre de apariencia vagabunda, se presentó e instantes después y se disculpó por no tener costumbre de hablar con los demás, cosa que Dharkel no le dio demasiada importancia, ya que él tampoco solía hablar con la gente. Si hoy alli y en ese momento habló, fue porque le resultó muy extraño ver a alguien que no fuese un bandido por aquellas zonas...

Momentos depues, Dharkel rompió el silencio a la vez que una brisa de viento le descolocó el largo cabello gris.

Parece cansado señor, creo que deberiamos ir al pueblo o a la ciudad a descansar un dia o dos, ambos estamos agotados-dijo sin darle demasiada importancia el que se encontrasen en un lugar muerto.

Prosiguió despues de un instante que habia aprovechado para respirar la corta brisa que provenia del norte.

Si puedo hacer algo más por usted, aqui me tiene-Dharkel se dió la vuelta y recomenzó su busqueda entre los escombros-.Estaré por aqui si me necesita...

El débil trino de un pájaro fue otra de las muestras de que aquel lugar comenzaba a revivir. Casi resultaba contradictorio tan vivaz sonido en ese decadente paraje, pero aún así era incluso revitalizante. Poco después, acompañando a las palabras del elfo de plateada cabellera, el viento desfiló entre las ruinas, como el recuerdo de unos espíritus que dieron el paso a otro lugar mucho tiempo atrás, agitando el desordenado pelo moreno y la coleta, que tenía algunas curiosas hebras blanquecinas. Todo aquel tiempo resultaba mucho para un gran número de personas, pero seguramente, para el elfo sería una pequeña mirada al pasado.

No te preocupes...Hace ya mucho tiempo...que vivo en los caminos...Estoy acostumbrado a descansar...en la intemperie -Dijo, para eliminar toda preocupación por parte del elfo. Descansaría un tiempo en aquel lugar y seguiría caminando, o quizás pasaría la noche allí mismo. Los escombros eran mejores que dormir en pleno bosque, y además, quizás pudiera encontrar una casa que se hubiera salvado del ataque, aunque su estado no sería el mejor después de tanto tiempo.

Pronto, su inesperado compañero dió la vuelta, no sin antes ofrecerle ayuda si la requería. Lo negó con un sutíl gesto de cabeza y volvió a sentarse en el lugar que ocupara momentos ha, no sin antes apartar el arma del cinturón, apoyándola sobre su hombro y sobre el suelo, cruzado de piernas y con los ojos cerrados, aparentemente relajado, o casi dormido...No vendría mal descansar un tiempo allí...

No llegó a dormir mientras el otro continuaba lo que estuviera haciendo, pero si que llegó algo parecido a un sueño, un sueño del pasado...

El fuego...Un par de adultos aterrorizados...El fuego consumiendo un hogar...El fuego...El Fuego...Las llamas...El calor...Consumiendolo todo...Consumiendo la vida de los adultos entre sus abrasadores brazos...La muerte...Y un niño en la puerta del lugar...Un niño moreno y de piel pálida presenciando todo y llorando...

¡NO! -Gritó una voz dentro de él, mientras abría los ojos, con la respiración acelerada. Miró el sol y a Dharkel, que en el tiempo en el que había visto eso apenas debía haberse alejado...Por estos hechos, dedujo que apenas habían pasado un par de minutos, no más...Pero...¿Que había sido? Tan vívido...Parecía...Un recuerdo...

...Los recuerdos nunca te dejarán atrás...
...Nunca...aunque estén rotos y dispersos...
...Los recuerdos siempre te buscarán...
...Joven...Algún día desearás que nunca vuelvan...
...Pero entonces...será tarde...
...El dolor permanece en tu alma...
...Buscalo si gustas...
...Pero si abrazas tu nueva vida...
...No volverá...
...Tienes una nueva oportunidad...
...Sigue mis consejos y no la desperdicies buscando el dolor...
...Te arrepentirás si lo haces...
...Te arrepentirás...

