En el mundo hay numerosas personas que ponen su espada al servicio de otros, por una módica cantidad de dinero, unos con más nobleza, otros con más crueldad, y con trabajos más o menos legales. Esta es una pequeña recopilación de algunos de los mercenarios más conocidos e influyentes.
Cofradía de la espada.
La cofradía de la espada es un famoso grupo de mercenarios, formado, como bien dice su nombre, por cuatro espadachines que decidieron unirse en su labor. Alrededor de ellos, giran numerosas historias heroicas y gestas legendarias. Suelen recibir numerosas peticiones de duelo de aquellos que tratan de poder decir "Yo soy aquel que derrotó a la cofradía", pero hasta ahora, continuan invictos. Sus componente son:
Yme:
Un antiguo veterano del ejército sacerdotal, lo abandonó por motivos desconocidos. De él, se rumoreaba que podría llegar a haber sido uno de los altos mandos, pero simplemente renunció antes de que esto sucediera.
Ronda los sesenta años ya. Es alto y fuerte, con el pelo negro, aunque comenzando a clarear, largo hasta caer sobre los hombros. Además, lleva una barba que le cubre gran parte de la cara. Sus ojos también son oscuros, enmarcados por un rostro ya surcado por la edad. Viste armadura de placas con una capa roja, y usa un mandoble, siempre enfundado a su espalda. En la frente, lleva una tiara de acero.
Es el lider de la compañía, respetado por el resto por su caracter noble y decidido. Aunque suele mostrarse serio, se sabe que es alguien amable y siempre hace lo posible por ayudar a los que lo necesitan.
Su corcel es un animal oscuro, llamado Neblina.
Leratto:
El segundo miembro más joven del grupo, vivió en la pobreza de pequeño y se vió obligado a crecer robando. Su éxito actual ha hecho de su carácter el de una persona algo altiva, con una ligera tendencia a menospreciar a los demás.
Tiene unos veinte años. Es rubio, con el pelo en un punto medio, ni demasiado largo ni demasiado corto. Tiene los ojos marrones, y su piel es bastante pálida. Sus rasgos lo hacen popular entre las mujeres. Su equipamiento para la batalla consta de una armadura intermedia, un escudo de lágrima y una espada larga. Posiblemente, se trate del mejor jinete del grupo. Lleva una capa de terciopelo rojo, como la de Yme.
Monta un purasangre blanco, de nombre Eco.
Vila:
Un vital joven de Lastong, y miembro más reciente. Desde siempre, ha admirado al grupo, y se ha esforzado por lograr entrar. Perteneció un tiempo a la guardia, pero la abandonó en cuanto se le presentó la oportunidad de su vida.
Es algo pequeño en cuanto a estatura, pero sin duda se trata del más agil del grupo. Su pelo es castaño y fino, a media melena, y sus ojos de color miel. Acostumbra a sonreir continuamente y rara vez se le ve enfadarse por motivos nimios. usa una armadura de cuero ligero y dos espadas cortas.
Monta una yegua de pelaje marón oscuro, Diana.
Hector:
Se trata de un viejo amigo de Yme, aunque es notablemente más joven que este. Ambos se conocieron cuando el primero servía a Arcadia. Hector era por aquel entonces un mercenario que solía cooperar con el ejército. Cuando su amigo lo abandonó, ambos formaron grupo con velocidad, dando lugar al inicio de la cofradía.
Es un hombre que ronda entre los cuarenta y los cincuenta. De porte recio y corpulento, se trata de una autentica fortaleza andante. Es calvo, y sus ojos son negros y pequeños, contrastando con una piel morena. Viste una armadura de placas mucho más pesada y resistente que la de Ymei, y carga con una espada bastarda de hoja más ancha de lo normal. Además, es el único que viste yelmo.
Es alguien serio y lacónico, y comparte el carácter noble de su amigo, al que seguiría hasta la tumba.
