Entrevista [Marcus]

[Tras El despertar] [OFF: Se inicia en la ciudad, pero dado que pronto se llegará a la mansión del jefe, se postea aquí]

Tras la comida, en la que Gunter había dado cuenta de la mayor parte de la pieza, se volvieron a poner en marcha. Habían hablado un poco del hombre al que iban a ver, aunque tampoco se había dicho mucho más sobre él. La marcha duró unas hora más, pero por suerte, entre el descanso y que el hombre no parecía tener problemas con distancias prolongadas, llegaron sin percances. Los guardias se sobresaltaron cuando vieron a un Urhok [Consultar "La llegada"] cruzar con velocidad frente a ellos. Por suerte, el animal pasó de largo y el resto de la manada no se dejó ver, por lo que fue más bien un paseo tranquilo.

Finalmente, aún sin que la fronda decreciera, llegaron a la ciudad. Lo primero que debió llamar la atención de Siete fueron los altos árboles. Eran enormes y de troncos increiblemente gruesos. A ojo, tendrían incluso tres o cuatro metros de radio, y además había muchos.

Otra cosa destacó entonces. El hombre pudo ver varias casas, algunas de piedra y otras de madera, esparcidas por el suelo. Y también a gente, aparentemente humanos como él, aunque solo aparentemente. Por allí pasó un hombre con cola, y ese otro tenía pinta de adulto, tal vez cincuentón, pero era muy bajo.

Llegamos. Bienvenido a Leira -Anunció Gunter. Temar esbozó una pequeña media sonrisa, imaginando que el humano estaría dudando de si esas cuantas casas repartidas eran realmente un ciudad. Señaló hacía arriba.

Sobre sus cabezas, a algo de altura, podían verse una gran número de pasarelas y plataformas, sustentando edifcios a diferentes alturas, algunos por encima, otros por debajo, unos más cerca del suelo y otros más altos, pero todos unidos. Todo se encontraba amarrado a los enormes árboles que poblaban la zona, e incluso algunos parecían haberse transformado en parte de un edificio. Una vista muy llamativa e impresonante.

Es habitual ver depredadores por esta zona. Además, los árboles ocupan la mayor parte de la zona de Lastong, por lo que hubo que encontrar otro métodos -Dijo el guardia bajo, aún sonriendo- Al final las cosas se fueron ampliando y ampliando...y nació esta gran ciudad arborea

Increible ¿Verdad? -Intervino su hermano, mirando con orgullo hacía arriba- Nosotros somos miembros de la guardia, nuestra labor es defenderla de amenazas -Explicó, para luego comenzar a dirigirse hasta uno de los árboles- Es por aquí...

El tronco al que se había dirigido estaba rodeado por pasarela que ascendia en espiral hasta llegar arriba. Era una subida un poco pronunciada, pero las gentes del lugar estaban acostumbradas. Poco a poco, comenzaron a subir. Llevar a Gunter delante, con su pesada armadura, parecía algo peligroso. Cualquier tropezón y daba por pensar que se convertiría en una roca rodante que los pasara por encima. por suerte el hombre también era nativo del lugar y podía moverse bien en esos caminos ascendentes...El armario andante dió un traspies, y Temar comenzó a rezar por su vida... Como le cayeran esos dos robles encima, no lo contaba.

Tras comer en la cabaña de sus acompañantes, decidieron emprender de nuevo la marcha a la ciudad, en la cual, según le habían contado, tendría que encontrarse con un señor bastante importante, el propio líder de la ciudad. Esto podría llegar a ser una buena oportunidad para empezar su vida, quizás tuvieran sitio para el en su ejercito, ya que por alguna razón, intuía que el había sido soldado, solo debía compararse con Gunter, quien poseía la misma complexión física que el, pero solo era una intuición, si había trabajado o no como soldado, lo recordaría mas adelante.

Tras unas horas de camino, se encontraron con un animal muy peculiar, el cual se cruzó como un relámpago frente a ellos, algo que sobresaltó a sus compañeros, pero no a Siete, quien lo vio alejarse entre los arboles con sumo interés, no podía asegurar que lo conociese, puesto que la zona en la que ahora se encontraba no había sido pisada nunca por el, por lo que intentó quedarse con la imagen para mas tarde, buscar información sobre el.

Al final, llegaron a su destino, aunque, no se había imaginado que la ciudad fuese tan... pequeña. Un puñado de chozas y casas de piedra en el corazón del bosque, rodeadas de arboles de impactante grosor, y si mirase al cielo, de impactante altura. Algunos habitantes, se encontraban paseando ese mismo momento, aparentaban ser humanos comunes y corrientes, pero, con algunas diferencias. Un hombre con cola y otro muy bajito, era solo una pequeña muestra de la diversidad de razas que habitaban la ciudad.

Llegamos. Bienvenido a Leira - Dijo Gunter, parecía bastante animado, aunque Siente dudaba sobre si aquello debía ser en verdad la ciudad, o era solo una pequeña parte de esta, y entones, Temar mientras esbozaba una pequeña sonrisa, señaló al cielo. Cuando Siete dirigió su mirada hacia este, sus dudas quedaron aclaradas, lo que había visto, solo era una parte de ella, puesto que la autentica ciudad se alzaba sobre sus cabezas, perdiéndose en las alturas. Casas dentro y fuera de los arboles, pero sobretodo, lo que mas impresionaba, era la cantidad de pasarelas y escaleras que unían toda la ciudad entre si, como si de una enorme telaraña se tratase.

Es habitual ver depredadores por esta zona. Además, los árboles ocupan la mayor parte de la zona de Lastong, por lo que hubo que encontrar otro métodos -Siete permanecía con la vista fija sobre los enormes arboles, y sobre los hogares que de estos nacían.- Al final las cosas se fueron ampliando y ampliando...y nació esta gran ciudad arbórea.- La explicación fue interesante, una muestra de la necesidad de supervivencia de las razas, y la seguridad que daba el poder mantenerse alejados de los peligros que en el suelo acechaban.

Increible ¿Verdad? -Se notaba que Gunter se sentía muy orgulloso, por proteger tan hermoso lugar.- Nosotros somos miembros de la guardia, nuestra labor es defenderla de amenazas -Tras esto, se acercó a uno de los arboles. - Es por aquí...

El tronco, estaba rodeado por una pasarela que ascendía en espiral hasta una zona elevada. Era bastante pronunciada, pero por lo que pudo apreciar de Gunter, no era algo a lo que no estuvieran acostumbrados, aunque durante unos segundo, tras un traspiés del grandullón, temió de que en cualquier momento, tendria que hacer de barra de sujeción, por si el muro que tenia en frente, se precipitara sobre sus cabezas.

-Controla una hermosa ciudad... vuestro líder. - En el trayecto había cogido mas confianza, y no tardaba tanto entre palabra y palabra, una notable mejora en tan poco tiempo. -Supongo... que se encontrará en la zona mas alta... ¿no? - Era una suposición, puesto que también podría encontrarse en el mismo corazón de al ciudad, y la verdad, en ese momento preferiría encontrarlo en un nivel mas bajo, por lo que ahorrarían tiempo en subir hasta la cumbre.

-Controla una hermosa ciudad... vuestro líder. -Dijo Siete mientras ascendían. Gunter levantó la cabeza con orgullo, mientras su voz surgía de sus pulmones como un volcán atronador- ¡Por supuesto! Esta es la ciudad más hermosa de todos los lugares. Esa cosa submarina de los nalvanemses no puede ni compararse ¡Jajajaja! -Sí, estaba claro que amaba ese lugar...Aunque estaba sudando un poco por el ascenso. Sin duda, no era una cosa muy fácil el subir con aquel armatoste de metal encima.

Por su parte, Temar subía más relajado, sin problemas y sin cansancios...Aunque iba un poco pegado al tronco, por si las moscas. Ser astuto no se relacionaba solo con adivinar cosas o ser rápido de mente, también en salvaguardar el cuerpo de daños como tales que llevaba frente a él.