La voz calló, y de nuevo todo pareció volver a la normalidad, mientras una fuerte brisa de viento volvia a recorrer aquel lugar de muerte y devastación...Aquel lugar de Fuego...

Cuando apenas llevaba unos metros recorridos, oí como si algo se estuviese moviendo detras mia, no le dí importancia, ya que creí que aquello que se movia era el hombre que me acababa de encontrar.

Despues de estar unos 20 minutos buscando entre las ruinas, lo encontró. El lugar en el que yacian aun los cuerpos calcinados y podridos a causa del tiempo. No pudo soportar el hedor que emanaban los restos de lo que una vez fueron cuerpos con vida y de lo que ahora no eran más que carne podrida...

Momentos después, volvió al lugar donde se encontró a Fenrir. Tenia el rostro como si huviese visto algo desagradable. Le pidió ayuda:

Perdone que le vuelva a molestrar, pero necesito ayuda...-Dharkel se pensó dos veces el si un hombre tan fatigado podria ayudarle, pero aun así, formuló la pregunta-.¿Me podria ayudar a enterar los cadaveres de lo que en un tiempo fue mi familia?

Esperó la respuesta...

Después de todo, el susurro no volvió a alzar su maligna y atrayente voz. De nuevo, quedó solo, sentado bajo lo que quedaba de aquella puerta, de nuevo solo con sus pensamientos, sobre el brote que luchaba por su vida, de nuevo solo con...recuerdos vacios... En un movimiento instintivo, quizás llevado por desconocidas acciones del pasado, tomó, de forma horizontal, el arma que hasta entonces había reposado sobre su hombro, mano izquierda en la empuñadura y derecha sosteniendo la vaina, para dejar ver una pequeña parte del desafilado acero un momento después.

La superficie plateada dejó que un par de ojos de un azul oscurecido le devolvieran la mirada, como apagados, carentes de luz...tristes o cansados...Aquellos que le miraban ahora habían visto toda su vida pasar, y sin embargo, ahora era la vida de un desconocido, alguien ajeno a él...Él mismo...Harto de ver aquello, volvió a guardar el improvisado espejo, dejándolo junto a él, en el suelo a su derecha.

Pasó un rato hasta que el elfo volvió a aparecer de nuevo. Antes de escuchar su voz, ya le miraba...Los ojos recordaban su nueva vida ahora, y posiblemente aquella llamativa pregunta que iba a formular se quedara grabada en su mente, al menos por un buen tiempo. Tras oir la petición, pareció dudar un momento, sin embargo, finalmente respondió:

Está...bien... -La voz continuaba siendo pausada y suave, como antes. El tiempo de descanso no parecía haberla modulado ni revitalizado siquiera un poco...Era casi como si aquella fuera su voz normal, y no derivada del cansancio.

Un momento después de contestar, se levantó, tomando lo que había sido un espejo hace poco y colocándolo de nuevo en el cinto. Apartada la capa, que hasta entonces casi cubría totalmente el lado derecho de su cuerpo, destacaba el arma, de vaina negra y empuñadura del mismo color, trenzada en cuero. No solían verse demasiados sables así por esas tierras. Por otro lado, cuando apoyó el brazo en el suelo para alzarse, tambié pudo notarse que los movimientos eran algo mecánicos, como si algo le molestase en esa zona, aunque nada demasiado llamativo. Una vez de pie y preparado, volvió a mirar al elfo.

Llévame allí... -Fue lo único que llegó a decir.
Mirarás a la muerte a los ojos -Remató en su mente la voz, siendo ignorada por completo hasta apagarse.

Dharkel esperó la respuesta con paciencia, ya que el hombre al que se dirigia parecia haber estado paseando por los mismisimos infiernos durante siglos...

Finalmente aquel hombre que se encontraba sentado frente a él respondió lenta y pausadamente solo dos palabras...

Al rato de contestar, se levantó, miró a los grises ojos del elfo y volvió a hablar, pero esta vez para que le indicase el camino en donde es encontraban los putrafactos cadáveres.