Monta un enorme corcel de guerra, con un mantón de malla, Capitán.
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Ban Rojasangre:
Las canciones de los juglares hablan de Ban como uno de los más violentos e intimadadores mercenarios habidos y por haber.
Es un hombre alto, perteneciente a la raza de los licántropos. Una melena morena y muy larga corona su cabeza, rematado su rostro por una siniestra sonrisa. Cubre su cuerpo, cubierto por innumerables cicatrices, fruto de su interminable carrera poniendo precio a su arma, con un montón de pieles, que contribuyen a su aspecto salvaje. Su única vestimenta como tal es un mantón rojo que usa para tapar sus piernas hasta las rodillas. Dos guanteletes de acero, ajustados de tal forma que casi parecen sus manos, rematan su fiero aspecto. Un enorme hacha de doble hoja constituye su única arma.
Es un hombre que disfruta con la violencia, con la guerra, y simplemente destruyendo. Su cabeza tiene un precio elevado, siendo buscado por asesinatos, violaciones, robos, extorsión y un sin fín de crímenes más. Temido incluso en los bajos fondos, Rojasangre, nombre dado por motivos obvios, nunca falla un trabajo, aunque para ello tenga que recurrir a los métodos más sucios posibles. Se dice que rechaza la recompensa si ha disfrutado lo suficiente. Casi nadie acepta una misión a su lado, puesto que se cuenta que pocos de sus compañeros sobreviven.
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Mila, la orquidea
Su nombre y su belleza engañan a cualquiera, puesto que ante nosotros tenemos a una de las más eficaces y sigilosas asesinas de la historia. Su nombre nace de la flor que deja siempre en la escena de su trabajo.
De cabellera negra, casi violacea, y piel morena, es una joven mujer de cuerpo casi perfecto, que no duda en usar si eso le permite acabar su trabajo. Tienes rasgos algo afilados, una nariz pequeña y cejas que apuntan hacía arriba, enmarcadas por unos ojos grises y frios como el acero. Viste ropajes negros y ajustados, que hacen que se la confunda con las sombras de la noche. Siempre suele tapar parte de su rostro con una máscara. Su daga es como el aguijón de un insecto venenoso, una vez pica, ha llegado tu fin. Lleva con ella, además, numerosos venenos y artefactos.
Cuando camina en las sombras de la noche, se convierte en una mortal silueta que acaba con las vidas de sus objetivos con total frialdad. Nada escapa a su abrazo, y nadie que haya sido marcado como una presa ha sobrevivido. Más allá de sumortalidad, poco se sabe sobre su personalidad, gustos o aficiones, siquiera de quien se trata en realidad. La recompensa por su cabeza alcanza los 10 000 Danas.
Nadie conoce el verdadero rostro tras La orquidea.
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Temos Zariel:
Temos es un joven de raza no identificada, de pelo corto y castaño, con unos ojos de un azul eléctrico que parecen contener el saber de miles de años. Sus orejas algo puntiagudas parecen mostrar algo de sangre elfa en su ascendencia, aunque esto es algo que no señalan el resto de sus rasgos. Muy alto y corpulento, presenta no solo unas capacidades físicas dignas de una bestia, sino que además es inteligente y domina multitud de tipos de magia. Viste armaduras ligeras y ropas típicas de alguien que recorre los caminos, como chalecos o pantalones de tejido resistente y cómodo. A su costado, porta una espada larga, y a su espalda un báculo de mago.
Es amable y noble, y quién habla con él descubre una profundidad en sus palabras que alguien de su juventud no podría tener, y habla cosas que ni siquiera un anciano sería capaz de conocer, como si hubiera vivido más vidas de las imaginables. Algunos lo definen como un verdadero genio, mientras que otros llegan a divinizarlo. No se conocen los motivos que lo llevaron a dedicarse al oficio de mercenario, pero nunca acepta trabajos que pongan en peligro la integridad de una persona inocente.