-Supongo... que se encontrará en la zona mas alta... ¿no? -Dijo de nuevo el extranjero, de quien Temar comenzaba a notar la mejoría. Seguro que su memoria volvía pronto. Esta vez fue el guardía más bajo el que contestó- Sí, está un poco elevado, para poder ver bien toda la ciudad. Ya sabes, por si hay disturbios y ese tipo de cosas. Tendremos que subir otras escaleras como estas más para alcanzarlo y atravesar unas cuantas pasarelas, pero lo que queda no es nada.

Tras un pequeño trayecto, del que al final salieron vivos, alcanzaron la primera plataforma. Ahora Siete pudo ver gran parte de la ciudad en todo su esplendor. Aquella zona estaba situada sobre una plataforma de madera, y las hojas y ramas de los árboles poblaban todos los lugares. Una barandilla impedía caidas peligrosas, y una hilera de casas recorrían la calle a su derecha. Algunos ciudadanos daban un paseo por la calle, y unos niños que jugaban cerca de la barandilla se quedaron mirando al misterioso hombre que llegaba con los guardias. Era tan alto,y por como vestía, daba un poco de miedo.

Algunos adultos les dirigieron un saludo a los recién llegados, e incluso al humano. Algunos ya sabían que debía haber pasado, así que entendían como tenía que sentirse. Una anciana dirigió un sonrisa al joven Temar. Ese joven pilluelo siempre había estado haciéndoles tretas cuando era más pequeño, y los del lugar le tenían mucho cariño, igual que a su hermano, cuyo sentido del honor siempre paraba en seco al otro. Se respiraba una atmósfera de tranquilidad a pesar de los rumores sobre guerra que discutieran antes.

Bien...¿Nos ponemos en marcha o cierto armario está cansado? -Dijo Temar con una sonrisa a Siete, aunque resultaba muy claro que lo último iba a su hermano.

Urgh...Buff...Si...va-vamos, que estamos...buff...frescos como una rosa... -Dijo Gunter resoplando y envuelto en sudor.

Habían alcanzado ya la primera plataforma, tras una subida tan pronunciada era bueno haber alcanzado un nivel "llano" en el que poder descansar... algo que Siete no necesitaba, pues permanecía inalterable a los esfuerzos físicos, no como su compañero Gunter, de quien se podía apreciar el severo cansancio de llevar una armadura tan pesada.

Mientras permanecían en la plataforma, unos cuantos habitantes se les acercaron en pos de saludarles, en un principio a los dos guardias, pero también hubieron algunos que les saludaron a el, a los cuales les respondía con un "Encantado" o respondiendo a cualquier pregunta que estos les hicieran. Pudo apreciar también, de que los niños parecían mantener la distancia con el, le miraban con curiosidad y un poco de recelo, seguramente no estarían acostumbrados a encontrarse con un individuo, tan peculiar.

Bien...¿Nos ponemos en marcha o cierto armario está cansado? - Temar parecía estar pasándoselo bien, pues no dejaba de sonreír, también captó cierta ironía en sus ultimas palabras, pero las tomó como una especia de broma hacia su hermano, quien todavía luchaba por recuperar la respiración.

Urgh...Buff...Si...va-vamos, que estamos...buff...frescos como una rosa... - Siete sonrió con esas palabras, Gunter estaba bastante mojado de sudor, y por alguna razón, se imaginó que era porque lo habían regado como a una planta, algo que decidió no decir en voz alta por no faltar al respeto a las dos primeras personas que había conocido.

-Bueno... pues guíanos por la ciudad... la verdad es que las vistas desde aquí son impresionantes... -Dijo mientras observaba las casas y pasarelas de su alrededor, las cuales le otorgaban un aspecto muy bello a la ciudad. - Me muero de ganas... por verla desde lo alto... pero sobretodo... me gustaría conocer aquel señor... que con tanto orgullo hablas. - Miró hacia lo alto, esperando poder ver algún hogar diferente al resto, pero sin resultados, pues todos eran diferentes entre si. - Si es tan bueno... no me importaría servirle... - Miró a sus compañeros, quienes seguro estarían un poco asombrados por las decisiones de Siete. - Mientras espero recordar... mientras espero las respuestas al portal... quiero vivir una vida como el resto de habitantes.... de esta ciudad. - No había duda en sus palabras, era completamente sincero, ademas, mostraba que aun habiendo olvidado su pasado, no era escusa para también olvidar su futuro. - Quier volver ha llenar el hueco que dejaron mis recuerdos... con nuevas experiencias en esta nueva vida...

El hombre, con ese hablar pausado que solína poseer los que habían sufrido una experiencia similar, contó a los guardias lo que planeaba hacer de ahora en adelante, al menos, mientras no conservara sus recuerdos. Gunter lo miró con el pecho henchido de orgullo mientras hablaba de la ciudad y sus bondades. Si algo le llevara a alistarse en la guardía, fue servir a aquel lugar hasta con sus últimas fuerzas, y el espíritu de aquel hombre le emocionaba.

Por su parte, una pequeña sonrisa no desapareció del rostro de Temar en ningún momento ¿Acaso había notado algo? Su hermano se dió cuenta y pregunto, aún sudando:

¿A...A que viene... esa sonrisa? -Preguntó el gigante, mirando a Temar. La sonrisa de Temar se hizo algo más pronunciada- Seguro que tú también los has notado, hermano -Dirigió ahora su mirada hacía Siete, y comenzó a hablar- E incluso tú, Siete...El caso, es que tenía la impresión de que podías decir algo así...Desde el principio, estaba claro por tu aspecto -Hizo una pequeña pausa para tomar aire- Tengo la impresión de que, allá del lugar del que procedes, estuviste dedicándote a algo similar. No hay más que compararte con mi hermano, o mirar tu vestimenta. No parece la de muchos de los que hemos encontrado. Tiene el aspecto de una diseñada para ocultarse en la noche, para evitar ser descubierto, y para permitir una perfecta movilidad, nada que ver con lo que muchos traían puesto. Además...

Ahora señaló al chaleco del hombre, concretamente a algo que sobresalía de uno de los bolsillos. Parecía el mango de algo- ¿Es un arma? -Preguntó Gunter, quién, al ir delante todo el tiempo, no lo había notado- Sí...Me parecía curioso que un civil fuera armado de tal forma, también -De nuevo, la sonrisa del guardia más pequeño se amplio, mientras le tendía la mano- Es un placer tener a hombres como tú de nuestro lado. Espero que pronto te recuperes también -Ahora casi parecía al borde de la carcajada- Soy el subcapitán Temar Dinar, y dentro de poco, tu superior

Por su parte, el gigantón... estaba emocionado... Casi parecía a punto de romper a llorar. Su fachada de seriedad se había desplomado por una vez, y dejaba ver al hombre preocupado por los demás y por el lugar en el que vivía.

Bienvenido... -Logró decir. Tras unos pequeñso momentos, volvió a ser él mismo- Ejem...Ejem...¿Que os parece si seguimos? Habrá algo de papeleo que hacer

Su hermano asintió y los dirigió hasta la segunda de las escaleras en espiral. Al ascenderla, pronto acabarían frente a la mansión en la que residía el jefe, y donde se discutían además los asuntos de gobierno. Sin embargo, Gunter se quedó algo rezagado, acercándose a uno de esos depósitos de agua que por allí había y bebiendo un trago, además de mojarse la cara, especialmente para limpiarse los ojos. No podía presentarse así frente a su señor. Una vez listo, también los siguió.

Parecía que sus palabras habían tenido un efecto inesperado para Siete, quien al dirigir su mirada a Gunter, se percató en como este se emocionaba por momentos, mientras que su hermano, permanecía con su inalterable sonrisa, algo que extrañó al grandullón, quien le preguntó.