Antes de ponerse en marcha, Dharkel le miró fijamente a los ojos...el hombre parecia que se habia perdido en un rompecabezas de su propia vida, y Dharkel si era necesario, estaria dispuesto a ayudarle...

Sigame-tan solo dijo una palabra que se entrecortó con un frio viento...

Al llegar al lugar en donde habia encontrado los cadaveres, se dió cuenta de que faltaba uno...

Mierda...-.susurró para sí mismo, pero lo suficientemente alto como para que alguien a poca distancia pudiese oirle-.Entonces es posible...no...es imposible...

Dharkel comenzó a retirar despacio las vigas y los trozos de maderas quemado hará unos 70 años.

Tras la palabra del elfo, sus pies comenzaron a caminar, siguiéndole, entre las derruidas ruinas de lo que una vez fueron los sueños de la gente. Ahora, sin embargo, se desplazaba entre un puzzle, todos los sueños rotos y desplomados en el suelo, sin posibilidad de volver a unirse. Los que un día los ostentaron, ahora habían muerto o marchado hacía otro lugar.

Tras un breve camino, el elfo se detuvo en lo que debía ser el lugar. Un montón de maderas calcinadas, esparcidas de forma poco natural, como si alguien hubiera tratado de buscar en los recovecos del tiempo, se alzaban frente a ellos. Otro simple lugar más al que había llegado la muerte, cuyo olor se esparcía en el aire...

¡Ugh...! -Contuvo una arcada al ver lo que allí, entre los derruidos maderos había. Corruptos cuerpos, sentenciados por el paso del tiempo, sin sepultura alguna...¿Acaso ningún superviviente del incidente que hubiera acaecido decidió ayudarles a llegar al reposo? Era la primera vez que veía algo semejante. Solo una vez se había encontrado con la muerte, pero los cuerpos eran recientes...

Desagrable ¿Verdad? Te dije que mirarías a la muerte a los ojos y lo has hecho...¿Contento con el resultado? Supongo que no...

De nuevo, la voz no recibió respuesta. El hijo de la noche miraba ahora, superado el breve episodio de sorpresa, al elfo. Su reacción parecía extraña, como si algo le hubiese sorprendido. Susurró palabras que para él no tuvieron sentido y se lanzó de nuevo al antiguo hogar. Con paso lento, se acercó, apartando en su camino algunas de las piezas devoradas por el goloso asesino, siempre respetando los cadáveres, cuyo olor, sin embargo, resultaba horrible y seguía provocándole aquella horrible sensación de nausea.

¿Ocurre...algo...? -Pronunció al llegar junto a él, de nuevo voz pausada y calmada, sin evidenciar la sensación interna de inseguridad y a la par horror que tenía, casi como si fuera el tipo de persona que no se sorprendiá ante nada.

Dharkel seguia retirando con cuidado aquellos trozos de madera calcinada y que en su dia, se convirtieron en pasto de las arrasadoras llamas del fuego infernal.

Vió que a Fenrir le pasaba algo, quizá devido al horrible olor que despedian los cuerpos. Dharkel apenas olia nada, ya que casi siempre llevaba puesta esa especie de bufanda gris.

Sí, veras, es algo un poco dificil de entender...-Dharkel le dió una rápida respuesta al hombre situado junto a él-.Aquí deveria de haber cuatro cadaveres, los de mis padres y mis dos hermanos...hizo una leve pausa-.Sin embargo, solo hay tres...falta uno...es imposible que siga vivo, los vi morir a todos...-Dharkel derramó una pequeña lagrima, algo muy raro en él. Se quedó callado y después le dio un consejo a Fenrir-.Tapate la boca y la nariz con la capa y asi evitaras la mayor parte de este horrendo olor a muerte...

Quizás hubo una dureza oculta en las palabras del elfo, no dirigida hacía él, sino a sí mismo, por su pasado. Tal vez a eso se debía la lágrima. El vampiro calló por unos momentos mientras se tapaba, haciendo caso del repentino consejo. Seguía siendo un olor y una visión horrible, pero al menos el primero se veía atenuado ¿Que hacer o decir en tal situación?

