A la tercera va la vencida.

Todo estaba oscuro, no veía nada, cuando una luz cegadora apareció enfrente mía.
Salí despedido de una especie de portal a una zona estaña donde nunca había estado. Caí a un suelo que estaba cubierto de césped pero pero por muy mullido que fuese la ostia fue monumental, fui rodando hacia un árbol el cual se puso en mi camino "tu sabes como sabe un árbol..... desde entonces yo si....".

Poco después de pegarme semejante batacazo contra el árbol intente levantarme apoyando mi mano en una parte del suelo que estaba llena de musgo, se me resbalo y volví a caerme al suelo, mi cabeza choco contra una piedra que estaba medio enterrada en el suelo por suerte no tenia filo, me levante y dije:

-¡¡¡ITTAI!!! - me lleve las manos a la cabeza a causa de el golpe.

Estaba mareado por el golpe y todo me daba vueltas, estaba agotado a consecuencia de todo lo del portal, caí al suelo durmiendo por el agotamiento.

Recuerdo que todo estaba oscuro, y también esa sensación que se tiene en el estómago mientras caes. Como cuando montas en una montaña rusa y bajas las cuestas empinadas. Normalmente me suele gustar esa sensación, pero, en ese momento, me pareció horrible, angustiosa. Yo que nunca me mareo, sentía que quería vomitar. Pronto la sensación paró, y con su fin, llegó un dolor, no demasiado intenso, pero sí profundamente molesto. Había terminado de caer, y la caída había finalizado con un golpe contra algo. No supe muy bien sobre que había caído, pero me pareció que era algo vivo.

Me levanté poco a poco. Aún me dolía un poco el golpe. Me quedé mirando sobre qué había caído, y, para mi sorpresa... ¿Zaki?

Recogí mi gorra, que había caído un poco alejada de mí, me arreglé un poco el pelo y me la puse. El suelo era de césped, lo que dejaba bastante claro que no estaba en la calle de mi pueblo, nii en ningún sitio cercano a él. Un paisaje campestre se resentaba ante mí. Lucía realmente hermoso, casi bucólico, pero a la vez era demasiado extraño. ¿Cómo demonios había llegado allí? Era un lugar que claramente no se encontraba cerca de ningún sitio que conociera. Incluso los bosques franceses por los que había podido pasear en los intercambios que realizaba con el instituto tenían muchísimo que envidiarle a este. A esos árboles tan altos y frondosos.

Ya me había embobado con el paisaje sin pensar en lo que pasaba >.<
¡Zaki! Zaki estaba allí, eso era muy raro. Estuviéramos dónde estuviéramos, estábamos los dos. Me abalancé sobre él. ¿Cómo podía dormirse en un sitio así? Esas cosas solo las hace él, suspiré.

- ¡Zaki! -le grité- ¡Despiertaaaa! ¿Dómde estamos?