¿A...A que viene... esa sonrisa? - La sonrisa de Temar se hacia cada vez mas notable ¿Tal vez supiese algo interesante? ¿o quizás... solo estaba feliz por sus decisiones? - Seguro que tú también los has notado, hermano - Miró a su hermano, quien aun parecía un poco extrañado. - E incluso tú, Siete...El caso, es que tenía la impresión de que podías decir algo así...Desde el principio, estaba claro por tu aspecto - Se miró sus grandes manos, las cuales se encontraban sucias y aun cubiertas de sangre seca, tenia heridas en los nudillos y moratones en todo el cuerpo, el dolor era imperceptible, algo bastante curioso por parte de esas heridas.- Tengo la impresión de que, allá del lugar del que procedes, estuviste dedicándote a algo similar. No hay más que compararte con mi hermano, o mirar tu vestimenta. No parece la de muchos de los que hemos encontrado. Tiene el aspecto de una diseñada para ocultarse en la noche, para evitar ser descubierto, y para permitir una perfecta movilidad, nada que ver con lo que muchos traían puesto. Además...

Las palabras de Temar empezaron a confirmar sus intuiciones, no conocía nada de su pasado, pero por extraño que pareciera, su cuerpo si seguía recordando ciertos detalles, como el que había nacido para luchar y por ello se sintió ofendido por las palabras de preocupación del grandullón.

Ahora le señalaba a su chaleco, en concreto, a un objeto que sobresalía de uno de sus bolsillos, en el cual, no había caído con anterioridad .-¿Es un arma?- Siete llevó su mano derecha a la empuñadura y la acarició con cuidado, en efecto, era un arma, en concreto un cuchillo. Estaba bastante sorprendido por tal descubrimiento. -Sí...Me parecía curioso que un civil fuera armado de tal forma, también. - Su sonrisa se amplió aun mas, mientras le tendía la mano que, parecía querer que se la estrechase. - Es un placer tener a hombres como tú de nuestro lado. Espero que pronto te recuperes también - Siete tendió la mano con la que había estado manoseando el cuchillo, estrechándola con la de Temar, que parecía estar a punto de echarse a reír- Soy el subcapitán Temar Dinar, y dentro de poco, tu superior. -Siete no daba crédito a sus oídos, ya conocía a quien seria su superior, de antes incluso se que hubiese pensado en formar parte de la guardia.

-El placer... es mio...- Dijo aun sin saber bien como reaccionar, la verdad es que no se esperaba que uno de sus acompañantes, fuese alguien de tanta importancia como para convertirse en su superior de una momento a otro. Cuando se giró para ver a Gunter, se asombró al ver como este, tan formal y serio durante todo el camino, estaba tan emocionado, que casi podría ponerse a llorar.

Bienvenido... -Parecía haber necesitado un gran esfuerzo para decir aquella simple palabra. -Gracias...- Tras este pequeño momento emotivo, el grandullón volvió a ser el mismo - Ejem...Ejem...¿Que os parece si seguimos? Habrá algo de papeleo que hacer

Temar asintió y se dirigió a la segunda escalera. Por lo visto era la ultima subida, pues ya una vez en lo alto, solo quedaría dar unos pasos mas para acabar frente a la residencia del jefe. Pero al dirigir su mirada hacia atrás, se percató en que Gunter se había rezagado y estaba bebiendo de unos depósitos, seguramente para recuperarse un poco.

El ascenso aquella vez no se hizo tan largo. Además, el hecho de que Temar fuera ahora el que lideraba la marcha, aumentaba la velocidad gracias a la ligereza de éste, así como hacía que el riesgo de muerte se viera reducido a detener la caida de un peso pluma. Gunter iba ahora algo alejado, debido a el haberse detenido refrescarse. Además, estaba claro que había reducido el ritmo aprovechando que los demás no tenían que ir trás él. Eso si, si preguntaran, simplemente diría que les cubría las espaldas.

Temar esgrimía de nuevo aquella sonrisa, que combinada con el brillo astuto de sus ojos, le daban sin duda todo el aspecto de alguien a tener en cuenta a la hora de una lucha de mentes. Lo cierto es que estaba recordando una antigua experiencia, que contó a Siete. Esta vez ya no era un intento de hacerle volver en sí, aunque puede que tuviera una parte de esa intención. Era también una charla coloquial:

¿Sabes que pasó hace ya tiempo, Siete? -Dijo, girando la cabeza mientras aún subía, y mirando al extranjero, y también a Gunter, que ahora acababa de aparecer por la curva visible del tronco- Un día, le dije a mi hermano que era un verdadero suicidio patrullar con su armadura de combate...La verdad es que ni yo me esperé lo que sucedió -Había un pequeño deje de aprecio fraternal en su voz, así como un toque nostálgico- Se enfadó y me dijo que como podía decir aquello. "La armadura es una de las señas de un guerrero" me dijo, llevándose la mano al pecho incluso... -Hizo una ligera pausa, como la del buen narrador que sabe darle la entoncación correcta a sus historias. Al continuar, casi lo hizo entre carcajadas- ¡Aquel día, una de nuestras primeras patrullas, aún no se había acostumbrado a subir así, y acabó desmayándose y rodando sobre un montón de soldados, en esta misma pasarela! -Temar no pudo contenerse la risa. Aún con todas las bromas, estaba claro que contaba todo aquello con el aprecio de un hermano, y en ningún momento pretendía burlarse, pero la marcha de su hermano le había recordado aquél día y no pudo evitar contarlo. Gunter le miró extrañado, preguntándose a que venía aquella risa.

La marcha continuó sin incidencias. Ni caidas, ni desmayos, ni similares. Cuando llegaron, pisaron una doble plataforma, preparada para resistir mucho más peso que una de las que formaban la ciudad, y bastante amplia. Y tenía razón de ser.

Frente a ellos, unos cuantos metros hacía el frente, lo primero que Siete vió fue una valla de madera de unos dos metros. Era madera algo oscura, contrastando con el suelo de la plataforma, y su motivo era principalmente estético. Las varas que la formaban eran finas, y tenían amplios huecos entre sí, por lo que estaba claro que su función no era la defensa. Por otro lado, dotaba de un toque de elegancia al edificio que rodeaba.

Más allá de la valla, Siete vió una construcción que, si bien no era particularmente única, resultaba bastante impresionante en aquel lugar, rodeada de las ramas de los árboles, que aún se extendían bastante hasta llegar a sus copas. Puede que hubieran superado hacía bastante los veinte metros, y aún así, frente a él, tenía una construcción muy grande y de tres pisos. Se trataba de una verdadera mansión, que seguramente estaría plagada de numerosas habitaciones. Las ventanas carecían de cobertura, aunque eran algo amplias. Seguramente dispusieran de contraventanas, para ser cerradas por las noches. La madera era clara, y la puerta principal era doble, abierta en su totalidad.

Impresionante ¿Verdad? -Dijo Temar- A Nuestro Señor le parece excesivamente grande, y ha dejado solo la última planta como sus aposentos, pero lo cierto es que a mi no me importaría tener un lugar así. Seguro que podría vivir lo que me queda sin demasiadas emociones fuertes. -Terminó sonriendo, mientras unos pasos pesados se escuchaban a su espalda. Gunter acababa de llegar, aunque esta vez no sudaba, unicamente respiraba un poco rápido. El paso lento le había ayudado.

Bi...Bienvenido a nuestro destino -Dijo el otro guardia una vez se colocó a su lado. Atravesaron la única entrada en la valla, bastante amplia y custodiada por dos guardias vestidos con yelmo, armadura mediana y lanzas, y se dirigieron a la otra puerta, a punto de penetrar en el edificio. Los dos guardias, al cruzarlos, dirigieron una inclinación de cabeza a los hombres, mientras continuaban con mirada impasible...Uno de los guardias bostezó cuando estaban ya algo alejados ¿Impasibles o somnolientos?

Esta subida no fue tan larga como la anterior, seguramente tendría que ver con que Temar había cambiado el puesto con su hermano, quien ahora se encontraba rezagado del grupo unos metros mas abajo, sumado a que ellos se movían a un paso mas rápido, no ayudaba a que los alcanzase.