Derrama lágrimas por un pasado doloroso...¿Quieres tú también derramar lágrimas cargadas de impotencia? Es lo que tendrás si no me aceptas...

De nuevo, la voz desapareció, siendo en principio ignorada, aunque a continuación el vampiro murmurada, practicamente para sí mismo:

Mejor derramar lágrimas... que desconocer adonde perteneces... -Las palabras murieron, ahogadas por la capa. El elfo había callado tras el consejo, y él no sabía bien como actuar...Finalmente, tras una duda momentanea, se decidió a hablarle:

Si no está...es posible que lograra escapar al destino... -Calló, apenas un segundo, cogiendo aire y tratando de darle algo de tono solemne a la voz pausada y serena, sin buenos resultados- Sin embargo, los muertos...requieren ahora nuestra atención...Han esperado...demasiado... -Dirigió una mirada hacía los cuerpos, consumida carne y savia vital por el tiempo, para enfatizar las palabras...Tres cuerpos esperando, yacientes, donde habían quedado aletargados por largo tiempo.

Mira...el tiempo pasa así por todos... -Dijo la voz, hasta apagarse de nuevo ¿Que quería hacerle ver?

...Vamos...Será mejor...empezar... -Dijo por último al elfo, mientras caminaba lentamente, entre la madera calcinada, hacía los cuerpos - Cuanto antes tomen descanso... antes podrás conjeturar... sobre el destino del cuarto cuerpo...

Tras el consejo que le dió al humano, se quedó callado con la mira perdida y en unos pensamientos que no desearia ni al peor de sus enemigos.

Se limpió rapidamente la lagrima derramada de uno de sus almendrados y grises ojos, con la esperanza de que Fenrir no le hubiese visto en esa situación.

El hombre rompió sus pensamientos con unas frases pausadas. Quizás aquel hombre tuviese razón y el cuarto cuerpo siguiese vivo, sim embargo eso no encajaria con lo que él vió hace muchos años atras para la vision de un humano, pero hacia poco tiempo para un elfo.

La última frase de Fenrir, le recordó su proposito: enterrar aquellos cuerpos sin vida...

Tienes razón...-Dharkel hizo una muy corta pausa para observar aquellos calcinados cuerpos-.Será mejor que empecemos cuanto antes, o de lo contrario anochecerá, y realmente no me gustaria pasar la noche en estas ruinas frecuentadas por bandidos.

Asi pues, Dharkel cogió un trozo de metal deformado, lo que aparentemente fue una especie de azada.

Comenzaré a cavar por aqui-le señalo a Fenrir una pequeña explanada que se hayaba a pocos metros de ellos.

Muchas gracias por tu ayuda, Fenrir-la voz de Dharkel sonó apagada.

El elfo le agradeció la ayuda prestada, a lo que solo supo responder con un cabeceo, y armado con una improvisada azada, señaló el lugar en el que les darían el descanso dulce y esperado. El vampiro volvió a dirigir de nuevo su mirada a las consumidas maderas que conformaban los restos de una casa, dirigiendo su atención a los cuerpos...Consumidos, acabados, masacrados por el tiempo, ahora casi serían un montón de huesos. Puede que a esas alturas ya fueran polvo de no ser por el abrazo de las llamas, que si bien los calcinó, también contribuyó a mantenerlo algo de tiempo...

Que triste...Se irán a la fría tierra como tal, y acabarán perdiendose en el tiempo - Sonó jocosa la voz. Por una vez, sus palabras resultaron llamativas para Erik...Realmente, si les daban sepultura de tal manera, sería casi irrespetuoso. Finalmente, anunció, con una idea en mente:

Esto...fue un pueblo...Algún lienzo debe haber sobrevivido...Intentaré encontrar algo para poder arropar...los cuerpos. Deberías...preparar el lugar...mientras tanto -En cuanto la débil voz terminó de dirigirse al elfo, ya buscaba entre las maderas de esa casa, aunque de forma infructuosa. El daño ocasionado por el fuego parecía haber sido particular en aquel lugar. Los vacios ojos le miraban, perdida ya la esfera que debiera verle, o ver sus intentos por expiar las culpas que mancharan sus manos de sangre en el pasado. Quizás sus almas aún veían la acción del hijo que un día los cuerpos perdieron y los intentos del lacónico e improvisado acompañante por ayudar en el empeño.

Tras un tiempo de levantar madera y más madera, se vió obligado a pasar a la siguiente vivienda más cercana. Su esqueleto aún se mantenía, e incluso sobrevivían un par de muros que le daban un cálido y vivo aspecto, aunque solo en comparación con el resto, puesto que ahora no era más que una broma de lo que hubiera sido.

Al igual que antes, comenzó a apartar madera y más madera calcinada, hasta que finalmente, encontró algo que le serviría a su empeño. Debían haber sido las ropas de una cama. Dos trozos de tela grande, que resultarían suficientes para acomodar los cuerpos. Estaban manchados y algo ennegrecidos por el humo, pero habían sobrevivido. Recogió los lienzos y rasgó uno, el más grande. Aquello sería suficiente.

Regresó entre los escombros, pisando con cuidado, y con ojos atentos ante cualquier cosa que resultara sospechosa o llamativa. La estructura estaba dañada, y ser poco cuidadoso podría provocar el desmoronamiento de las paredes que quedaban en pie. El elfo debía haber avanzado algo en la excavación por esos momentos.

Dharkel empezó a cavar con la vieja azada deformada a causa del abrasador fuego que un dia reinó en aquellos lugares.

Tras él, oyó que Fenrir le decia algo. Al rato éste, se puso a buscar entre los viejos escombros de lo que en su dia fue un pequeño pueblo en auge.

Mientras Dharkel continuaba cavando sin descanso en aquel cementerio improvisado, Fenrir regresaba junto a él con un lienzo lo suficientemente grande como poner en su interior los putrafactos cadáveres.

No se como podré agradecerte esto...Fenrir...-la voz del elfo se cortó en seco-.Tengo una idea de como pagarte este favor-dudó de que su improvisado compañero de entierro le permitiera hacer lo que en su mente se maquinaba-.Dejame ayudarte a encontrar lo que buscas...asi quizás, yo tambien encuentre aquello que me ha dado una esperanza en esta cruel vida...

Esperando a escuchar las palabras de aquel hombre, prosiguió con su trabajo.

Extendió las lonas cerca del lugar en el que descansarían. Efectivamente, estaba un poco sucia y rota, pero era lo único que podían usar. Las veces que había visto sepultar a alguien, había sido en cajas o paños limpios e impolutos, así que eso sería algo cercano a la celebración natural...Un pensamiento cruzó por su mente...Aquellos...no habían recibido sepultura...¿Seguirían sus cuerpos allí o alguien se habría encargado de hacerlos descansar?

Por un instante, se hundió de tal forma en aquellos pensamientos, que las palabras del elfo apenas retumbaron en su mente levemente, aunque lo suficiente para traerlo de nuevo al suelo.

No...necesitas agradecerlo...Es un modo...de expiar mis culpas -Su voz fue leve, casí susurrante, aunque suave, mientras el elfo mantenía un momentáneo silencio. Después, le expuso aquella propuesta. Encontrar lo que buscaba...Había un problema con eso...

No sé...lo que busco...Mi historia es larga, pero...podría decirse...que me busco a mí mismo... -Las palabras podían parecer enigmáticas, sin embargo, quizás el elfo pudiera comprender el significado que había tras aquellas. Además, aquella no era la única razón...