Mientras, Temar volvía ha sonreír de la misma forma que antes, aunque Siete, no sabría decir si era por que aun perduraba la alegría del momento, o porque acabase de pensar en algo gracioso. No tardaron mucho en ser resueltas sus dudas, pues de repente, empezó a hablarle sobre una experiencia que tuvo hacia tiempo.

¿Sabes que pasó hace ya tiempo, Siete? -Le dijo, mientras giraba la cabeza para verle mejor, aunque no aparentaba querer verle solo a el, puesto que su mirada también se dirigía hacia Gunter, que acababa de aparecer pocos metros atrás- Un día, le dije a mi hermano que era un verdadero suicidio patrullar con su armadura de combate...La verdad es que ni yo me esperé lo que sucedió -Había un ligero toque nostálgico en sus palabras, se notaba que le gustaba recordar aquellos momentos de su vida, algo de lo que Siete sentía una ligera envidia- Se enfadó y me dijo que como podía decir aquello. "La armadura es una de las señas de un guerrero" me dijo, llevándose la mano al pecho incluso... -Hizo una pausa, parecía querer darle un toque mas interesante a su historia, pero cuando continuó, Siete se sorprendió de que este lo hiciese casi a carcajadas- ¡Aquel día, una de nuestras primeras patrullas, aún no se había acostumbrado a subir así, y acabó desmayándose y rodando sobre un montón de soldados, en esta misma pasarela! - No pudo evitar soltar una carcajada, he incluso "Marcus" quien todavía no había reído en todo el viaje, no pudo evitar soltar una leve carcajada, fue algo leve y tosca, como si fuese la primera vez en su vida que hubiese llegado mas allá de la sonrisa.

Al llegar a la cima, pisaron una gran plataforma doble, en cuyo centro se alzaba otra casa arbolada... pero no era una cualquiera, puesto que su tamaño superaba con creces las demás casas que habían visto, tenia una altura de tres plantas, rodeada por las ramas de los grandiosos arboles sobre los cuales estaba edificada, tenia también una fina valla de oscura madera, la cual rodeaba la edificación. No tenia pinta de ser muy resistente, ademas los huecos entre cada barrote eran lo suficiente mente anchos, como para que una persona pudiera pasar entre ellos, con dificultad, pero lo conseguiría.

Impresionante ¿Verdad? -Dijo Temar, a lo cual no pudo contradecir.- A Nuestro Señor le parece excesivamente grande, y ha dejado solo la última planta como sus aposentos, pero lo cierto es que a mi no me importaría tener un lugar así. Seguro que podría vivir lo que me queda sin demasiadas emociones fuertes. - Su sonrisa permanecía siempre en su rostro, como si formase parte de su ser, algo que alegraba a Siete, quien sentía bastante aprecio por quien seria su nuevo Sub-Capitán, aunque habían compartido solo un trecho de camino, le había demostrado que era una persona en quien confiar. No podía dudar de que serviría bajo las ordenes de una buena persona. Entonces, empezó a escuchar el sonido de unas pisadas tras de si, al volver, se percató en como Gunter acababa de darles alcance, parecía que el ritmo al que había subido esta vez no le dejó sin respiración, ademas de que ya no estaba sudando.

Bi...Bienvenido a nuestro destino - Por supuesto, también sentía aprecio por el grandullón, quien no había podido contener las lagrimas cuando el decidió formar parte de su guardia. Aunque tenia una duda, si Temar era su Sub-Capitan... ¿Que era Gunter? -Gracias de nuevo... - Le parecía bastante curioso, ¿seria alguien e inferior categoría a su hermano... o compartirían el mismo rango? Tendría que preguntárselo antes de llegar a ver a su jefe.

Encontró la oportunista, cuando tras haber atravesado las puertas de la verja, donde unos guardias apostados, vigilaban que ningún bribón molestase a los habitantes de la mansión, aunque la verdad, parecía que no pasaba algo así desde hacia bastante, puesto que uno de ellos no fue capaz de evitar un bostezo. -Parecen un poco aburridos... los guardias. - Fue un comentario casual, al cual no esperaba respuesta mientras observaba de refilón a los guardias. - Eso es buena señal... seguro no solerán aparecer muchos bribones por esta zona... - Miró de nuevo a sus acompañantes, para luego quedar con la vista fija sobre Gunter - Temar es Sub-Capitan... ¿Tu ostentas el mismo rango? - Dijo mientras un deje de curiosidad se observaba en su mirada.

Uno de los guardias de la verja, una vez habían pasado los visitantes, volvió a colocarse en posición relajada, apoyada la lanza sobre el suelo y dejando caer todo su peso. Gunter se giró a tiempo para verlo, y le dirigió una mirada algo contrariada. Por su parte, Temar sonrió de nuevo, o más bien mantuvo la sonrisa:

Cuando llegan arriba, los agitadores están demasiado cansados...y los guardias también. El turno empieza temprano, y a esas horas andie tiene energías para subir la pasarela - Cuando terminó de hablar, Gunter carraspeó- Excepto él...Cuando yo me levanto, esta montaña ya está entrenando. La verdad es que no comprendo de donde saca esa energía... -La "montaña" sacó pecho, orgulloso.

Mientras recorrían los últimos metros, Gunter escuchó la pregunta de Siete. Pensó unos momentos sin contestar o no. No lo hacía por nada en especial, simplemente no le gustaba alardear de su puesto.

Lo cierto es que para mí ya es suficiente honor servir en la defensa de la ciudad -Paró un instante- Sin embargo, sí. Ostento el mismo rango en la escala que él. Sin embargo, esto solo es en Leira. Si me llamaran al ejército, mi rango se vería reducido en favor de los miembros permanentes. -Esta vez, Gunter demostró tener una idea bastante clara en lo referente a la organización militar. Aunque no lo pareciera, en su cabezahabía algunasideas bien amuebladas. Temar, notando lo que posiblemente pasara por la cabeza del extranjero, le habló en voz baja, sinque su hermano le escuchara:

Lo cierto es que siempre soy vencido en los juegos de estrategia. -Dijo, arrojando nueva luz sobre el guardián.

Finalmente, atravesaron la puerta principal. Se encontraron con una estancia bastante iluminada, de decoración elegante. Una alfombra atravesaba el pasillo principal, hasta una habitación al fondo. Era azulada y de textura aterciopelada. Un pasillo cruzaba el principal en la entrada, dando a una hilera de habitaciones con las puertas cerradas, y al fondo del de la derecha, unas escaleras que llevaban a otra planta. Los guardias y Siete continuaron recto, siguiendo la alfombra, hasta llegar a la puerta, custodiada por dos guardias, que de nuevo les dedicaron una inclinación de cabeza al pasar.

Atravesaron la puerta y dieron a una sala algo pequeña, con aspecto de sale de reuniones. En el centro, había una mesa y varias sillas, todas de madera de gran calidad y cuidado labrado. A la derecha, en la pared, había varios cuadros y un par de estoques decorativos cruzados sobre un escudo. En la pared opuesta, varias estanterías con papeles y libros. Justo frente a la puerta, había una gran ventana.

Alrededor de la mesa, de pie, pudo ver a dos hombres debatiendo sobre algo alrededor de un plano colocado en esta. Uno de ellos vestía con ropajes verdes y marrones, aparentemente de calidad. Tenía orejas puntiagudas y varios pendientes adornaban una de estas. Su pelo era largo y fino, de un tono muy rubio. Era algo alto, aunque no tanto como el guardia o el propio Siete, y también delgado. El otro tenía el pelo blanco y la piel, a pesar de ser también pálida, tenía un ligero tono verdoso. De gesto serio, aparentaba algo más de edad que el anterior, quizás pasados los treinta. Sus ropas eran similares a las del elfo. Ambos tenían expresión concentrada, e incluso algo preocupada.

Como puedes ver, Solös, nuestra situación no es del todo favorable si se produce -Dijo, señalando una zona del plano marcada como agua, y que apuntaba directamente hacía una zona boscosa con un flecha. El tal Solös, el hombre de pelo blanco, miraba interesado. Ambos se giraron al escuchar la puerta.

Mi señor, Consejero Solös Mi señor, Consejero Solös -Dijeron al unísono con una leve reverencia. El rubio les indicó que no era necesario con un gesto de mano.

Gunter, Temar. Como siempre, es un placer recibiros -Dijo sonriente, con una nota de calidez en la voz. A continuación, miró a Siete- ¿Y a quién tengo el placer de conocer?

Cuando llegan arriba, los agitadores están demasiado cansados...y los guardias también. El turno empieza temprano, y a esas horas andie tiene energías para subir la pasarela - una vez acabó de hablar, su hermano carraspeó, parecía que no estaba de acuerdo con Temar - Excepto él...Cuando yo me levanto, esta montaña ya está entrenando. La verdad es que no comprendo de donde saca esa energía...

"Marcus" miró a Gunter, quien volvía ha estar henchido de orgullo, esa faceta suya le resultaba arduamente familiar, aunque no sabría decir de que. Tras haber escuchado la pregunta que le efectuó Siete le contestó, extendiéndose un poco en sus frases, pero, le contestó.

Lo cierto es que para mí ya es suficiente honor servir en la defensa de la ciudad - Una frase digna de Gunter, parecía querer restarle importancia a lo que representara su cargo. - Sin embargo, sí. Ostento el mismo rango en la escala que él. Sin embargo, esto solo es en Leira. Si me llamaran al ejército, mi rango se vería reducido en favor de los miembros permanentes. - Algo extraño pasaba en la mente de "Marcus" tras escuchar aquellas palabras de Gunter, por alguna razon, estaba indagando mentalmente sobre el ejercito de Leira, o para lo que el seria ese ejercito. - La jerarquía militar da a entender de que se encuentra repartida entre distintos organismos, la guardia y el ejercito, deben pertenecer a dos fuerzas diferentes... una encargada de la defensa de la ciudad y otra encargada del extenso reino, y como la del reino debe ser la mas poderosa, seguramente en periodos de guerra se encargará de tomar control sobre la guardia - Por alguna razón, las pocas palabras de Gunter, habían provocado una extraña reacción en Siete, quien sin darse cuenta, acababa de desglosar las distintas ramas de la facción militar de Leira, o por lo menos, lo que para el seria su cuerpo militar, no supo el porque, solo que lo hizo. Por suerte, todo ocurrió en su mente, pero si llegaba ha tener razón en ello, tendría que pensar seriamente en como lo había hecho.

Lo cierto es que siempre soy vencido en los juegos de estrategia. - este dató pilló por sorpresa a Siete, quien todavía dudaba de lo ocurrido, ¿Como puede ser? La verdad es que Temar le parecía el tipo de persona que mejor podría moverse en el ámbito de la astucia, o por lo menos eso mostraban sus ojos, los ojos de un astuto guerrero.

Tras atravesar la puerta principal llegaron a una habitación bastante iluminada y con decorados muy aristocráticos, la cual debía ser la sala de recepción, o eso pensó Siete. Siguieron una alfombra de terciopelo azul, la cual conducía hasta una puerta al fondo, la cual se encontraba custodiada por otros dos guardias, quienes les dejaron atravesar la dedicándoles una inclinación.

Acabaron en una especie de sala de reuniones. Una mesa y sillas en el centro, las paredes decoradas con laboriosos cuadros y brillantes estoques, ademas, de barias estanterías con diversos documentos y papeles, y frente a la puerta, un enorme ventanal.

Alrededor de aquella mesa, en pié, pudo ver a dos hombres debatiendo sobre un plano, el cual, se encontraba sobre la mesa. Ambos vestían con ropajes bastante llamativos, de exquisito cuidado. Uno tenia las orejas puntiagudas, de pelo largo y rubio, y el otro, tenia una piel de un ligero verdoso a la par que tenia los pelos blanquecinos. Parecía ser bastante serio, ademas de que aparentaba ser bastante mayor que el hombre rubio. Lo único en lo que tenían algo de similitud, era en que ambos mantenían una expresión bastante preocupada, a la par que concentrada.

Como puedes ver, Solös, nuestra situación no es del todo favorable si se produce - Dijo mientras señalaba unas marcas en el mapa, aunque no permanecieron mucho observando este, puesto que se voltearon al oír la puerta.

Mi señor, Consejero Solös - Mi señor, Consejero Solös - Dijeron ambos guardianes al unisono mientras lo acompañaban de una reverencia, ¿Era el señor de piel verdosa el jefe de la aldea? Por lo menos eso fue lo que intuyó al ver a sus compañeros. mientras, el hombre rubio les hacia señas para que dejasen la reverencia, parecía que no era algo tan necesario.

Gunter, Temar. Como siempre, es un placer recibiros -dijo con un tono cálido en sus palabras, parecía que les quería bastante - ¿Y a quién tengo el placer de conocer?

La pregunta le pilló de improviso, pero supo mantenerse sereno mientras que con una ligera reverencia "tosca, pero era una reverencia al fin y al cabo" se presentó de la forma mas formal que pudo -Mi nombre es Siete... no tengo recuerdos de mi pasado... y por ello he decidido empezar una nueva vida, al servicio de vuestra ciudad. - Mientras decía estas palabras, no pudo evitar mirar a los ojos del hombre rubio, su mirada denotaba una profunda sinceridad, ademas, y una leve sombra de sumisión. Sus ojos no engañaban... no era la primera vez que se había puesto al servicio de alguien, aunque ya no lo recordase... -Solo pido un alojamiento... y un objetivo ha seguir... esta ciudad me ha fascinado al igual que sus habitantes... deseo formar parte de quienes protegen tal maravilla con tanto orgullo y fervor - Mientras decía estas palabras, no pudo evitar desviar su mirada hacia Gunter - Os ofrezco mi vida, mi fuerza y mi determinación... a cambio... de una meta... y una nueva vida... -Las ultimas palabras las dijo en un tono casi susurrante, se sentía un poco extraño, todo aquello le resultaba familiar, aunque en sus memorias, no llegase a ver el por que.

El hombre de orejas puntiagudas y ojos almendrados se acercó a Siete mientras este hablaba. Escuchó interesado lo que decía, pero no respondió directamente a lo dicho:

Estaré encantado de hablar de tu decisión, pero será mejor que primero me presente -Dijo, mientras tendía la mano- Soy Fiedriech Zeck, lider de Leira -Calló un momento, ligeramente pensativo, pero luego contestó en tono de broma- Lo sé, no es un buen nombre para un elfo, pero a mi padre le encantaba que sonara a alguien poderoso, aunque no lo aparente mi aspecto

Durante la presentación, el hombre de pelo blanco se mantuvo algo silencioso, pero mirando atentamente al humano. El elfo le presentó- Él es Solös, mi consejero y mano derecha -El hombre respondió con una leve reverencia de respeto.

Ahora, si no te importa, tomemos asiento ¿Podeis esperar fuera los demás un momento? -Dijo, tras haberse acercado a una de las sillas de la mesa. Los guardias y el consejero se despidieron con una reverencia y salieron fuera. Sentado, Siete podría ver más de cerca el plano. Había varios nombre escritos sobre el plano: Lastong, nalvam, Deferentong, Bercanum, Celestes y Arcadia eran los más destacables. En lo que antes parecía una masa de agua, pudo ver que había señalada una gran esfera con el nombre de "Ondina"

Una vez estuvo listo, el elfo comenzó a hablar.

Realmente, he de decir que estoy algo sorprendido -Comenzó- Eres el primer caso que sufre accidente similar... -Se detuvo un pequeño momento, antes de continuar- Sin embargo, también eres el primero que muestra la determinación de unirse a la guardia incluso antes de la entrevista. Estaré encantado de aceptarte, si esa es tu determinación. Tendrás tu alojamiento, es algo que damos a todos, y también comida, al menos mientras te acostumbras a esto. Nuestra ciudad no suele tener problemas, y al principio te encargarías de patrullarla, sin embargo... -Paró un instante, tratando de buscar la forma de contarlo- Dejame hablarte un poco de la situación actual, por si quieres pensarlo mejor -El elfo se reacomodó un poco en la silla y juntó las manos, apoyando los codos sobre la mesa- No se si Gunter y Temar te han contado algo de nuestra situación, pero deberías saber que una guerra parece cercana. Hemos perdido a nuestra figura dirigente, y en una de nuestras regiones se está estableciendo un sistema dictatorial -Hizo una pequeña pausa- Debes estar seguro de que quieres hacerlo, pues debes saber que el peligro es totalmente real...