Además...No puedo explicartelo, pero...no puedo tener el...privilegio de...tomar compañeros... -Dijo, cortándose su voz al final, al ser interrumpida por otra en su mente- Porque podrías matarlos... -Continuo con naturalidad, aunque un sudor frío le recorría la espalda- Espero que puedas...entenderlo...Sin embargo...seguro que nuestros pasos...vuelven a cruzarse. Yo he viajado mucho...puedo...tratar de averiguar algo...y me sería una gran ayuda...que trataras de indagar...algo sobre alguien llamado Matthew...Algo en los tres últimos años...

Calló. Por desgracia, esa era toda la ayuda que podía ofrecer aún. Al menos, hasta que aquella parte oscura de sí mismo se callara por fin. Esperó unos momentos, y al fin volvió a hablar:

Deberíamos...comenzar a preparar...los cuerpos...

El hombre le rechazó su ayuda mientras extendia la lona en el suelo. El hombre le dijo unas palabras que no tenian mucho sentido para él, pero quiza en el fondo de esas tristes palabras habria algo coerente.

Después de una leve pausa, aquel hombre dijo que si podria hacer algo por él...indagar sobre una persona llamada Matthew. Dharkel asi lo haria, y quiza descubriese algo relacionado con el cuarto cuerpo desaparecido...

Fenrir le recordó cual era su proposito. El "foso" improvisado ya estaba listo. Se dirigió hacia los putrefatos cadaveres mientras se ponia unos desgastados guantes para evitar tocar aquello.

Ven, ayudame con éste-empezó a coger lo que en su dia fueron las piernas de aquel hombre, o quiza fuese una mujer, ya daba igual.

(OFF: Ya de vuelta. Mi ausencia se debió a una malvada combinación de fiebre que me dejaba sin fuerzas, y que mi ordenador agoniza, pero ya vengo con fuerzas renovadas y varios grados menos de fiebre )

El descanso de los que nunca descansaron se acercaba cada vez más. El elfo había terminado lo que sería su morada última, o quizás no. Nadie podía saber si habrían desaparecido en el todo hace mucho o si se encontraban en los brazos de un ser superior. Tal vez ninguna de esas dos. Aún con el destino incierto, sentía que simplemente no podía dejarlos allí, donde el aire y los animales corrompían los cuerpos de los que dormían sin sepultura.

Pronto, su compañero ya comenzaba a tomar a uno de los cuerpos, listo para envolverlo en el improvisado sudario que había extendido en el suelo. El elfo llevaba un par de guantes, aunque él no tenía nada. No veía demasiado problema realmente. Había dormido a la interperie desde hacía mucho y su reticencia a ese tipo de contactos o situaciones habían disminuido mucho, si es que el ser que era ahora había realmente tenido problemas con eso...Era algo que no recordaba. Además, estaba seguro de que no enfermaría, puesto que la única herida peligrosa de infectarse estaba bien cubierto y sanaba ya. Bastaría con lavarse más tarde.

Así pues, con las manos desnudas, las tendió por los hombros del cuerpo y comenzó a izarlo con ayuda del elfo, para luego depositarlo, con cuidado y lentitud sobre la tela. un ligero dolor le recorrió el brazo derecho, en la zona herida, aunque no dió muestras de ello. Simplemente un pequeño efecto secundario del sobreesfuerzo.

Una vez depositado el cuerpo sobre la tela, comenzó a envolverlo, hasta que la cara del sufridor desapareció en el ennegrecido sudario. Sería el primero en descansar.

Bajémoslo... -Dijo al elfo, en un tono quizás algo más bajo del habitual, mientras comenzaba a coger de nuevo el cuerpo, ahora envuelto, para levantarlo y bajarlo a su lecho.

Aquel hombre cogió por los que parecían los hombros de aquella criatura que había muerto en una terribles circustancias que al recordarlas, le hacían temblar de pavor a pesar de haber visto morir y haber matado a varias personas a lo largo de su duro trayecto hasta las ruinas.

Dharkel como de costumbre, se sumia tan profundamente en sus pensamientos, que ya actuaba por inercia. Las palabras de Fenrir le devolvieron a la cruel realidad de nuevo con una simple palabra...

De acuerdo, lo bajaremos despacio, no quiero que este cuerpo sufra más después de todas las penalidades que han tenido que surguir a lo largo de los años-se apresuró a decir el elfo con voz apagada.

Poco a poco. el ser comenzó a descender, ahora envuelto en blanco sudario, a las sombras de la eternidad que lo contendrían. Poco a poco, se acercaba el momento en el que no sería más corrompido, ni por alimañas, ni por el tiempo, solo por la tierra que le daría sepulto. La larga espera terminaba para él. Aquel era el cuerpo de uno de los familiares del elfo que ahora le ayudaba ¿Se estaría debatiendo con una pena insoportable o eso era algo que habría superado hace tiempo? No lo sabía...Los elfos vivían tanto que en ocasiones se les hacía imposible el cambiar con velocidad. Lo que para algunos sería una herida cicatrizada y bien cerrada, quizas era una llaga sangrante en su alma.

Bien pensado, los hijos de la noche también eran longevos ¿Se convertiría el también en alguien ajeno a los cambios? Eso era algo que siquiera podía saber, puesto que no estaba seguro ni siquiera de si la locura acabaría apoderandose de él el día venidero o lograría superarla tras miles de años. Una sensación horrible le recorría...

Mientras tanto, el cuerpo tocó la tierra...

Con esto...ha llegado el momento...de que descanses... -Murmuró, en tono bajo pero audible, casi como dirigiendose al cuerpo que quizás ya no pudiera oirle.

El primero...ya ha recibido sepultura...Aún quedan dos por dormir...Será mejor que lo hagamos antes de que caiga... la noche... -Dijo esta vez al elfo, mientras salía de la fosa, con ligeras molestias en el brazo malherido.

Una vez fuera, con el Sol aún dirigiendo su brillante mirada desde las alturas, se dirigió al segundo que descansaría aquel día. Pronto terminaría su espera...

Vamos allá... -Murmuró para si mismo, mientras cogía el siguiente y lo comenzaba a alzar cuidadosamente, para depositarlo en la segunda de las telas, el otro fragmento de la que había roto. Mientras lo hacía, una pregunta, inspirada tal vez por aquella voz desconocida, o puede que por su propio desconocimiento, acudió a su mente...

Dharkel...¿Como ve la muerte...un ser tan longevo? -Dijo, con aquella voz suave como una caricia, pero quizás algo triste o intranquilizadora, aquella pregunta tan extraña para un vampiro.

El primer cadáver ya yacía en aquella fosa improvisada que Dharkel había cavado con bastante rapidez, y que debido a ello estaba de una manera irregular comparda con un rectángulo normal.

Este rito funerario, estaba resultando bastante incómodo para él, ya que normalmente, los rituales funerarios de los elfos, se hacían con todo lujo y detalle que la familia del fallecido pudiera permitirse.

Una vez que el cuerpo se quedó depositado en la arena, siguió a Fenrir hacia otro cuerpo para proceder con su entierro.

Una inesperada pregunta llegó a los oidos del elfo. Era una pregunta dificil de asimilar en aquel momento. Si esa pregunta huviese sido formula en cualquier otro lugar y momento, habría sido más facil de responder.

La muerte...que qué veo en la muerte...-El rostro de Dharkel se ensonbreció de repente-.¿Alguna vez te han hecho una herida de la que siempre te acordarás, o simplemente te ha quedado una eterna cicatriz?]-Dharkel hizo una leve pausa-.Lo que yo veo en la muerte, es como se escapa la vida de seres inocentes agotando así una pobre alma que estará condenada por el resto de sus días a una permanente vigilancia de lo que en su día fue su cuerpo, pero de lo que ahora ya solo quedan unos restos putrefactos de carne que ni si quiera el más hambriento de los carroñeros se atrevería a tocar...-.Al recordar lo que hará unos 70 años atrás ocurrió en ese mismo lugar, se estremeció soltando una pequeña lágrima-.Así es como yo veo la muerte...-Su voz se apagó...