El elfo paró un instante, para dejar pensar al humano. Una vez este contestó, él continuó, con otro tema.

Por otro lado, está el tema de vuestra llegada. Está generando algunos problemas. Los sabios están saturados investigando la causa y solución, y tenemos grupos de todo tipo, desde anti-humanos, hasta humanos que se han vuelto hostiles... -Se detuvo un instante de nuevo, tomando aire- Como puedes ver, la situación no es perfecta

Pasó un momento, y de nuevo recuperó la sonrisa, haciendo una pregunta inesperada al hombre que llevaba el número de la suerte en su nombre- Dime, Siete...¿Conoces algo del lugar del que vienes?

Estaré encantado de hablar de tu decisión, pero será mejor que primero me presente -Dijo, mientras le tendía la mano, a lo cual, "Marcus" respondió estrechamente con firmeza - Soy Fiedriech Zeck, lider de Leira - Durante unos momentos, había pensado que el autentico líder era el hombre de verde, puesto que ambos guardianes habían mostrado sus respetos hacia este, y no hacia el elfo. Su nombre le pareció un poco complicado, por lo que frunció un poco el ceño en un intento por memorizarlo - "Fiedriech Zeck" - Se decía a si mismo - Lo sé, no es un buen nombre para un elfo, pero a mi padre le encantaba que sonara a alguien poderoso, aunque no lo aparente mi aspecto.

"Marcus" sonrió un poco, empezaba a caerle bien el jefe, y eso que solo habían compartido unas simples frases. Entonces, se fijó de nuevo en el hombre verdoso, - Él es Solös, mi consejero y mano derecha -El hombre respondió con una leve reverencia de respeto a la cual, Siete respondió de la misma forma.

Ahora, si no te importa, tomemos asiento ¿Podeis esperar fuera los demás un momento? -Ambos guardias con el consejero se marcharon de la sala, quedando solo Marcus y Zeck, sentados en las sillas, y con una vista perfecta del plano, donde se podía ver el nombre de distintas ciudades, algunas con nombres bastante destacables, como Lastong o Bercanum, ademas de una gran esfera en el interior de un cumulo de agua con el nombre de Ondina.

Una vez sentado, el elfo habló.

Realmente, he de decir que estoy algo sorprendido. Eres el primer caso que sufre accidente similar... -Se detuvo un pequeño momento, Siete no sabia como era posible, que le hubiese tocado justo a el olvidarlo todo- Sin embargo, también eres el primero que muestra la determinación de unirse a la guardia incluso antes de la entrevista. - No le hacia falta una entrevista para llegar a tal decisión, los guardias ye le habían dado una idea la cual aferrarse, incluso tenia el presentimiento de que era la mejor elección para el - Estaré encantado de aceptarte, si esa es tu determinación. Tendrás tu alojamiento, es algo que damos a todos, y también comida, al menos mientras te acostumbras a esto. - Eran las mejores noticias que podía tener, una nueva vida, hasta que pudiera recordar la antigua, aunque si aquella no le gustaba, seguro se quedaría con esta - . Nuestra ciudad no suele tener problemas, y al principio te encargarías de patrullarla, sin embargo... - Parecia querer añadir algo importante al asunto, seguramente se referiría a los rumores de guerra de los que había oído por boca de los guardias, aun que no le hacia gracia que la ciudad pudiese ser atacada, esto solo hacia que su objetivo por defenderla se viese incrementado.

- Déjame hablarte un poco de la situación actual, por si quieres pensarlo mejor - no había duda, sus palabras solo podían significar aquello - No se si Gunter y Temar te han contado algo de nuestra situación, pero deberías saber que una guerra parece cercana. Hemos perdido a nuestra figura dirigente, y en una de nuestras regiones se está estableciendo un sistema dictatorial -Siete frunció el ceño al oír sobre el régimen dictatorial, por alguna razón, aquella palabra no le era desconocida- Debes estar seguro de que quieres hacerlo, pues debes saber que el peligro es totalmente real...

-No tengo dudas sobre mi anterior elección...- Estaba muy serio, incluso aparentaba estar bastante enfadado - Solo he de mirar a mi alrededor... para saber que esto es lo que debo hacer... es mi primer objetivo y mi futura meta... -En su mirada se notaba una ardiente flama - Si esto llega a ocurrir... no vacilaré en proteger lo que con tanto orgullo guardan vuestros hombres... no habrá descanso para mi... - Sentía la adrenalina correr su sangre, por alguna razón, estaba deseando que el enemigo fuese tan estúpido de provocar aquella batalla, por alguna razón, necesitaba hacerles entender que no invadirían la ciudad hasta que el ultimo hálito de su vida abandonase su ser.

Por otro lado, está el tema de vuestra llegada. Está generando algunos problemas. Los sabios están saturados investigando la causa y solución, y tenemos grupos de todo tipo, desde anti-humanos, hasta humanos que se han vuelto hostiles... -Aquellos datos eran nuevos para "Marcus", no conocía la existencia de esos grupos- Como puedes ver, la situación no es perfecta

Aquello lo mantuvo unos segundos pensando, aunque la pregunta que le formuló el jefe tras esto, lo despertó de sus pensamientos. - Dime, Siete...¿Conoces algo del lugar del que vienes?

Se mantuvo un momento en silencio, dudaba de si decirle lo de aquel extraño recuerdo que tuvo, o si callárselo, pero prefirió ser honesto con su nuevo líder -Recuerdo algo... pero no estoy seguro de que sea un recuerdo autentico... -Respiró profundamente mientras cerraba los ojos, en un intento de recordar los detalles- Era un hombre... estaba sentado en una silla metálica... y hablaba con unas extrañas sombras... las cuales le contestaban... - abrió de nuevo los ojos, aquello era lo ultimo del recuerdo. - Solo eso... nada mas... es lo único que me queda de un pasado que desconozco... bueno, eso y dos cosas mas... -Apartó un poco los jirones de ropa que tenia sobre el hombro derecho, mostrando el tatuaje de la calavera con el 7 gravado en su frente. - También tengo mi nombre... o eso creo... y... -Señaló el mango del cuchillo que tenia en su chaleco - esto, un cuchillo... -quedó en silencio a la espera de las respuestas del jefe.

[Antes de pasar a hablar sobre sus recuerdos]

El Jefe no pudo negar que estaba sorprendido por la reacción del humano. Pudp sentir una fuerte decisión proveniente del hombre, casi como si estuviera imprimiendola en el ambiente, aunque en realidad simplemente era el efecto causado por esa mirada. Aunque hubiera querido replicar o contra-argumentarle, no pudo. La decisión de Siete era claramente total. Quedaba claro hasta donde llegaba su mentalización incluso.

En tal caso, no puedo decir nada -El elfo se levantó y se acercó a la estantería, para luego volver con una hoja de papel, diferenciada de los del mundo humano por ser claramente más áspera, como hecha pasando por muchos menos procesos- Con mi sello estampado aquí, será oficial. En cuanto hallamos resuelto todo, me encargaré de ello. Encantado de tener a alguien como tú con nosotros -Dijo, tendiendo de nuevo la mano. Estaba claro que esa decisión solo podía venir de alguien conocedor del combate, y el aspecto del hombre ya decía bastante. Posiblemente había sido un soldado en aquel mundo en el que luchaban con grandes arcabuces veloces y con máquinas de guerra movidas por el fuego.

[Tras preguntar sobre sus recuerdos]

El elfo escuchó interesado lo que el soldado tenía que pronunciar sobre su pasado. Aunque no fuera mucho, resultaba bastante curioso, sin duda ¿Sería de momentos antes de caer allí o un recuerdo pasado? Era imposible de averiguar de cuando procedía, o incluso si tenía una gran relevancia. La calavera con aquel número humano le resultó particularmente llamativa...Siete, sabía que ese término le sonaba...Entonces siquiera estaba seguro de que ese fuera su nombre. Debía estar siendo bastante duro de atravesar para él. Lo último que vió fue el arma. Era un cuchillo, sí, pero de creación humana. El mango estaba recubierto de aquel material elástico a la par que resistente que traían a veces los humanos. Con su tecnología era dificil, si no imposible, de reproducir. Desgraciadamente, no pudo sacar nada en claro con la información disponible, y continuó hablando un poco:

Lo siento, pero no se parece demasiado a lo que suelen contarnos-El jefe calló por unos momentos- Realmente, he de admitir que tu condición puede resultarte ligeramente ventajosa, al menos a la hora de adaptarte a este lugar -No lo dijo de forma que pareciera que su amnesia era bueno, simplemente tratando de buscarle un pro a aquella contra para aliviar ligeramente los problemas que el hombre debía estar pasando, aunque no lo pareciera. Seguro que las facilidades para adaptarse a aquella vida servían para aliviarlo, aunque fuera muy poco- He de admitir que muchos de los que llegaron han terminado desesperados al ver que les faltaban muchas cosas...¿Como los llamaban? Ordenadores, coches y más nombres extraños...Siento decirte que no los oí en mi vida, aunque hablaban de carros de metal que se movían solos y cosas así...¿Te viene algo a la mente? -El jefe esperó a que el hombre contestara, afirmativa o negativamente.

[Tras la respuesta de Marcus]

Bien...Supongo que es hora de que te comente lo que vas a hacer -Empezó el jefe- Hemos construido casas para recibir a los humanos. Siento decirte que no es demasiado lujosa, más allá de un dormitorio, cocina y letrina, pero es lo máximo que nos pudimos permitir para recibiros a todos. Gunter y Temar te llevarán a una de ellas cuando acabemos. También tienes algo de ropa, y nosotros nos encargaremos de provisionarte de comida por un tiempo. -El elfo paró un instante, para cambiar un poco la explicación hacía otro ámbito- Como miembro de la guardia, tu misión será patrullar la ciudad y evitar conflictos entre los ciudadanos. Acostumbra a ser un lugar pacífico, así que no te preocupes demasiado. Te encargarás del turno de media mañana, cuando el sol comienza a elevarse, y empezarás en unos días, cuando consideres que estás listo. Mandaremos a alguien a avisarte. -Paró de nuevo un instante, hasta que volvió a reanudar, con una ligera sonrisa de cdisculpa- Tu salario será suficiente para que comas y puedas permitirte algún lujo cuando lo recibas, en cuanto a no depender de la ropa que te demos y ese tipo de cosa. En cuanto al equipamiento básico, necesitamos algo de tiempo para prepararlo, pero no te preocupes, lo normal es que solo se use totalmente en tiempos de guerra.-El elfo pareció terminar, añadiendo una última frase- Eso es todo. Si necesitas saber algo más de cualquier, o no estás conforme con lo dicho, no muestres problema en preguntar. Más tarde te pondremos al corriente de la moneda y ese tipo de cosas

Una vez terminó de hablar, cogió una pluma cercana y mojó la punta en tinta, escribiendo "Siete" sobre el papel que había traido. Bajo un texto escrito con letras cursivas:

A partir de este momento, pasa a formar parte de la guardia de la ciudad de Leira el abajo citado. Así, se compromete a defender la ciudad de peligros, y luchar bajo su gloria sin nunca caer en el mal del crimen ni del deshonor

Gunter tiene el logro de mantener esa última palabra sin margen de error -Comentó el elfo con una sonrisa familiar, mientras cogía un pequeño anillo de oro con una "L" grabada y un poco de cera sólida. Acercó una vela, la prendió con una pequeña cerilla y derritió la cera, dejándola caer sobre el pergamino y acercando el anillo, sin llegar a colocarlo sobre ella:

Una vez lo selle, todo estará listo ¿Totalmente decidido? -El elfo ya sabía que sí, pero prefirió asegurarse primero.

[Tras la pregunta del jefe]

"Marcus" miró dubitativo al jefe, las cosas de las que hablaban eran términos recientes para el, o tal vez no, quizás hubiese conocido aquellos vehículos autopropulsados, quizás alguna vez hubiera tenido un ordenador, pero esos detalles los tendría que ir recordando con el tiempo. - No... no puedo decir que sean palabras nuevas para mi... tal vez los haya visto alguna vez... pero en estos momentos no soy capaz de recordarlos... - Su tono era serio, no aparentaba estar muy afectado por la falta de aquellos recuerdos, "Mejor" se dijo a si mismo, pues con ello no sentiría agobio por recuperarlos.

[Tras la información sobre las acciones a realizar]

Con que tenga un techo y unas paredes... las cuales me resguarden del frió y la lluvia es suficiente... no me sentiré mal por vivir en una casa como esa... es mas, le agradezco que me pueda otorgar un hogar - No tenia necesidad de pedir mas que eso, el tener mas de una habitación lo hubiese considerado un despilfarro de espacio, puesto que solo la usaría para comer y dormir, ademas de sus necesidades. - En cuanto a la ropa... . Dijo mientras se observaba el destrozado y harapiento traje que llevaba puesto. - será muy bien recibida... - Dijo mientras inclinaba un poco la cabeza en señal de gratitud - En cuanto me haya adaptado un poco al lugar y conozca mejor sus calles y alrededores, estaré preparado - Sonó un poco como si quisiera ganar tiempo antes de empezar su guardia, pero para que no se llegase a pensar eso de el dijo - Solo necesitaré cuatro días como mucho, dos para conocer la ciudad y dos para conocer los alrededores. - Su determinación empezaba a dar una extraña sensación, como si "Marcus" estuviese cambiando los papeles por otra conciencia de su interior, la cual empezaba a hablar de forma, que aprecia estar organizando una agenda sobre acciones ha tomar, pero lo curiosos es que no se había percatado de ello - En cuanto me toque mi primera guarda, estaré tan puntual como el propio sol - Algo ocurría, pero ni el mismo sabia el que - En cuanto el equipamiento... no hay prisa, si llegado el momento debo hacer la ronda sin armadura, no tendré problemas en hacerlo. - ¿Que había ocurrido? Siete acababa de percatarse de ello, acababa de hablar de aquellos asuntos con una facilidad y ligereza, que le daba hasta miedo, algo que no pudo ocultar su cara de asombro tras las ultimas palabras. no era muy pronunciada, pero se notaba que se había asombrado por las cosas que había dicho el mismo.

Miró entonces, como el Fiedriech escribía su nombre en un papel, para luego, acompañarlo con diversas palabras y frases que hablaban sobre sus deberes y su lealtad, ademas del honor de sus acciones. Estaba claro, aquel papel era el que le daría el cargo de guardia de la ciudad,

Gunter tiene el logro de mantener esa última palabra sin margen de error - Estas palabras no extrañaron para nada a Siete, quien por el poco tiempo en que conocía al grandullón, las cuestiones de honor las tenia muy arraigadas a su esencia.

Una vez lo selle, todo estará listo ¿Totalmente decidido?

Tras haberse recuperado de su ligero trastorno, Siete miró al jefe, quien se encontraba a punto de poner su sello. No hubo vacilación en sus palabras - Estoy seguro. -Fueron pocos, pero firmes, lo que denotaba que no era fácil conseguir que cambiase de opinión. Para el, desde ese entonces, solo habría algo de un valor superior a su vida, y era la vida de todos aquellos que vivían en aquellas pasarelas.

[Tras la respuesta de Siete al segundo apartado]

El elfo no pudo menos que sorprenderse por el súbito cambio que el hombre sufrió, como si otra persona hablara por un instante, o al menso una faceta diferente ¿Memorias residuales, tal vez? Podían ser el origen de la increible determinación que el hombre mostraba, o al menos una parte.

El elfo prefirió no comentar demasiado, dado el ligero shock que pareció sufrir por un instante, dando lugar a una ligera mueca de sorpresa. Efectivamente, siquiera él parecía haber esperado tal comportamiento. Mejor no decir nada hasta que su mente se estabilizara un poco, o quizás podría dar lugar a una reacción negativa. Así pues, el elfo continuó como si no hubiera visto demasiado en el cambio.

Bien, entremos en el último paso...

[Tras la última pregunta]

El hombre no dudó. De nuevo con aquel fuego en la mirada, confirmó su decisión. El elfo asientió y colocó el anillo de oro sobre la cera derretida de color rojo. Esperó un momento y lo quitó de su lugar. Con la cera seca, la marca de una L quedó marcada en el papel. Era oficial la entrada de Siete en la guardia.

Ya eres uno de los nuestros -Dijo el elfo, de nuevo sonriendo- Y bueno...Supongo que hemos llevado a cabo todas las explicaciones posibles por el momento. Como has podido ver al entrar, estabamos algo ocupados -Hizo un gesto hacía el plano con la mano derecha- y temo que tendremos que dejarlo aquí por el momento

El elfo se puso en pie y caminó hacía la puerta, hablando con el hombre. Si has resuelto todas tus dudas, Gunter y Temar te pueden acompañar hasta la residencia temporal que preparamos. Por el camino, pueden hablarte un poco de la moneda y esas cosas -Antes de abrir la puerta, le tendió la mano al hombre. En comparación con la de Siete, la del elfo parecía algo pequeña y casi delicada, aunque mostraba algunos callos que lo evidenciaban como un esgrimista- Es un placer

La puerta se abrió y los que estaban fuera levantaron la vista hacía ellos. Solös entró en la habitación, y los guardianes del portal esperaron a que el hombrese dirigiera hacía ellos para encaminarse hacía su hogar. Por el camino, hablaron efectivamente de la unidad monetaria, su uso y temas similares, así como de la estructura de la ciudad. Temar bromeó en varias ocasiones dándole órdenes inverosímiles como saltar desde la barandilla o escalar hasta el árbol más alto de la ciudad.

Finalmente, llegaron a la casa que le habían asignado. Estaba por el centro de la ciudad, y sin duda era bastante pequeña. Frente a ella, la barandilla permitía ver, a lo lejos, un mar de árboles, hasta el horizonte.

Supongo que, por el momento, debemos despedirnos. -Dijo el guardia pequeño, tendiendole la mano- Tranquilo, tendrás noticias pronto, acostumbramos a venir por aquí bastante, y de todas formas debemos presentarnos en el cuartel para dar informes. -Dijo sonriendo, mientras también el hombre alto se acercaba y le tendía la mano, mientras su voz resonaba como el trueno- Buena suerte en tu nuevo puesto

Terminadas las despedidas, los guardias comenzaron a marchar, aunque por un momento, el más pequeño le dijo algo-
¡Oh, y me aseguraré de que te regalen algo bonito con la armadura!

Los primeros pasos de Marcus en aquel nuevo mundo, fueron dados.

Off: Bueno, a no ser que Marcus tenga alguna duda para el jefe o para los guardianes, eso es todo con tu llegada. Por cierto, tu rango se ha visto actualizado a Subordinado ^.^

P.D: Te has ganado una recompensilla por alistarte y por el buen roleo, pero eso tendrá que esperar a la armadura ^.^

El sello ya estaba puesto, y no había vuelta atrás, ahora formaba parte de la guardia, y los hombres que en ese momento le esperaban tras esa puerta, eran ya sus superiores. "Marcus" no pudo evitar esbozar una sonrisa tras aquel pensamiento.

Ya eres uno de los nuestros -Dijo su nuevo jefe con una sonrisa - Y bueno...Supongo que hemos llevado a cabo todas las explicaciones posibles por el momento. Como has podido ver al entrar, estabamos algo ocupados - Hizo un gesto hacia el mapa de la mesa, en el cual debían estar planeando las defensas frente a la posible guerra. Debía ser un trabajo muy¡y estresante, pues de ello dependía el futuro de la ciudad.- y temo que tendremos que dejarlo aquí por el momento.

- Si señor... -Dijo con un toque sereno, pero que casi podría llegar al afecto. Ya lo había aceptado como su señor, y no dudaría en defenderlo. -Me agrada ser de los vuestros.

Se pusieron en pie. Iban a la puerta mientras charlaban sobre las posibles dudas que tuviese.- Si has resuelto todas tus dudas, Gunter y Temar te pueden acompañar hasta la residencia temporal que preparamos. Por el camino, pueden hablarte un poco de la moneda y esas cosas -Antes de llegar a abrir la puerta, el elfo le tendió su mano, a la espera de que se la estrechase, a simple vista parecía no tener nada en especial, pero cuando ambas palmas se pusieron en contacto, Siete, pudo apreciar la aspereza de algunos callos, a los cuales solo podía darles un significado. Su señor sabia manejarse con una espada. - Es un placer

Cuando abrieron la puerta, se encontraron con los dos guardianes y al consejero, quien entró a la habitación de la cual Siete salia, seguramente, para seguir con su trabajo. Mientras, Temar y Gunter, lo acompañaron a su nuevo hogar, mientras que por el camino, le enseñaron cual era la moneda de la ciudad y sus usos, ademas de temas similares. En varias ocasiones, Temar le dio varias ordenes un tanto extrañas, en un principio sentía la necesidad de cumplirlas, pero al captar el tono humorístico de estas, se percató de la trampa, de la cual no podía sino reírse. Aunque por poco estuvo de empezar a escalar el árbol mas cercano que tenia.

Finalmente, llegaron a la casa que le habían asignado. Estaba por el centro de la ciudad, y sin duda era bastante pequeña. Frente a ella, la barandilla permitía ver, a lo lejos, un mar de árboles, hasta el horizonte.

Al llegar a la casa, "Marcus" se percató de que esta se encontraba en el centro mismo de la ciudad, ademas de su reducido tamaño "Justo como la quería" pensó.

Supongo que, por el momento, debemos despedirnos. -Dijo su nuevo superior, mientras le tendía la mano - Tranquilo, tendrás noticias pronto, acostumbramos a venir por aquí bastante, y de todas formas debemos presentarnos en el cuartel para dar informes. - Dijo mientras mantenía su característica sonrisa, mientras que su hermano, se acercaba tendiéndole la mano a la vez que pronunciaba con su atronadora voz las siguientes palabras.- Buena suerte en tu nuevo puesto

Gracias a los dos... si no es por vosotros no se que hubiera sido de mi... gracias de verdad... -Dijo en un tono serio, el cual se podía apreciar que pretendía ser cariñoso, era como si le costase expresar sus sentimientos por medio de los gestos y las palabras, era como si su cuerpo no estuviese acostumbrado a ello. - Cada vez que paséis cerca, saldré a saludaros.

Una vez hechas las despedidas, su nuevo sub-capitán Temar, se le acercó con intención de decirle algo. - ¡Oh, y me aseguraré de que te regalen algo bonito con la armadura!


¿Un regalo? ¿De que se trataría? La curiosidad se hizo evidente en su mirada ¿Que seria ese algo bonito? Aunque podía llegar a pasarse las horas preguntándoselo, prefirió apartar los pensamientos del tema y agradecérselo - Gracias de nuevo... sois muy amables... no sabeis cuanto os lo agradezco... mi sub-capitan... - Esta vez, se pudo notar un leve atisbo de humor en sus palabras, lo había dicho de la mejor forma que pudo, para aparentar que lo decía con un significado mas amistoso que lo que sonaba. Tras la marcha de sus superiores, Siete se adentró en su nuevo hogar, para encargarse de arreglarlo un poco si en cualquier caso se encontrase desorganizado.

[Off: Mensaje de cierre...

PD: Me muero de ganas por ver mi sorpresa xDDDD]